Señores diputados Degradaron el IFE
A contracorriente
El IFE era sin duda una institución prestigiosa, el que nos daba certeza de los resultados electorales. Fue una de las últimas grandes creaciones del PRI, luego del malestar que produjo la elección de 1988. Pero el famoso cambio, la transición foxista (transición hacia nada), enturbió la situación política, la incapacidad de los panistas fue muy evidente, destruyeron mucho y nada edificaron. Con el gobierno en sus manos, el IFE quedó un tanto al garete, pues, era víctima de las evidentes maniobras de Fox contra Andrés Manuel López Obrador.
Su propio titular, Luis Carlos Ugalde, hombre decente sin duda, no supo qué hacer en un reñidísimo proceso electoral y decidió ser lo más imparcial y cuidadoso cuando tenía que ser más arrojado. Las dudas que la elección dejó crearon sed de venganza en el PRD y ello condujo a la inmolación del IFE. Hubo cambios y más cambios y cuando al fin parecía quedar al gusto de los perredistas, las cosas se derrumbaron ante la incapacidad panista y la frialdad del PRI.
Se decidió que los diputados se entrometieran más en un organismo que debería ser plenamente ciudadano. Los resultados están a la vista: corrieron a Ugalde y luego dijeron que no porque no tenían con quien sustituirlo luego de una de las más grandes farsas de los legisladores actuales. Pasaron docenas y docenas de aspirantes y todos fueron desechados porque ya cada partido tenía su propio candidato. Al fin decidieron que no estaban de acuerdo y le dijeron a Ugalde que debería quedarse hasta que los tres partidos pudieran ponerse de acuerdo. Ugalde con decoro dijo que no y se fue. Con cinismo los partidos dijeron que no era grave y entonces buscaron un sustituto. Resultó ser Andrés Albo Márquez. Excélsior realizó una encuesta sobre tal proceso y la mayoría de los ciudadanos consultados concluyeron que todo aquello había sido una farsa de los partidos políticos.
De nuevo la partidocracia se ve enfrentada y confrontada con la sociedad. Es evidente que los tres partidos mayores están pensando en los siguientes procesos electorales y que desde ahora piensan en un IFE a su medida. Pero quien más énfasis en ello pone es López Obrador, quien ya se vengó de Ugalde y ahora imagina que será candidato de nuevo y que tendrá un IFE que le garantice el triunfo. Bueno, soñar no cuesta nada, sobre todo cuando se ha perdido el sentido de la realidad.
El IFE era sin duda una institución prestigiosa, el que nos daba certeza de los resultados electorales. Fue una de las últimas grandes creaciones del PRI, luego del malestar que produjo la elección de 1988. Pero el famoso cambio, la transición foxista (transición hacia nada), enturbió la situación política, la incapacidad de los panistas fue muy evidente, destruyeron mucho y nada edificaron. Con el gobierno en sus manos, el IFE quedó un tanto al garete, pues, era víctima de las evidentes maniobras de Fox contra Andrés Manuel López Obrador.
Su propio titular, Luis Carlos Ugalde, hombre decente sin duda, no supo qué hacer en un reñidísimo proceso electoral y decidió ser lo más imparcial y cuidadoso cuando tenía que ser más arrojado. Las dudas que la elección dejó crearon sed de venganza en el PRD y ello condujo a la inmolación del IFE. Hubo cambios y más cambios y cuando al fin parecía quedar al gusto de los perredistas, las cosas se derrumbaron ante la incapacidad panista y la frialdad del PRI.
Se decidió que los diputados se entrometieran más en un organismo que debería ser plenamente ciudadano. Los resultados están a la vista: corrieron a Ugalde y luego dijeron que no porque no tenían con quien sustituirlo luego de una de las más grandes farsas de los legisladores actuales. Pasaron docenas y docenas de aspirantes y todos fueron desechados porque ya cada partido tenía su propio candidato. Al fin decidieron que no estaban de acuerdo y le dijeron a Ugalde que debería quedarse hasta que los tres partidos pudieran ponerse de acuerdo. Ugalde con decoro dijo que no y se fue. Con cinismo los partidos dijeron que no era grave y entonces buscaron un sustituto. Resultó ser Andrés Albo Márquez. Excélsior realizó una encuesta sobre tal proceso y la mayoría de los ciudadanos consultados concluyeron que todo aquello había sido una farsa de los partidos políticos.
De nuevo la partidocracia se ve enfrentada y confrontada con la sociedad. Es evidente que los tres partidos mayores están pensando en los siguientes procesos electorales y que desde ahora piensan en un IFE a su medida. Pero quien más énfasis en ello pone es López Obrador, quien ya se vengó de Ugalde y ahora imagina que será candidato de nuevo y que tendrá un IFE que le garantice el triunfo. Bueno, soñar no cuesta nada, sobre todo cuando se ha perdido el sentido de la realidad.