LA SED DE PODER: FACTOR IMPORTANTE EN LA DEBACLE DEL PAN
Por Fátima Monterrosa
fatima@eme-equis.com.mx
En público afirman: “En el PAN no hay crisis…”
Pero en privado, las palabras y las instrucciones de los dirigentes son otras: “Hay que evitar nuevos conflictos internos que dañen la imagen del partido”.
Son las dos caras que muestra la dirigencia del Partido Acción Nacional en los días que corren. Días y semanas en que el PAN y sus conflictos internos han estado en las primeras planas de la discusión pública:
Aguascalientes y el enfrentamiento entre el gobernador Reynoso Femat y los dirigentes estatales.
Yucatán y la confrontación de Ana Rosa Payán con el mandatario Patricio Patrón Laviada.
Guerrero y el asesinato del diputado Bajos Valverde a manos, presuntamente, de otros militantes panistas.
Y en la cúspide, las cada vez más notorias y crecientes diferencias entre el presidente de la República, Felipe Calderón, y el dirigente nacional, Manuel Espino.
Problemas que se minimizan en público.
“No hay fractura ni crisis en el PAN. Los casos son totalmente distintos, sólo tienen en común que se suscitaron en fechas cercanas. Se ha querido desplegar la imagen de que los conflictos han sido provocados por la lucha por el poder y hasta ahorita eso no ha quedado demostrado”, justifica en cada una de sus declaraciones el secretario general del PAN, José Espina.
Pero en el búnker del partido en el poder la situación es otra.
De manera urgente, el presidente nacional del PAN, Manuel Espino, convocó y sostuvo un encuentro con todos los líderes estatales para pedirles que cuiden a su partido.
En la reunión, que se llevó a puerta cerrada el 17 de enero en el tercer piso del edificio de la sede nacional, Manuel Espino pidió a los 32 dirigentes estatales que “eviten nuevos conflictos internos que dañen la imagen del partido y del gobierno”.
Tras un regaño a los dirigentes por no solucionar los conflictos locales, los conminó a usar su liderazgo para conciliar las diferencias internas antes de que trasciendan públicamente. Les delegó la responsabilidad de enfrentar sus propias crisis.
Los dirigentes aprovecharon el encuentro para cuestionar la actuación de la dirigencia nacional y reprocharon a Espino la falta de estrategia para enfrentar los escándalos y las disputas internas.
José Espina ha sido el único funcionario del PAN que ha salido a dar la cara desde que estallaron las crisis internas en ese instituto político.
Manuel Espino decidió no aparecer en público para hablar de los escándalos que envuelven al partido en el poder.
“Sinceramente creo que tienen sólo impacto regional, local. Son asuntos muy distintos que no tienen ningún tipo de conexión ni de relación alguna y que son producto de las dinámicas propias que el partido tiene en cada una de esas entidades”, continua declarando José Espina en las ruedas de prensa.
Al solicitar una entrevista a los líderes nacionales para que analicen la situación que enfrenta su partido en esas tres entidades, argumentaron tener llena la agenda con reuniones importantes.
El primer foco rojo le brincó al PAN el pasado 28 de diciembre en Aguascalientes.
El Comité Directivo Estatal tomó la determinación de expulsar de sus filas al gobernador Luis Armando Reynoso, por supuestamente haber comprado votos de los diputados locales a cambio de que avalaran un endeudamiento de dos mil millones de pesos para el estado.
Los panistas también acusaron al mandatario de haber provocado la ruptura del partido en el Congreso local.
“El Comité Estatal aprobó iniciar un trámite para excluir a Luis Armando Reynoso como miembro del PAN, sustentado en que su conducta como gobernador no responde a los principios y doctrinas del PAN”, anunció el representante regional del Comité
Nacional panista, Rubén Jaramillo, el 28 de diciembre pasado.
Sin presentar pruebas de las acusaciones contra el mandatario panista, el CDE notificó al dirigente nacional, Manuel Espino, la determinación de proceder contra Luis Armando Reynoso.
A 25 días de que se anunció la expulsión del gobernador, la dirigencia estatal todavía no ha resuelto la situación del mandatario.
El segundo foco rojo se vio en Guerrero con el asesinato del diputado Jorge Bajos Valverde, homicidio en el que presuntamente está implicado el secretario general del PAN local, Ramiro Arteaga Sarabia. Fue un escándalo nacional, pero a la cúpula panista parecía no importarle.
Después de permanecer prófugo, el secretario general del PAN se presentó a declarar voluntariamente ante el agente del Ministerio Público, pero con un amparo bajo el brazo.
En su declaración ministerial rechazó las acusaciones de ser el coautor intelectual del crimen: “Soy inocente, no tengo nada que ver y soy el principal interesado en que esta situación se aclare”.
A casi 20 días del asesinato del diputado, la cúpula del PAN hizo un pronunciamiento y pidió a las autoridades de Guerrero “realizar una investigación seria, con profesionalismo y objetividad, apegada a derecho, sin ningún tipo de manipulación o contradicciones en el caso”.
Además, solicitaron a la Procuraduría de Justicia del Estado la creación de una fiscalía especial pero no para aclarar el crimen sino para “que permita limpiar el buen nombre de quienes hayan sido implicados indebidamente, a través de una investigación que garantice imparcialidad respecto a la ley, respecto a los derechos humanos y total claridad en el resultado”.
El tercer foco le estalló al PAN en la península de Yucatán.
Pero los panistas también tratan de minimizar la renuncia de Ana Rosa Payán a las filas panistas para buscar la candidatura al gobierno del estado por otro partido político.
José Espina lamentó la salida de la yucateca, pero aclaró que el PAN “nunca ha tenido que depender de una persona”.
“La elección interna fue revisada de manera minuciosa y cuidadosa por tres instancias del partido, sin encontrar elementos suficientes para declarar la anulación; Acción Nacional está listo para iniciar campaña en Yucatán y para continuar en el gobierno del estado y de Mérida, así como obtener otras posiciones”.