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jueves, 1 de febrero de 2007

PLAZA PUBLICA

Miguel Ángel Granados Chapa


¿Cristiano o democristiano?

Hubo muchos presidentes en la inauguración de la casa mexicana de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), ocurrida el viernes pasado. Encabezan, con ese título o uno semejante a los partidos de esa filiación que ahora, si se exceptúa el caso de México, apenas cogobiernan en algunos países de la región, cuando bien les va. Pero la de uno de esos presidentes era una presencia singularísima, excéntrica dado el ambiente en que se hallaba. Se trata del presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el obispo de Texcoco Carlos Aguiar Retes.

No se ha explicado por qué estuvo el líder de los obispos católicos en un acto partidario. El PAN es, ciertamente, el partido tradicionalmente más cercano al clero, sobre todo si hablamos de una cercanía abierta y explícita, pues de lo contrario el PRI no le ha ido a la zaga, sólo que durante décadas su proximidad era subrepticia, clandestina casi. Pero, dada la índole de la reunión, de intensas expresiones militantes, no se creería que el obispo Aguiar Retes acudió a un acto social, quizá hasta para encargarse de la bendición del inmueble, acto religioso que suele efectuarse acompasado con la inauguración.

El PAN rehuyó ser considerado como un partido demócrata cristiano, y en los años sesenta un conflicto entre quienes proponían esa definición y quienes la impidieron concluyó en la expulsión y salida de aquellos. Más por influencia de una internacionalización que imponía criterios pragmáticos de relación con el exterior, que por una reflexión ideológica, ese partido terminó acercándose a los partidos democristianos europeos y sudamericanos, hasta que finalmente se afilió a las organizaciones que los agrupan, la ODCA y la Internacional Demócrata del Centro, como se la llama ahora tras largo tiempo de ser la Internacional Demócrata Cristiana. El año pasado esa inserción panista en esa corriente culminó con la elección del líder del PAN Manuel Espino a la cabeza de la ODCA. Y ahora Espino ha anunciado su intención de impulsar a la Presidencia de la IDC al ex presidente Vicente Fox. En cualquier caso se trata de un propósito de difícil realización. Lo será en mayor medida si -imaginemos que está en campaña a ese efecto- Fox confunde a don Luigi Sturzo, el sacerdote que sembró la semilla del partido democristiano en Italia, con don Camilo, el padrecito de la ficción de Giovanni Guareschi, siempre en disputa con Pepone, el alcalde comunista.

Siendo el acto del viernes una reunión política de signo democristiano, de sello panista, hemos de saber si la presencia allí del obispo de Texcoco obedeció a un propósito de definición política, y ocurrió en acuerdo con la dirección de la CEM. Si fue así, si la jerarquía eclesiástica pasa de ser cristiana a democristiana, habría dado un paso delicado, potencialmente generador de problemas. Después de vivir enfrentado al gobierno, a partir de la Constitución de 1917 y hasta mediados de los treinta, el alto clero consiguió una relación basada en reglas no escritas y aun contrarias a las escritas, que hizo del Episcopado parte del sistema autoritario encabezado por el PRI. En declive ese partido, y en ascenso el PAN, la presencia de Aguiar Retes en una fiesta panista mostraría abiertamente la nueva opción política de los obispos.

Cabe, sin embargo, la posibilidad de que el prelado que encabeza a la Iglesia mexicana esté simplemente contagiándose de la mundanidad que aqueja a algunos de sus hermanos en el episcopado, que dedican más tiempo a las relaciones públicas que a su actividad pastoral. El seis de enero, las fuerzas vivas de su estado natal le ofrecieron un homenaje en la Casa Nayarit, residencia del gobernador de esa entidad. Encabezó el acto -junto con el obispo de Tepic, Alfonso Humberto Robles Cota- el Ejecutivo local, Ney González Sánchez quien, alejado del talante paterno (Emilio M. González prefirió bautizarlo con el nombre de un general bonapartista que con el de un integrante del santoral católico) manifestó el orgullo de los nayaritas porque un coterráneo suyo esté a la cabeza de la conferencia episcopal, y a quien de paso festejaron su cumpleaños, que ocurriría tres días más tarde. Aguiar Retes fue elegido para ese cargo apenas el 15 de noviembre pasado, justo al día siguiente de que el presidente Vicente Fox acudió a la 82ª. Asamblea anual del Episcopado en la primera visita que un gobernante de ese rango ha hecho a los obispos reunidos.

Como quiera que sea, quizá estamos en presencia de la conversión de un profesor y pastor en un político, mutación que muchos considerarán perjudicial para la Iglesia. El ahora obispo de Texcoco nació en Tepic el 9 de enero de 1950 y a los once años ingresó al seminario de la propia capital nayarita, donde realizó sus estudios de humanidades y filosofía. Comenzó los de teología en el seminario de Montezuma, Nuevo México, y los concluyó en Tula. Volvió a casa a ser ordenado el 22 de abril de 1973 y al año siguiente partió a Roma, donde vivió en dos etapas, como alumno primero del Pontificio colegio pio latinoamericano, y del Pontificio Instituto Bíblico donde se graduó en Sagradas Escrituras, y luego en la Pontificia Universidad Gregoriana donde se doctoró en Teología Bíblica. Sus saberes lo llevaron ser rector del seminario de Tepic y a participar en la elaboración de la Biblia de América. Tercer obispo de Texcoco desde 1997, a partir de 2000 fue secretario general de la conferencia que ahora preside.