EL NEGOCIO IBA BIEN
Raúl Cremoux
Vivillos y bien informados, los disciplinados y amorosos hermanos Bribiesca se dedicaron a comprar en paquete las viejas y mohosas propiedades.
Ahora resulta que entre los legisladores que no legislan, le han vuelto abrir el expediente a dos muchachotes así de honrados y de trabajadores. No los dejan en paz y si cuando su mamá era entre las damas la primera, ahora que tienen una condición como de orfandad, quién sabe cómo les vaya.
Veamos en qué consistía lo fundamental de su negocito. El IPAB, hijo legítimo del Fobaproa, tenía en su vientre cientos, miles de propiedades producto del error de diciembre de 1994. Estos bienes habían sido embargados debido a que sus dueños no habían tenido la capacidad de pagar las sumas que súbitamente les aumentaron los bancos, que todavía eran mexicanos.
Desdibujados y maltratados por los años, las propiedades eran tantas que los bancos no encontraban la manera de deshacerse de ellas, especialmente las más modestas. De las otras, de las mejores, sus acerados dientes ya habían dado cuenta. Vivillos y bien informados, los disciplinados y amorosos hermanos Bribiesca se dedicaron a comprar en paquete las viejas y mohosas propiedades para darles una manita de gato y venderlas a los mejores y más inocentes postores.
El negocio iba bien, de hecho fue un exitazo; tanto que en un lapso breve se convirtieron en acaudalados con todo y avión particular. Jóvenes al fin, querían mostrar que no sólo eran los hijos de mamá, sino que también brillaban por su talento financiero. En eso estaban cuando alguien deseoso de molestarlos, les inventó que hacían tracala con las casitas, con los constructores y de paso con los nuevos propietarios.
Desde Los Pinos, mamá trató de acallar los lobos hambrientos de escándalo, pero sólo lo logró a medias. Era parte del pago por tratar de cambiar a México. Ya no eran los tiempos del rey todopoderoso, ahora ya hay otros poderes que a veces parecen incontrolables. Ahí tenemos a la Suprema Corte y mejor ejemplificado están los diputados. Lo mismo le sueltan a la camorra entre ellos que se van a comer muy juntitos.
Bueno, pues ellos, son los que afilan lanzas y espadas en contra de esos muchachos. ¿Qué se puede esperar como resultado de esa investigación? Pues que les encuentren algún errorcito y de ahí les finquen responsabilidades y otras cosas para mortificarlos.