Sucesión de Ugalde en el IFE
Hijos de Pelele, Pelelitos
Mientras que la masa amorfa de diputados perrepripanistas se disputaban en el congreso el derecho a imponer al nuevo presidente del IFE que mejor les acomodara a sus sucios intereses electoreros, el tiempo siguió corriendo y se terminó el plazo de 30 días para ponerse de acuerdo en quien seria el nuevo presi-precioso del instituto más desprestigiado del país, de entre casi quinientos candidatos no pudieron encontrar uno.
En tanto, el aparente ganador de la contienda, al menos por el momento (un momento ni tan pequeño de 60 días), es nada más, ni nada menos que ¡el mismo que ya estaba!, Luís Carlos Ulgalde, conclusión concebible solo en la “pesadilla kafkiana” de la política mexicana.
Este nuevo oxigeno gratuito que recibe el ya casi cadáver insepulto títere de Elba Esther Gordillo le brinda la oportunidad, por enésima ocasión como todavía consejero presidente, de retirarse con al menos un poquito de dignidad si aprovechara las circunstancias para tomar la dedición de no continuar en el cargo por más tiempo.
Sería la ocasión ideal que cualquier persona con un poco de juicio desearía después de ser humillantemente largado de su empleo para decir: “¿ah si?, pues ahora no”, pero eso sería claro está, si tuviera precisamente lo que no posee; juicio y dignidad.
Muy al contrario, el pupilo de acuerdo con su falta de principios éticos acepta quedarse para continuar arrastrándose y desde el piso seguir lamiéndole los pies a su otro patrón, el pelelespurio Calderón. Lo primero que hizo fue consultarlo para ver quien de los posibles sucesores le complacería mejor; Sánchez Gutiérrez de la comisión de Organización o Albo Márquez de la comisión de Fiscalización, ambos de marcada tendencia panista.
Como muestra basta un botón y en este caso son dos botones, dos los capullos o retoños de la misma flor (carnívora). Ambos consejeros defendieron a capa y espada los contenidos de los spots panistas que fueron parte de la campaña sucia en contra del super peje López Obrador durante la elección presidencial el año pasado, con el argumento espurio (¿y de que otra manera podría ser?, hijos de tigre pintitos) de que se estaba ejerciendo la libertad de expresión.
Ya instalado en el colmo del cinismo y habiendo expirado el plazo sin nombramiento de nuevos consejeros, Ugalde dijo al respecto "se ha generado una falta de certeza insostenible" (sic), en la institución, se ha violentado la vida institucional del IFE y se ha generado incertidumbre sobre las decisiones fundamentales; el burro hablando de orejas, aunque hay que concederle que el señor en lo que a generar incertidumbre se refiere es toda una autoridad.
La presente coyuntura le pone en bandeja de plata la oportunidad de revirar el golpe a sus verdugos cuando menos en el terreno de la verborrea diciendo "durante los últimos 17 meses, el IFE ha vivido amenazado. Las amenazas se materializaron cuando el Congreso aprobó una reforma constitucional que estableció la remoción anticipada de los consejeros electorales".
Y de pasada el cabezón mirada de estúpido pretende quedar como el salvador de la situación convocando al consejo general a una sesión extraordinaria con carácter de "extrema urgencia" para que esta máxima autoridad nombre a un consejero provisional hasta en tanto la Cámara de Diputados cumpla con la reforma constitucional y nombre al nuevo presidente.
Su renuncia será efectiva a partir del momento en que el consejo general nombre al consejero presidente provisional, tiempo en que gustoso volverá a ponerse en posición inclinada para recibir su correspondiente nueva patada en el trasero
Mientras que la masa amorfa de diputados perrepripanistas se disputaban en el congreso el derecho a imponer al nuevo presidente del IFE que mejor les acomodara a sus sucios intereses electoreros, el tiempo siguió corriendo y se terminó el plazo de 30 días para ponerse de acuerdo en quien seria el nuevo presi-precioso del instituto más desprestigiado del país, de entre casi quinientos candidatos no pudieron encontrar uno.
En tanto, el aparente ganador de la contienda, al menos por el momento (un momento ni tan pequeño de 60 días), es nada más, ni nada menos que ¡el mismo que ya estaba!, Luís Carlos Ulgalde, conclusión concebible solo en la “pesadilla kafkiana” de la política mexicana.
Este nuevo oxigeno gratuito que recibe el ya casi cadáver insepulto títere de Elba Esther Gordillo le brinda la oportunidad, por enésima ocasión como todavía consejero presidente, de retirarse con al menos un poquito de dignidad si aprovechara las circunstancias para tomar la dedición de no continuar en el cargo por más tiempo.
Sería la ocasión ideal que cualquier persona con un poco de juicio desearía después de ser humillantemente largado de su empleo para decir: “¿ah si?, pues ahora no”, pero eso sería claro está, si tuviera precisamente lo que no posee; juicio y dignidad.
Muy al contrario, el pupilo de acuerdo con su falta de principios éticos acepta quedarse para continuar arrastrándose y desde el piso seguir lamiéndole los pies a su otro patrón, el pelelespurio Calderón. Lo primero que hizo fue consultarlo para ver quien de los posibles sucesores le complacería mejor; Sánchez Gutiérrez de la comisión de Organización o Albo Márquez de la comisión de Fiscalización, ambos de marcada tendencia panista.
Como muestra basta un botón y en este caso son dos botones, dos los capullos o retoños de la misma flor (carnívora). Ambos consejeros defendieron a capa y espada los contenidos de los spots panistas que fueron parte de la campaña sucia en contra del super peje López Obrador durante la elección presidencial el año pasado, con el argumento espurio (¿y de que otra manera podría ser?, hijos de tigre pintitos) de que se estaba ejerciendo la libertad de expresión.
Ya instalado en el colmo del cinismo y habiendo expirado el plazo sin nombramiento de nuevos consejeros, Ugalde dijo al respecto "se ha generado una falta de certeza insostenible" (sic), en la institución, se ha violentado la vida institucional del IFE y se ha generado incertidumbre sobre las decisiones fundamentales; el burro hablando de orejas, aunque hay que concederle que el señor en lo que a generar incertidumbre se refiere es toda una autoridad.
La presente coyuntura le pone en bandeja de plata la oportunidad de revirar el golpe a sus verdugos cuando menos en el terreno de la verborrea diciendo "durante los últimos 17 meses, el IFE ha vivido amenazado. Las amenazas se materializaron cuando el Congreso aprobó una reforma constitucional que estableció la remoción anticipada de los consejeros electorales".
Y de pasada el cabezón mirada de estúpido pretende quedar como el salvador de la situación convocando al consejo general a una sesión extraordinaria con carácter de "extrema urgencia" para que esta máxima autoridad nombre a un consejero provisional hasta en tanto la Cámara de Diputados cumpla con la reforma constitucional y nombre al nuevo presidente.
Su renuncia será efectiva a partir del momento en que el consejo general nombre al consejero presidente provisional, tiempo en que gustoso volverá a ponerse en posición inclinada para recibir su correspondiente nueva patada en el trasero