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lunes, 22 de enero de 2007

RAUL SALINAS VUELVE A ESCENA

Raúl Salinas, tras el alza a la tortilla


Por: Irma Ortiz

Jiutepec, Morelos.- Para Juan Carlos Bernal Pérez Tejada, representante de la Industria de la Masa y la Tortilla en la zona sur de Morelos, lo que sucede hoy con el encarecimiento de la tortilla es lo que pasó durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, cuando su hermano Raúl, entonces titular de Conasupo, fue experto en manipular, acaparar y esconder el maíz, con lo que obtuvo ganancias que lo hicieron millonario.

Hoy, apunta, el “hermano incómodo” vuelve a aparecer en escena con prácticas desleales en contra de industriales de la entidad a través de la Casa del Maíz, donde con el pretexto de ofrecer ayuda económica para apuntalar sus tortillerías, los hace quebrar y después se apodera de sus negocios.

Entrevistado en su local comercial en Jiutepec, Bernal Pérez también señala que luego de la desaparición de Conasupo, empresas estadounidenses como Cargill actualmente “hacen su agosto” con el precio del maíz, pues acaparan y comercializan el maíz como quieren.

—El primero de enero de 1999 —recuerda—, el presidente Ernesto Zedillo decreta la desaparición del subsidio a la tortilla, el FIDELIC. Zedillo ya sabía de las grandes tropelías, especialmente de Raúl Salinas de Gortari, pero también había industriales de la masa que realmente abusaron, se quedaban hasta con 50 tarjetas, argumentando que no las leía la máquina, pero lo que hacían era pasarla hasta dos veces al día, porque esa tortilla se subsidiaba al 50 por ciento. Mientras Raúl Salinas estuvo en Conasupo, fue experto en manipular, acaparar y esconder el grano.

Si uno era muy amigo de un gerente de almacenes de Conasupo, podía acceder a los privilegios del maíz blanco subsidiado, obviamente había que halagar o sobornar al gerente. Hay casos documentados, Fernando Serna en Acapulco, que era jefe de almacén, llegó a tener una fortuna de 10 millones de dólares y 40 tortillerías, que todavía tiene. En Morelos, mucha gente se hizo rica revendiendo maíz, pues si se compra maíz blanco subsidiado a 600 pesos y lo revende a mil 200 pesos, la ganancia es segura, hay industriales de la masa que se hicieron millonarios con esta práctica. Esta mafia se mantuvo durante el sexenio de Salinas.

Cuando se da cuenta de lo que sucedía, Zedillo decreta la desaparición de Conasupo y la tortilla queda al libre mercado, lo único que se le asigna a la Profeco es verificar que las básculas den el kilo correcto, pero en ningún sentido puede sancionar precios.

Es entonces cuando se apoya a empresas como la transnacional Cargill y a otras que pelean el contrato por la adjudicación de los 13 almacenes grandes de depósito que tenía Conasupo —con capacidad de almacenar medio millón de toneladas—; el más grande está ubicado en Lázaro Cárdenas, Michoacán, con instalaciones de gran tecnología, con graneoductos, para recibir el maíz a granel del barco, sin que la mano del hombre los toque. Se crea Finco, empresa de Mimsa para comercializar granos y se convierte en una competencia para Cargill; la transnacional, con todo su poder, sobresaturara con maíz importado al país, al grado que la truena. Fue fácil hacerlo si se compra maíz importado a Estados Unidos, donde todo es industrializado, es más barato conseguir la tonelada y así logra que se le vendan los almacenes a Cargill.

La instalación de Lázaro Cárdenas emplea sistemas inteligentes, con tecnología de punta. El maíz llega por el graneoducto y éste lo manda por tubos a los almacenes a granel. No hay manera de que haya contacto humano, sólo quienes están metidos en el negocio saben cómo se hace, y eso lo sabemos porque tenemos contactos.

