Los panistas no comprenden la realidad
Y la crisis sigue creciendo
Los políticos panistas han ido exhibiendo, a paso firme desde que asumieron el poder, una escandalosa incapacidad para comprender la realidad. No se puede gobernar un país desde sus posiciones, y el ejemplo más cercano y doloroso es México. Las barbaridades cometidas por Vicente Fox son proverbiales, y ante su incapacidad para comprender al país, cuyo gobierno le fue confiado, mejor inventó foxilandia, un lugar existente sólo en sus laberintos mentales.
El gobierno de Fox desapareció, pero no su forma de gobierno, panista al fin de cuentas. También foxilandia desapareció, o tal vez haya sido sustituida por otro mundo irreal cuyo nombre no nos queda claro. Sólo sabemos que en él no se aceptan las catástrofes, como la que está envolviendo a México y a todo el mundo.
Una forma de incomprensión absoluta de la realidad —o bien desprecio por ella— la están ofreciendo un conjunto de legisladores panistas encabezados por un secretario del gabinete. Pretenden lograr la aprobación de reformas a la Ley Federal del Trabajo con las que se abatirían más los ya muy deprimidos derechos de los trabajadores y sus sindicatos. Justifican su intención con el peregrino argumento de que servirán para proteger empleos y salarios, y se lo dicen además a quienes no se están chupando el dedo. Jamás el pago por horas y los contratos a prueba por 30 días, entre otras reformas, beneficiarán a los trabajadores o serán aceptadas por ellos.
Los panistas no entienden o tienen fuertes compromisos ajenos a los intereses nacionales: una de las causas fundamentales de la crisis que afecta al mundo y, sépanlo, a México, es el abuso que las políticas neoliberales han ejercido contra los trabajadores y sus salarios. La profundización de esos abusos, planteada en la iniciativa panista de reformas a la Ley Federal del Trabajo, puede originar escenarios inéditos e inconvenientes que podrían dar al traste con las visiones utopistas de la realidad.
Entiéndase, la crisis está creciendo mientras los gobernantes de casi todo el mundo empeñan sus mayores esfuerzos en la restauración de las políticas neoliberales. En lugar de corregir las causas están tratando de fortalecerlas. Nada está escrito aún, pero en muchos países los trabajadores, todavía en niveles inferiores de lucha aunque con ejemplar claridad, están exigiendo cambios en las políticas económicas.
Hundidos en la inconsciencia, los gobiernos están dejando en manos de la clase trabajadora la verdadera solución de la crisis.
Los políticos panistas han ido exhibiendo, a paso firme desde que asumieron el poder, una escandalosa incapacidad para comprender la realidad. No se puede gobernar un país desde sus posiciones, y el ejemplo más cercano y doloroso es México. Las barbaridades cometidas por Vicente Fox son proverbiales, y ante su incapacidad para comprender al país, cuyo gobierno le fue confiado, mejor inventó foxilandia, un lugar existente sólo en sus laberintos mentales.
El gobierno de Fox desapareció, pero no su forma de gobierno, panista al fin de cuentas. También foxilandia desapareció, o tal vez haya sido sustituida por otro mundo irreal cuyo nombre no nos queda claro. Sólo sabemos que en él no se aceptan las catástrofes, como la que está envolviendo a México y a todo el mundo.
Una forma de incomprensión absoluta de la realidad —o bien desprecio por ella— la están ofreciendo un conjunto de legisladores panistas encabezados por un secretario del gabinete. Pretenden lograr la aprobación de reformas a la Ley Federal del Trabajo con las que se abatirían más los ya muy deprimidos derechos de los trabajadores y sus sindicatos. Justifican su intención con el peregrino argumento de que servirán para proteger empleos y salarios, y se lo dicen además a quienes no se están chupando el dedo. Jamás el pago por horas y los contratos a prueba por 30 días, entre otras reformas, beneficiarán a los trabajadores o serán aceptadas por ellos.
Los panistas no entienden o tienen fuertes compromisos ajenos a los intereses nacionales: una de las causas fundamentales de la crisis que afecta al mundo y, sépanlo, a México, es el abuso que las políticas neoliberales han ejercido contra los trabajadores y sus salarios. La profundización de esos abusos, planteada en la iniciativa panista de reformas a la Ley Federal del Trabajo, puede originar escenarios inéditos e inconvenientes que podrían dar al traste con las visiones utopistas de la realidad.
Entiéndase, la crisis está creciendo mientras los gobernantes de casi todo el mundo empeñan sus mayores esfuerzos en la restauración de las políticas neoliberales. En lugar de corregir las causas están tratando de fortalecerlas. Nada está escrito aún, pero en muchos países los trabajadores, todavía en niveles inferiores de lucha aunque con ejemplar claridad, están exigiendo cambios en las políticas económicas.
Hundidos en la inconsciencia, los gobiernos están dejando en manos de la clase trabajadora la verdadera solución de la crisis.