PUES SI LLORAN SERA DE ALEGRIA, TAMAÑO AUMENTO QUE LES DIO EL ESPURIO


El asunto de los militares contagiados con vih que fueron cesados de las filas del ejército por inutilidad, demuestra la nula sensibilidad e inteligencia que dirige nuestras fuerzas armadas al no encontrar otro camino ante la situación que la exclusión, aunque tal vez debamos agradecerles a los mandos militares que no hayan fusilado a los portadores.
Catalogar a los soldados infectados como “inútiles” es un mensaje muy poco edificante del ejército a la sociedad porque, además, el ejército es el menos indicado para decir esto. Digo, sí participa de un modo preciso y puntual cuando pega un huracán o cuando hay operativos contra el narco, pero fuera de eso no hace nada, nomás hacen sus prácticas y se piratean armas alemanas y compran armamento carísimo que sólo se usa en los desfiles. Hay países que se han dado cuenta de esto y simplemente no tienen ejército, y es que, imagínense que todo ese dinero del erario que se destina a mantener a nuestras fuerzas armadas se invirtiera en educación. Si así fuera, en este país jamás volvería a suceder un acto de discriminación.
Es cierto que el combate o las tareas de rescate o apoyo en catástrofes pueden ser un escenario de riesgo para el soldado seropositivo, pero en el ejército existen mucha labores ajenas a este campo, donde podrían seguir prestando su servicio, como sucede en los ejércitos de Bélgica y de Canadá con los militares en esta situación.
¿Cómo es posible que en esta época tengamos un ejército así? Bueno, durante mucho tiempo el ejército ha sido el gran intocable; ya saben, por el simple hecho de que estos tipos están armados nadie puede decir nada de ellos y tampoco sienten que tengan que informar a la sociedad sobre lo que hacen, así que se han mantenido ajenos a la crítica y, por supuesto, a la autocrítica.
El asunto de los militares cesados por inutilidad ha llegado a la Suprema Corte de Justicia y ha provocado un debate intenso y de vital importancia en el que se han vertido los argumentos contra la discriminación, así como alegatos basados en la ignorancia y en los prejuicios que han acompañado a esta pandemia desde sus orígenes.
El fallo final definirá hasta qué punto el ejército mexicano está dispuesto a ser un poco flexible o hasta qué punto se validará su intolerancia. Que San Freddy Mercury los ilumine.