A las instalaciones de Los Reyes La Paz, llegan los trenes y abren su tolva, el grano cae por efecto de gravedad a cisternas subterráneas. Cargill siempre va a decir que no tiene maíz, no son tontos para aceptar que tienen en existencia, si no sería evidente que están controlando el precio y la Comisión Nacional de Competencia tiene atribuciones de que si se detecta que una empresa monopoliza un sector o un producto, interviene y ordenar a la empresa a vender.

Lo que hace Cargill es jugar con el precio, dice que va a importar 640 mil toneladas de las que autorizó el gobierno, pero lo hace porque le da un subsidio de 360 pesos por tonelada y si la tonelada se vende en mil pesos, nada más paga 640 pesos, lo hace sólo para tapar “el ojo al macho”, porque 640 mil toneladas para un consumo nacional de 22 millones de toneladas no cura nada.

Acaparamiento del maíz

Desde el inicio de sus operaciones en México, la transnacional ya veía la manera de comprar las cosechas por hectáreas y periodos. La cosecha más fuerte es la de Sinaloa, con un promedio entre 3 y 4 millones y medio de toneladas anuales, que comienza en mayo y termina en noviembre. La cosecha local de Morelos es de noviembre y parte de diciembre, cosecha muy pobre, de autoconsumo. En enero entra la del bajío, que es Querétaro, la parte norte de Jalisco y Guanajuato, e incluso partes de la Huasteca, una cosecha muy limitada. En febrero entra la cosecha de Jalisco, de 4 meses, y se empata con la de Sinaloa.

Siempre que entraba la cosecha de Sinaloa, la tonelada subía 100 o 200 pesos, pero ahora que se destapó que el maíz amarillo se ocupa en la fabricación del etanol en Estados Unidos, coincide con que en este año se van a abrir 3 plantas de etanol en Sinaloa y en Morelos; en mayo lo hará la planta de Huacalco, planta cañera que producirá etanol.

Aquí empieza la cadena de sospechas, se da la noticia del etanol luego del cambio de gobierno y Cargill aprovecha la situación, sube el precio del maíz amarillo y blanco —que nada tiene que ver con el etanol— y aumenta la tonelada 500 pesos más. La tortilla en Morelos, en noviembre estaba en 8 pesos, pero en diciembre subió 4 pesos más. Es un golpe durísimo a la economía de la gente, pero para los industriales la tonelada sube al doble y cada mes hay incrementos de gas y luz, aparte del papel y otros aditivos.

Aparecen las Casas de Maíz en Morelos

—Cuando Raúl Salinas sale de la cárcel —dice Bernal Pérez— apenas hace año y medio, casualmente empieza en Morelos la propagación de las llamadas Casas del Maíz, que no son otra cosa que una cadena de tortillerías que pertenecen a Maseca. Las tortillerías se manejan comercialmente como la Casa del Maíz aunque fiscalmente es Productora de Tortillas de Morelos. Están empleando a Morelos como laboratorio, abren 70 casas del maíz y es muy difícil para los industriales competir con ellas, porque es la misma empresa que compra el maíz barato, que produce la harina y se puede dar el lujo de dar la tortilla muy barata, porque además en la compra de las tortillas, le dan una sopa instantánea, un refresco de lata o piezas de pollo.

Si un kilo vale 8 pesos, réstele el costo de un refresco de lata. Realmente no genera utilidades. ¿Cómo opera esa empresa? Hay miles de versiones: que si es lavado de dinero, que si es la caja chica de Raúl Salinas. Lo que es un hecho es que Salinas de Gortari está detrás de todo esto. El papá, Raúl Salinas Lozano, fue secretario de Industria y Comercio en la época de López Mateos. En esa época se otorgan las primeras licencias de Maseca para industrializar el maíz y como premio le dieron acciones vitalicias. Al inicio del sexenio de Salinas en 1988, Maseca contaba con 6 plantas en México, 6 años después tenía 22 plantas, un crecimiento del 300 por ciento. Lo lograron porque hubo especulación con el grano.

—¿Cómo saben que tiene maíz Cargill?

