Fox y Espino son peones de Aznar

En la aventura de José María Aznar de controlar la derecha europea y ofrecerle la derecha latinoamericana a George W. Bush, a través del control de la Democracia Cristiana, Vicente Fox y Manuel Espino se han convertido en sus peones, marionetas que mueve a su antojo para alinear a los gobiernos de derecha y desestabilizar a los de izquierda.

Jesús González Schmal, profesor-investigador de la Facultad de Derecho de la UNAM y miembro del Partido Convergencia, así lo señala y explica que ambos personajes son de gran utilidad para los fines de Aznar, dada sus muchas limitaciones y escasos conocimientos sobre un movimiento tan importante como el de la Democracia Cristiana, que inició en la izquierda y que fue secuestrado por neoliberales que empezaron a desvirtuar sus ideales hasta volverlo completamente de derecha.

En entrevista con Siempre!, denuncia que este movimiento demócrata cristiano ha llevado a Fox y Espino a relacionarse con los cubanos de Miami, de donde fluye el capital con el que se alienta el surgimiento de grupos afines a esta doctrina en países como Cuba, Venezuela, Bolivia, que no tienen otro objetivo que contrarrestar la fuerza de esos gobiernos ante la ciudadanía.

Surgimiento de la Democracia Cristiana

González Schmal recuerda que la Democracia Cristiana de la posguerra tenía un contenido social cristiano, derivado de las encíclicas papales que respondieron, desde el siglo XIX, a las posiciones radicales de carácter marxista, pero que también plantearon la prioridad social y de las personas por sobre el capital y la acumulación de la riqueza.

La posición de la Democracia Cristiana era de izquierda, de avanzada, dignificaba el trabajo y calificaba de indispensable la asociación de trabajadores en la defensa de sus derechos, alentaba la cogestión y la copropiedad de las empresas y atacaba frontalmente al capitalismo liberal como una tendencia catastrofista que acumulaba la pobreza y reducía cada vez más el núcleo de los privilegiados.

Este movimiento, tanto en Europa como en América Latina, tuvo expresiones muy importantes, lamentablemente su evolución paso de la izquierda al centro y finalmente, con la llegada de Angela Merker en Alemania, se convirtió en una Democracia Cristiana neoliberal. En este espacio ideológico se ubica el foxismo y el espinismo.

Paralelamente al cambio que se gestiona en la Democracia Cristiana hacia la derecha surge la socialdemocracia como contrapeso, que consagra los derechos sociales a nivel Constitución en todas las naciones, de tal suerte que si se quiere ubicar ambas tendencias a nivel de posiciones geométricas, la Socialdemocracia está a la izquierda y la Democracia Cristiana a la derecha porque se identifica con el capitalismo.

Coptación del PAN

González Schmal refiere que la Democracia Cristiana encontró cobijo en la derecha española con José María Aznar, quien se enfrenta a Felipe González como socialdemócrata, y finalmente al triunfar se traza como objetivo trasladar las corrientes de neodemocracia cristiana al continente americano, encontrando un ambiente favorable en México, específicamente en el Partido Acción Nacional que desde 1988 está impregnado por grupos de derecha que se opusieron al sistema cuando se nacionalizó la banca, ocho años antes, y que encontraron en ese partido una trinchera para enfrentar la tendencia estatista o populista del gobierno priísta.

De hecho, de ahí surge el grupo Desarrollo Humano Integral Acción Cívica, que hoy conocemos como el Yunque, auspiciado desde sus inicios por la Coparmex que, por cierto, también experimenta una evolución al pasar de un sindicato patronal de ideas avanzadas sustentadas en las encíclicas pontíficas de contenido social a una identificación con el neoliberalismo capitalista.

