Diario Libertad: Ricardo AlemánLevantar el tiradero
Lo cierto es que las acciones emprendidas por Calderón en los primeros 100 días están muy por debajo de lo esperado
Ante la proximidad de los primeros 100 días del gobierno de Felipe Calderón -tiempo cabalístico que permite ver talento y talante de todo gobierno-, abundan las opiniones de que poco se ha visto en la nueva administración federal. No faltan, incluso, las voces de quienes creen que se trató de tiempo perdido, sobre todo entre los malquerientes del nuevo presidente.
Y en efecto, es probable que en los primeros 100 días de la gestión de Calderón se haya hecho poco, muy poco incluso, y que en ese periodo las acciones emprendidas -porque sería difícil hablar de resultados- estén muy por debajo de lo que muchos esperaban. Es probable que la de Calderón sea, a 100 días, una administración paralizada, incapaz aún de tomar las riendas del sexenio.
Pero también pueden tener razón los estrategas del naciente gobierno, los que a manera de explicación señalan que los primeros 100 días debieron ser destinados a la reconstrucción, a "recoger el tiradero" que dejó la gestión de Vicente Fox, que no termina por irse, en tanto que la administración de Calderón no termina de llegar. Como sea, lo cierto es que las acciones emprendidas por Calderón en los primeros 100 días están muy por debajo de lo esperado por muchos, lo que plantea una nueva interrogante: ¿podrá Calderón con el paquete?
Está claro que el gobierno de Calderón arrancó sin el bono democrático de por lo menos dos tercios del electorado. Más aún, no contaba siquiera con el respaldo de la dirigencia de su partido y menos con el apoyo de los grupos a que pertenecen "los hombres de Fox". Por eso la primera tarea fue evitar un rompimiento intramuros, para lo que debió concesionar a sus adversarios caseros no sólo las jefaturas parlamentarias en el Congreso, sino espacios estratégicos como la Secretaría de Salud, entre otros. Aún así, los señores Fox y Espino siguen jugando el papel de opositores y adversarios.
Otro flanco urgente en donde debió hacer remiendos mayores fue la relación entre el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas, en donde su antecesor dejó sembrada una crisis de dimensiones colosales. Era urgente detener la incontenible violencia en todo el país y el desbordamiento de las bandas del crimen organizado y el narcotráfico. Para ello era no menos prioritario reconstruir puentes con las instituciones castrenses -lastimadas por Fox-, en las que se apoyaría la primera etapa de la lucha contra el crimen organizado.
Pero al zarpar el nuevo gobierno aparecieron otros boquetes que también requerían de cirugía mayor. Todos saben que una de las resultantes de la feroz pelea entre Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo fue la alianza del poderoso sindicato magisterial con la candidatura de Felipe Calderón, y que a la postre el voto del magisterio fue decisivo para el triunfo del panista. Esa alianza coyuntural fracturó la relación de Calderón con el PRI, en donde inicialmente se negaron a colaborar con un gobierno que tenía, en la profesora Gordillo, a uno de sus principales aliados.
¿Cómo mantener la alianza con el PRI, al que llegó como nueva presidenta la señora Beatriz Paredes, enemiga declarada de Elba Esther Gordillo, a su vez aliada y beneficiada del gobierno de Calderón? El galimatías pretende ser resuelto con una fórmula salida del propio PRI. Es decir, que será el PRI el impulsor de la "reforma del Estado" que todos dicen querer, aunque algunos la usarán como pasarela política. De esa manera quedó "taponado" ese flanco, aunque de manera momentánea, porque nadie descarta que desde las propias bandadas del PAN, alineadas al señor Manuel Espino, se pretenda reventar el parche.
Pero había más. También todos saben que el gobierno de Fox dejó abierto otro boquete que empezó a hacer agua en la línea de flotación del nuevo gobierno: la persecución del líder minero, Napoleón Gómez Urrutia. Resulta que esa nueva avería enfrentó al gobierno de Calderón con las decadentes, pero aún poderosos centrales obreras. En ese caso la avería fue atendida por otros operadores de Calderón. Contra lo que muchos suponen, la "revelación" del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira -de que Fox le propuso encarcelar al líder minero- no fue un golpe contra el gobierno de Calderón, sino contra Vicente Fox.
El gobernador Moreira tiene su origen político en el magisterio. Por eso, luego de sus "revelaciones", la profesora Gordillo se apresuró a respaldarlo, en tanto que apenas el pasado sábado, el presidente Calderón apareció en el viejo edificio de la CTM, para inaugurar la 129 Asamblea Nacional de esa central obrera -debió tragar sapos y serpientes ante lo más rancio y corrupto del sindicalismo-, y se dijo comprometido a respetar la autonomía sindical. El hoyo fue tapado, a costo monumental.
Es probable, como dicen operadores calderonistas, que los primeros 100 días del nuevo gobierno hayan servido para "recoger el tiradero" que dejó Fox -entre lo que también se cuenta la reconstrucción de la diplomacia-, porque de lo contrario podríamos estar ante otro gobierno fracasado. Al tiempo.