Segunda centuria
Por Esto / Jorge Eugenio Ortiz Gallegos
Dieciocho artículos de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, y adicionalmente cinco artículos transitorios, son los que presentó ante la Cámara de Senadores, el Presidente de la República la semana pasada.
Entre tantos asuntos que testimonian la incapacidad de los gobiernos mexicanos para conducir el desarrollo del país, la reforma propuesta por el presidente Calderón repite el error de entregar el control a los líderes del sindicato petrolero. El Consejo de Administración de Pemex ha sido la estrategia clave, para que el petróleo sea de los mexicanos parcialmente y sea en mayor proporción de los políticos asociados con la dirección de los trabajadores, acompañados siempre de una corrupción incalculable.
El presidente Miguel de la Madrid por ejemplo, le dio al líder Joaquín Hernández Galicia, apodado “La Quina”, el poder inmenso de resolver personalmente todos los asuntos de la institución. Los cinco días de la semana “La Quina” salía de su casa en Cd. Madero, Tamaulipas, a bordo de un automóvil. En marcha lenta se detenía cada cuarenta metros, para dar lugar a que la cola de contratistas se fuera reduciendo, cuando los proveedores de Pemex subían al carro y negociaban con “La Quina” el monto de lo que pedía por los contratos. Además para “La Quina” y sus consejeros debía sumarse en efectivo el 6 por ciento.
El presidente Fox dispuso que el Consejo de Administración de Pemex estuviera compuesto por una mayoría de trabajadores y por razones de ley, por el Secretario de Energía y el Director General de Pemex y quiso agregar un nuevo grupo de miembros de la IP. Pero sólo se hizo una única junta con los señores Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Rogelio Rebolledo, Alfonso Romo (representado por Adrián Páez). Fue saludo y despedida, porque ni de palabra los consejeros de la IP, dijeron esta “boca es mía”.
La ley propuesta por el presidente Calderón pretende crear otro tipo de consejeros llamados “consejeros profesionales”. La exposición de motivos dice: “tendrán acceso a toda la información relevante en la paraestatal que requieran para el ejercicio de sus funciones y contarán con un equipo de colaboradores para apoyarlos en sus tareas. Su voto tendrá un mayor valor que el de sus colegas. Cualquier determinación que adopte el órgano colegiado requerirá el voto favorable de al menos dos consejeros profesionales”.
Los cambios de las centurias de 1810 y de 1910 fueron consecuencia de las protestas de la mayoría del pueblo ante el desprecio de los gobiernos de entonces. Hoy las supuestas mayorías han provocado la huelga de las dos Cámaras Legislativas.
Los tiempos necesarios para la discusión de la ley propuesta por Calderón, sólo reflejan la diferencia entre el partido oficial, el PAN y las fuerzas políticas que demandan un estudio de largos meses. No hay coincidencia entre el PRI, el PRD, el Partido Convergencia, el Partido del Trabajo y el Frente Amplio Progresista.
Entre tanto cada cabeza es un mundo, que se imagina cambios tremebundos.
Dieciocho artículos de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo, y adicionalmente cinco artículos transitorios, son los que presentó ante la Cámara de Senadores, el Presidente de la República la semana pasada.
Entre tantos asuntos que testimonian la incapacidad de los gobiernos mexicanos para conducir el desarrollo del país, la reforma propuesta por el presidente Calderón repite el error de entregar el control a los líderes del sindicato petrolero. El Consejo de Administración de Pemex ha sido la estrategia clave, para que el petróleo sea de los mexicanos parcialmente y sea en mayor proporción de los políticos asociados con la dirección de los trabajadores, acompañados siempre de una corrupción incalculable.
El presidente Miguel de la Madrid por ejemplo, le dio al líder Joaquín Hernández Galicia, apodado “La Quina”, el poder inmenso de resolver personalmente todos los asuntos de la institución. Los cinco días de la semana “La Quina” salía de su casa en Cd. Madero, Tamaulipas, a bordo de un automóvil. En marcha lenta se detenía cada cuarenta metros, para dar lugar a que la cola de contratistas se fuera reduciendo, cuando los proveedores de Pemex subían al carro y negociaban con “La Quina” el monto de lo que pedía por los contratos. Además para “La Quina” y sus consejeros debía sumarse en efectivo el 6 por ciento.
El presidente Fox dispuso que el Consejo de Administración de Pemex estuviera compuesto por una mayoría de trabajadores y por razones de ley, por el Secretario de Energía y el Director General de Pemex y quiso agregar un nuevo grupo de miembros de la IP. Pero sólo se hizo una única junta con los señores Carlos Slim, Lorenzo Zambrano, Rogelio Rebolledo, Alfonso Romo (representado por Adrián Páez). Fue saludo y despedida, porque ni de palabra los consejeros de la IP, dijeron esta “boca es mía”.
La ley propuesta por el presidente Calderón pretende crear otro tipo de consejeros llamados “consejeros profesionales”. La exposición de motivos dice: “tendrán acceso a toda la información relevante en la paraestatal que requieran para el ejercicio de sus funciones y contarán con un equipo de colaboradores para apoyarlos en sus tareas. Su voto tendrá un mayor valor que el de sus colegas. Cualquier determinación que adopte el órgano colegiado requerirá el voto favorable de al menos dos consejeros profesionales”.
Los cambios de las centurias de 1810 y de 1910 fueron consecuencia de las protestas de la mayoría del pueblo ante el desprecio de los gobiernos de entonces. Hoy las supuestas mayorías han provocado la huelga de las dos Cámaras Legislativas.
Los tiempos necesarios para la discusión de la ley propuesta por Calderón, sólo reflejan la diferencia entre el partido oficial, el PAN y las fuerzas políticas que demandan un estudio de largos meses. No hay coincidencia entre el PRI, el PRD, el Partido Convergencia, el Partido del Trabajo y el Frente Amplio Progresista.
Entre tanto cada cabeza es un mundo, que se imagina cambios tremebundos.