TODO UN BODRIO LA PRIMER CONFERENCIA DEL ESPURIO ENANO

Por Ana Vásquez Colmenares*

El pasado 14 de enero el presidente Felipe Calderón ofreció su primera conferencia de prensa “oficial” ante los reporteros que cubren las actividades de Los Pinos. Fue poco afortunada, no sólo por carecer de grandes anuncios, sino porque ni siquiera hubo una frase de alto impacto o sound bite que permitiera a los medios de comunicación cabecear con facilidad su nota.

Desde el punto de vista de la comunicación política, lo que debería haber sido un momento simbólico resultó un hecho poco “noticioso” o “jugoso” para los medios.

Analicemos con más detalle.

Un formato desfavorable para la imagen presidencial:

? En lugar de usar un espacio con iluminación y temperatura controladas, se realizó bajo un sol resplandeciente que abrillantaba su amplia frente (charolazo en la jerga de los medios) y lo hacía lucir menos “pulido” y formal. El formato al aire libre se justifica en situaciones donde un paisaje natural o humano da mayor relevancia al mensaje, o bien cuando se quieren crear photo ops, u oportunidades de que una foto sea el mensaje que se quiere comunicar de fondo.

? El podium no estaba proporcionado a su estatura. Al llegarle a la altura del corazón, le restaba proyección de autoridad.

? La escenografía tampoco lo ayudaba. Por alguna razón decidieron no aforar su figura, mediante un cancel o mampara, por lo que hubo al menos una persona que caminó detrás una vez que ya había comenzado la conferencia, provocando la distracción del espectador, restándole prestancia al presidente.

? Sin embargo, era evidente que el presidente quería darle formalidad a este acto simbólico, pues vestía de traje oscuro y corbata roja, a pesar de ser domingo, a plena luz del día.

Palabras mal escritas y dichas sin pasión:

? El mensaje escrito parecía redactado con descuido, pues había cacofonías, errores de redacción, lugares comunes, repetición de verbos en un mismo párrafo y, sobre todo, falta de cadencia e ímpetu.

? Calderón no tiene un estilo discursivo distintivo. Por ejemplo, la siguiente frase pudo haber sido dicha por cualquiera de los últimos presidentes priistas o por el mismo Vicente Fox:

“Estamos librando una batalla frontal contra la delincuencia organizada. El reclamo por garantizar la seguridad de nuestras calles y plazas, en nuestras colonias y en nuestras escuelas, reclama acciones urgentes”

? El tono del mensaje pretendía ser optimista, como se lee en las siguientes frases:

“Hemos iniciado con decisión y energía en respuesta a las demandas más urgentes de la población: seguridad pública, combate a la pobreza y generación de empleos”.
“Hoy en México tenemos más tranquilidad y certidumbre que al inicio de mi mandato”.

? No obstante, su manera de atacar el discurso y su lenguaje no verbal delataban todo lo contrario: un aire de preocupación o una cierta incomodidad al expresar lo que no parecía provenir de su íntima convicción.

? No sé si era por no haber leído con suficiente anticipación el texto, o porque la mala redacción contribuía a dificultar su lectura, pero el presidente apenas apartaba la vista del papel, como un estudiante nervioso que tiene que leer por primera vez en público un discurso.

Escuchamos al presidente referirse a una gran preocupación de los mexicanos: la inseguridad. Pero no nos convenció de que estemos en el camino correcto para resolverla. No se mostró como el líder fuerte que necesitamos que sea, más allá de la chaqueta y la gorra verde olivo con la que pretendió mostrar su poder hace unos días. Resulta triste y dramático que un presidente tenga que decir que “como se puede constatar en cualquier estudio de opinión pública”, los operativos han sido recibidos por los mexicanos “con satisfacción”. Creo que falta mucho aún para que nos sintamos satisfechos y seguros.

*Especialista en comunicación política y profesora del ITAM.