—Hay una persona que atiende esa área, Juan Andrés Osorio, quien se comunica todos los lunes con nosotros para decirnos el nuevo precio, ofrece maíz de primera, que es el que tienen en la planta de Atitalac, Hidalgo, donde se dan el lujo de procesarlo a harina. Si no tienen maíz, expliquen cómo todos los días salen camiones de harina.

Para que se dé una idea de como juegan con el precio, hoy el maíz de Atitalac está en 3 mil 800 pesos la tonelada, contra 3 mil 300, el maíz de segunda. Cuando uno no tiene grano se ofrece lo que tenga, no lo selecciona en primera o segunda. Hay un teléfono, el 0155-1105-4958, la grabadora dice que marquemos la selección 3, si queremos el maíz blanco, lo hace y le contestan los asesores. Si marca lunes con lunes, verá que le aumentan el precio y cuando pide una explicación le aseguran que es porque la bolsa de Chicago así amaneció.

Pensamos que es un juego más de Raúl Salinas porque él es socio en Maseca. Mientras Raúl estuvo en Conasupo, fue experto en manipular, acaparar y esconder el grano. Lo que hoy sucede es lo mismo que pasó hace 8 años. No sabemos hasta qué grado está metido, pero lo que sí sabemos es que es propietario de la Casa del Maíz, incluso ya venden la franquicia en medio millón de pesos a cualquier industrial que desee sacrificar la tradición de su negocio y su nombre.

En Jiutepec hay varios casos, la señora Juana Díaz que tiene 60 años en el negocio cedió todas sus tortillerías por adeudos con Maseca, Memo Pliego en Cuautla o el señor Vázquez en Cuernavaca, les pasa lo mismo. La estrategia es llegar con los industriales y le dicen te presto medio millón de pesos para que reinviertas en tu negocio, a cambio me compras 5 veces más harina y le aclaran que por cada tonelada que deje de consumir adicional, le cobrarán 3 mil 500 pesos de intereses. El industrial firma el contrato, confiado en que lo va lograr, firma y por arte de magia aparecen hieleras en todas las tiendas de su entorno y camionetas que reparten tortilla a domicilio. Es obvio el juego, al industrial le quitan el 50, 80 por ciento de su venta con reparto, con precios más baratos. Llega el momento en que es incapaz de cumplir con el compromiso de sacar el tonelaje y lo que hacen es recoger la tortillería que llevaba 40 años en la zona, que estaba acreditada y le ponen el nombre de la Casa del Maíz. Tenemos documentado que de las 70 tortillerías de la Casa del Maíz, 45 fueron de industriales de la masa que tienen más dos décadas, prácticamente nadie los detiene. La autoridad debe tomar cartas en el asunto.

Soluciones

A corto plazo, que el gobierno inunde de más con las otras comercializadoras que hay —que son muy pocas—, porque Cargill se quedó prácticamente con todo el mercado, porque cuando éstas llegaban a Sinaloa —antes que Cargill—, el campesino no les vendía porque ya sabía que la transnacional les pagaba más barato, pero tomaba más hectáreas.

Insisto, que inunden el mercado con maíz importado, pero a mediano plazo, urge que reactiven el campo pero con nuevas fórmulas. Pedimos, como industriales de la masa y tortilla que nos permitan comprar directamente al productor, sin intermediarios. Se habla mucho de que los tortilleros subieron escandalosamente la tortilla y el gobierno no se ha preocupado por aclarar que en el sexenio zedillista se retiraron subsidios al gas y a la electricidad. Actualmente, mucha gente cree que pedimos el regreso de la Conasupo o de los subsidios, no es así, porque cuando sucedió fuimos víctimas de muchos abusos y no queremos regresar a ese esquema. Las medidas adoptadas son buenas, pero a corto plazo y eso porque vieron que se estaba tomando otro carisma social. Por cierto, molesta mucho que gente como Andrés Manuel López Obrador se cuelgue de la situación para voltear a la gente en nuestra contra, cuando no somos los culpables y sólo aprovechan la situación para politizarla.