La cuesta de 2008
Sombrío panorama
El panorama económico del año que inicia es más bien sombrío. Una vez pasada la euforia de las fiestas de fin de año empezará a notarse la evidencia de lo que será un año difícil.
Con el 2008 que se inicia entrará en vigor el aumento a la gasolina. Forma parte de la pretensiosamente llamada reforma hacendaria. Su solo anuncio a mediados de 2007 provocó un alza de precios, lo que obligó al gobierno de Felipe Calderón a posponerla unos cuantos meses. Su entrada en vigor en estos días provocará otros incrementos, pues es inevitable no cargar a cualquier mercancía un costo extra por el alza de la energía.
Como parte de la reforma fiscal también entrará en vigor el nuevo impuesto empresarial a tasa única que aumentará cargas fiscales que, a no dudarlo, terminarán siendo transferidas al costo de productos y servicios. Este será otro factor que incida en la inflación general que, según el Banco de México, será de 3.9 por ciento en el primer año del gobierno de Calderón y de 3.8 por ciento en el año que se inicia.
Sin embargo, el aumento de precios en los productos de la llamada canasta básica —los que más impacto tienen en el ingreso de la mayoría— es estimado en 35 por ciento.
Frente a ese panorama se anunció un raquítico aumento al salario mínimo cercano a los dos pesos diarios, lo que apenas alcanzará para comprar un bolillo. Dice el sector empresarial que el salario mínimo no es más que un referente económico porque ya son muy pocos mexicanos los que lo ganan. Pero se equivoca, pues según cifras del INEGI son más de 5 millones, poco más del 10 por ciento de la población económicamente activa, los que sobreviven con ese ingreso.
A factores externos como los referidos hay que sumar otros que tienen que ver con la inserción de México en la globalización y los que son consecuencia de nuestra excesiva dependencia de la economía estadounidense por obra y gracia de nuestros gobiernos neoliberales.
Entre los primeros destaca el hecho de que a partir del primer día de 2008 nuestra frontera estará completamente abierta a productos como el maíz y el frijol procedentes de Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con lo pactado en el TLC.
Resulta muy poco probable que la mayoría de nuestros productores de básicos puedan competir contra granos altamente subsidiados del otro lado de la frontera lo que, es previsible, redundará en su depauperación.
Entre los segundos está la crisis económica que se registra en Estados Unidos y que algunos analistas no descartan que termine en recesión. Siendo el vecino del norte el principal destino de nuestras exportaciones, una caída en su crecimiento afectaría negativamente a nuestra economía, aunque Calderón insista en que no nos causará ningún problema.
Por eso le digo que el panorama económico para 2008 no sólo es difícil, es sombrío. Y la cuesta no será sólo en enero, será todo el año.
El panorama económico del año que inicia es más bien sombrío. Una vez pasada la euforia de las fiestas de fin de año empezará a notarse la evidencia de lo que será un año difícil.
Con el 2008 que se inicia entrará en vigor el aumento a la gasolina. Forma parte de la pretensiosamente llamada reforma hacendaria. Su solo anuncio a mediados de 2007 provocó un alza de precios, lo que obligó al gobierno de Felipe Calderón a posponerla unos cuantos meses. Su entrada en vigor en estos días provocará otros incrementos, pues es inevitable no cargar a cualquier mercancía un costo extra por el alza de la energía.
Como parte de la reforma fiscal también entrará en vigor el nuevo impuesto empresarial a tasa única que aumentará cargas fiscales que, a no dudarlo, terminarán siendo transferidas al costo de productos y servicios. Este será otro factor que incida en la inflación general que, según el Banco de México, será de 3.9 por ciento en el primer año del gobierno de Calderón y de 3.8 por ciento en el año que se inicia.
Sin embargo, el aumento de precios en los productos de la llamada canasta básica —los que más impacto tienen en el ingreso de la mayoría— es estimado en 35 por ciento.
Frente a ese panorama se anunció un raquítico aumento al salario mínimo cercano a los dos pesos diarios, lo que apenas alcanzará para comprar un bolillo. Dice el sector empresarial que el salario mínimo no es más que un referente económico porque ya son muy pocos mexicanos los que lo ganan. Pero se equivoca, pues según cifras del INEGI son más de 5 millones, poco más del 10 por ciento de la población económicamente activa, los que sobreviven con ese ingreso.
A factores externos como los referidos hay que sumar otros que tienen que ver con la inserción de México en la globalización y los que son consecuencia de nuestra excesiva dependencia de la economía estadounidense por obra y gracia de nuestros gobiernos neoliberales.
Entre los primeros destaca el hecho de que a partir del primer día de 2008 nuestra frontera estará completamente abierta a productos como el maíz y el frijol procedentes de Estados Unidos y Canadá, de acuerdo con lo pactado en el TLC.
Resulta muy poco probable que la mayoría de nuestros productores de básicos puedan competir contra granos altamente subsidiados del otro lado de la frontera lo que, es previsible, redundará en su depauperación.
Entre los segundos está la crisis económica que se registra en Estados Unidos y que algunos analistas no descartan que termine en recesión. Siendo el vecino del norte el principal destino de nuestras exportaciones, una caída en su crecimiento afectaría negativamente a nuestra economía, aunque Calderón insista en que no nos causará ningún problema.
Por eso le digo que el panorama económico para 2008 no sólo es difícil, es sombrío. Y la cuesta no será sólo en enero, será todo el año.