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lunes, 10 de marzo de 2008

México y su Tesoro

Rumbo de México

México tiene un tesoro… un tesoro escondido debajo del fondo del mar”, así inicia uno de los más recientes spots patrocinados por el gobierno federal, en el que nos muestra los beneficios que tendríamos los mexicanos en caso de lograr las “alianzas estratégicas” con empresas trasnacionales para explotar los yacimientos petroleros que se encuentran bajo grandes profundidades de agua en el Golfo de México.

Este spot completo dura aproximadamente siete minutos y nos muestra imágenes agradables, de verdadero compromiso con México, que nos hace recordar los anuncios publicitarios de las campañas electorales de 2006 del Partido Acción Nacional.

Desgraciadamente, hoy como entonces quieren vendernos una ilusión. Veamos por qué.

De acuerdo al gobierno federal, nuestro país debe seguir los pasos de Brasil, Cuba o Estados Unidos e ir por el petróleo, sin embargo, como no contamos con recursos para ello, la mejor solución es realizar “alianzas” con quienes tienen el capital y la experiencia en la extracción de petróleo en aguas profundas para contar con la tecnología de punta, los sistemas satelitales, plataformas sumergibles, submarinos y demás dispositivos para lograrlo.

En resumen, para que todos los mexicanos tengamos mejores condiciones de vida, para que “gocemos más empleos, más y mejores carreteras, hospitales y medicinas”, debemos “fortalecer Pemex”, y con ello, conseguir un futuro prospero para todos, a costa del petróleo.

Seguramente, en tan pocos minutos que dura el spot, es difícil dar una explicación amplia y detallada sobre las causas y orígenes del problema que enfrenta actualmente Pemex, pero aquí voy a intentar hacerlo.

Pemex representa para México su principal fuente de riqueza, entre otras cosas, por las ganancias que la paraestatal registra, por ejemplo, en 2007, la utilidad de la paraestatal, antes de impuestos y derechos, fue de 660 mil 152 millones de pesos (más de 60 mil millones de dólares), ganancias que nunca ha registrado alguna de las empresas petroleras trasnacionales, siendo Exxon Mobil, la que más se acercó el año pasado, al registrar ingresos cercanos a los 41 mil millones de dólares.

Durante el año pasado, Pemex demostró que es una de las empresas petroleras más rentables del mundo, aunque no necesariamente por las condiciones de la economía nacional o internacional, o por la pulcra administración con la que cuenta.

Pemex invierte aproximadamente cinco dólares por extraer cada barril de crudo y lo vende aproximadamente en 80 dólares el barril, dependiendo de los precios internacionales del petróleo. Sin embargo, es paradójico que una de las empresas más rentables del mundo tenga pérdidas; ello se debe a la brutal cantidad de recursos fiscales que debe aportar a la federación. En 2007, el pago por impuestos, derechos y aprovechamientos fue de 676 mil 278 millones de pesos; lo que evidentemente es mayor a las utilidades obtenidas.

El problema de fondo es que México ha hipotecado todo su futuro en el petróleo, y pese a los señalamientos de investigadores, académicos, científicos y de conocedores en la materia, se ha dejado de lado la necesidad de invertir en Pemex, o bien, de virar hacia nuevas alternativas de ingresos fiscales, mientras que se buscan otras fuentes de energía renovable.

A nivel mundial, el petróleo representa casi 40 por ciento de la energía que consumimos, imaginar un mundo sin petróleo, realmente resulta inconcebible, sin embargo, a pesar de que todavía queda un poco más de la mitad del petróleo convencional que la naturaleza creó en eras geológicas pasadas, éste va a ser cada vez más difícil y caro de extraer, porque el petróleo fácil y barato de producir, ya se consumió.

A pesar de invertir grandes cantidades de recursos en la exploración y explotación de aguas profundas, como lo señala el spot del gobierno federal, la realidad es que se van a descubrir yacimientos más pequeños porque todos los grandes fueron descubiertos hace medio siglo.

Sin embargo, para México la situación puede ser más complicada aun. Se estima que en nuestro territorio sólo quedan aproximadamente 15 mil millones de barriles. Al ritmo actual de producción, que asciende a casi mil 400 millones de barriles al año, el petróleo mexicano alcanzaría solamente para nueve años más y en el caso de llegar a los yacimientos del Golfo de México, la experiencia internacional sugiere que la producción en aguas profundas, rinde frutos hasta ocho o diez años después de que se identifica y confirma la existencia de hidrocarburos.

Lo alarmante es que las reservas de petróleo no van crecer lo suficiente para siquiera incrementarse en un 50 por ciento, y en una década tendríamos que importar petróleo a precios más elevados de los que actualmente lo vendemos.

Como vemos, las cifras de las reservas de petróleo mexicano son aterradoras.

Aproximadamente, 62% del petróleo que queda en el mundo se localiza en el Medio Oriente, siendo Arabia Saudita el país con las mayores reservas (262 mil millones de barriles), aunque para muchos especialistas Irak podría disputarse este título, principalmente porque las reservas Saudíes son en realidad mucho menores a las que reportan.

Quizás por esto, las multinacionales petroleras están observando el declive inevitable de las explotaciones en aguas profundas en Europa, Mar del Norte y otras zonas, y viraron para concentrarse decididamente en México, y así, continuar reproduciendo sus ganancias.

Mientras en el país inicia con el debate del futuro de Pemex, se está olvidando un problema mayor, relativo al futuro de México al terminarse un recurso no renovable como es el petróleo. No tener petróleo en México será un gran problema, que indudablemente afectará a las futuras generaciones.

Desgraciadamente hoy estamos viviendo las consecuencias de la falta de apoyo a la ciencia y a la tecnología, y quienes pueden ayudar a resolverlo se concentrar en convencernos que nuestro principal tesoro debe caer en manos privadas.