Con aval del panismo, los españoles nos reconquistan
Revista Proceso
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo en su visita a México, en julio pasado: “Es muy difícil, recorriendo el mundo, encontrar un país donde los españoles seamos mejor recibidos que en México; donde haya más amabilidad por parte de la ciudadanía, de la población, de las autoridades, que en México. Y eso nos produce un elemento de profunda satisfacción” , destaca el número 1628 de Proceso.
Y vaya que si son bien recibidos los españoles. Hace diez años el comercio entre México y España no pintaba gran cosa: apenas llegaba a los mil 500 millones de dólares –nada frente a los más de 100 mil millones de dólares del comercio bilateral con Estados Unidos–, y siempre con saldo positivo para México. Hoy España es la segunda fuente de Inversión Extranjera Directa para México, después de Estados Unidos. El comercio bilateral supera los 6 mil millones de dólares, aunque ahora con saldo deficitario para México.
Son muchas las razones de ello. Ha influido una abierta decisión del gobierno mexicano, desde el inicio de la administración de Vicente Fox, de abrirle las puertas a las compañías españolas. Bancos, libros, la telefónica, las empresas de energía, las hoteleras y las de servicios aeroportuarios –las inversiones más fuertes– han acudido al llamado y a las facilidades oficiales.
La invasión es avasallante: Centenares de empresas españolas ganan terreno en México debido a las enormes facilidades que los gobiernos panistas les han brindado en todos los sectores de la economía nacional.
Esta “reconquista española” o “nueva colonización”, como la califican ya sectores académicos y la prensa, muestra ya sus primeros signos: conculcación de derechos laborales de trabajadores mexicanos, destrucción de áreas naturales, ganancias de usura en servicios bancarios… Todo con el aval, hoy, del gobierno de Felipe Calderón, publica la edición 1628 de Proceso.
El presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo en su visita a México, en julio pasado: “Es muy difícil, recorriendo el mundo, encontrar un país donde los españoles seamos mejor recibidos que en México; donde haya más amabilidad por parte de la ciudadanía, de la población, de las autoridades, que en México. Y eso nos produce un elemento de profunda satisfacción” , destaca el número 1628 de Proceso.
Y vaya que si son bien recibidos los españoles. Hace diez años el comercio entre México y España no pintaba gran cosa: apenas llegaba a los mil 500 millones de dólares –nada frente a los más de 100 mil millones de dólares del comercio bilateral con Estados Unidos–, y siempre con saldo positivo para México. Hoy España es la segunda fuente de Inversión Extranjera Directa para México, después de Estados Unidos. El comercio bilateral supera los 6 mil millones de dólares, aunque ahora con saldo deficitario para México.
Son muchas las razones de ello. Ha influido una abierta decisión del gobierno mexicano, desde el inicio de la administración de Vicente Fox, de abrirle las puertas a las compañías españolas. Bancos, libros, la telefónica, las empresas de energía, las hoteleras y las de servicios aeroportuarios –las inversiones más fuertes– han acudido al llamado y a las facilidades oficiales.
La invasión es avasallante: Centenares de empresas españolas ganan terreno en México debido a las enormes facilidades que los gobiernos panistas les han brindado en todos los sectores de la economía nacional.
Esta “reconquista española” o “nueva colonización”, como la califican ya sectores académicos y la prensa, muestra ya sus primeros signos: conculcación de derechos laborales de trabajadores mexicanos, destrucción de áreas naturales, ganancias de usura en servicios bancarios… Todo con el aval, hoy, del gobierno de Felipe Calderón, publica la edición 1628 de Proceso.