Esta nueva corriente neoliberalista se encuba en Acción Nacional y lo primero que hace es lo que alguna vez dijo Vicente Fox, “mandar de vacaciones los ideales, las propuestas y los valores humanistas para consagrarse a la lucha directa por el poder”, pues desde el instituto se acciona políticamente para llegar al poder, y para ello rompe una tradición de independencia que caracterizaba al blanquiazul: el no acceder al subsidio oficial para hacer política.

“El PAN había rechazado el dinero para hacer política a fin de que no se le comparara con el Revolucionario Institucional, que era subsidiado por el gobierno, además de que exigía igualdad de condiciones de competencia. Lamentablemente, ocurrió lo contrario: hizo exactamente lo que hacia el PRI en el poder, incluso copió la vergonzosa tradición en la que el Presidente de la República nombra al presidente de su partido. No queda la menor duda de que hay una plena integración entre el PRI en sus peores tiempos y el PAN en la actualidad”, apunta González Schmal.

El papel de Fox y Espino

El ex diputado federal explica que al arribar al poder el blanquiazul y contar con recursos suficientes, producto de los subsidios, de su acceso al poder y a la eliminación de escrúpulos para tomar dinero del presupuesto y dedicarlo a sus actividades partidistas, Manuel Espino, dirigente nacional del PAN, por órdenes de Aznar se lanzó a la conquista de la Organización Demócrata Cristiana de América, para lo cual invirtió importantes cantidades de dinero e invitó a los delegados de la Democracia Cristina del continente a la ciudad de México. Con ello no tuvo mayor dificultad para ganar la elección como presidente del organismo.

Obtenido el primero triunfo se repitió la maniobra para que Vicente Fox tuviese el mismo desenvolvimiento, pero en Europa, con la Internacional Demócrata del Centro, que es la nueva Democracia Cristiana alineada al capitalismo.

De esta suerte, apunta González Schmal, José María Aznar cumple el objetivo de ser el eje entre Europa y América Latina, y en esta última con un doble atractivo: manejar políticamente el continente y ser el puente para los negocios de los capitales españoles, que en el nuevo continente encuentran un campo fértil para el lavado de dinero, proveniente de la madre patria, que en muchos casos proviene del tráfico de drogas y que ingresa por el estrecho de Gibraltar.

En este juego de ajedrez, Fox y Espino son los peones del tablero de Aznar, hombres que valen oro para el español, ya que sus limitaciones culturales e ignorancia histórica les impide conocer el espíritu de esta corriente, llevándolos a creer que la Democracia Cristiana nace a partir de ellos, alineada con la derecha.

Estos peones también sirven para mejorar la relación Aznar-Bush, pues la relación del primero con el segundo no es estéril. Aznar le ofreció a Bush no sólo su apoyo en la aventura de Irak y Afganistán, sino el control de la derecha latinoamericana.
La estrategia fue involucrar a sus peones con la derecha cubana en Miami para de ahí obtener los flujos de dinero que servirán para alentar el crecimiento de los grupos demócrata cristianos, que en realidad son grupos de derecha, que tienen como objetivo contrarrestar la fuerza de Castro, de Chávez, Evo Morales; en fin, de los presidentes de América Latina, con ideas de izquierda progresistas.

Uno se puede preguntar cómo dejar tan importantes empresas a personas con escasos conocimientos, dice González Schmal, y se responde: “El poder de la maniobra del dinero de inversiones españolas en México, evidentemente no sustituye al talento, pero con dinero se tienen adhesiones y posiciones que pudieran darle fruto desde el punto de vista político, publicitario y de maniobra, cosa que la izquierda no tiene; de ahí que no son extraños los casos en que se llega al poder por esa vía”.

Reiteró que en un concierto de derecha internacional, donde prevalece un neoconservadurismo norteamericano con el Partido Republicano con Bush; con la derecha Ibérica con Aznar; con Angela Merker en Alemania, para expandir su imperio se necesita de peones más que con talento con audacia, ambición, sin escrúpulos políticos y por ello eligieron a estos dos mexicanos.