¿Está entrando Pemex en crisis
Vladimir Galeana
Hace unas semanas se incendió la plataforma Usumacinta en la Zonda de Campeche, causando la muerte de 22 trabajadores. Este episodio evidenció la carencia de mecanismos de protección civil para los trabajadores de Pemex y de las empresas que contrata para la realización de tareas de especialización. Asimismo, que las barcas de salvamento, conocidas como mandarinas, no operan eficientemente en el caso de una conflagración como la que se vivió, y que el personal no cuenta con la preparación suficiente. Ante la afirmación del senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, en el sentido de que habría que revisar los contratos con Oceanografía para conocer el alcance de la complicidad de los hermanos Bribiesca Sahagún en el accidente de la plataforma Usumacinta, provocó la airada reacción del ex presidente Vicente Fox Quesada acusándolo de tener nexos con el narcotráfico. Finalmente el debate mediático entre ambos personajes superó a la desgracia provocada por el incendio.
El martes 13 de los corrientes, fue reportado un incendio en el pozo Kab-121, ubicada en la plataforma Kab-101, mismo que fue controlado al siguiente día. Una semana después ocurre lo mismo, se incendia nuevamente pero el mismo día se asegura que fue controlado. Curiosamente por la noche surge otro incendio en el mismo lugar, es decir, tres incendios en el lapso de una semana, dos de ellos el mismo día. Según la paraestatal el primer fuego fue originado por una chispa generada durante los trabajos que se llevan a cabo para el control de la fuga de petróleo crudo y gas. Por la noche la causa fue la alta concentración de gas, y la paraestatal aseguró que fue una chispa generada durante los trabajos de control de la fuga. Esto quiere decir que la causa de ambos incendios fue la misma.
Pemex ha sido tema recurrente de noticias, comentarios y análisis en lo que va del año porque se han dado a conocer diversas irregularidades cometidas por sus ex directivos, y por la forma tan desaseada en que se otorgaron los contratos que preferenciaron a empresas ligadas con ex funcionarios, y aquellas por las que los hijos de la ex primera dama hacían cabildeo. De los préstamos al sindicato petrolero ni hablar ya que resulta extraño que después del escándalo del Pemexgate del año 2000 los directivos no hayan aprendido a distinguir entre lo legal y lo ilegal. Quizá el poderoso sindicato petrolero tiene argumentos en suficiencia como para presionar a las autoridades para que realicen este tipo de prestaciones fuera de la norma.
Para colmo de males, una revisión a la plantilla de trabajadores demostró que existen 11 mil de ellos que cobran puntualmente sus quincenas a cambio de no hacer nada porque el rubro laboral para el que fueron contratados ha sido borrado del catálogo de tareas. Esta circunstancia no es nueva pues en la mayor parte de las dependencias del Gobierno Federal ocurre lo mismo, y como cualquier movimiento es inmediatamente cuestionado por los líderes sindicales, los titulares han preferido hacer mutis con tal de no generar movilizaciones de protesta.
Si a ello sumamos el elevado número de comisionados que alcanza el 10 por ciento de las plantillas, la cantidad de dinero que se tira a la basura alcanza proporciones mayúsculas. Creo que en esto debieran los diputados y senadores reflexionar, porque mientras no exista una reforma a la legislación laboral de los trabajadores al servicio del Estado las cosas seguirán por el mismo camino. Un ejemplo claro de este tipo de prebendas que permiten a los líderes sindicales seguir manteniendo banderas frente a sus representados se da en la Secretaría de Desarrollo Social, donde las Condiciones Generales de Trabajo señalan que como la dependencia no cuenta con un deportivo para los trabajadores, estos tienen derecho a realizar actividades deportivas en sus horarios de trabajo cuando están en preparación para los juegos nacionales que se organizan cada año.
El lunes pasado senadores de cinco partidos políticos reclamaron a la Secretaría de Hacienda la ausencia de 30 mil millones de pesos que debieron asignar a Pemex, en el presupuesto de egresos para 2008, los cuales deben destinarse a inversión. Lo curioso es que este tipo de asignaciones ha venido a parar en el pago de contratos que han sido cuestionados por los medios de comunicación ya que se asignan a empresas mediante procesos de licitación amañados, con una clara tendencia a la complicidad. Una muestra de ello es el caso de transportación Marítima Mexicana, que facturaba transportación de crudo por el doble de su capacidad.
Por eso creo que Pemex está entrando en una crisis estructural, presupuestal y de operación que la puede llevar a la quiebra generalizada porque está enfrentando problemas de diversa índole, desde la producción, la transportación, la corrupción, la perforación, la investigación, la compra de equipo obsoleto, y de ribete esos famosos contratos de servicios múltiples con los que Vicente Fox le dio la vuelta a la Constitución para permitir la entrada de capital privado. La propuesta que López Obrador realizó el domingo pasado en el Zócalo de la ciudad de México, encuentra fundamento en esta particularidad, y no es otra cosa que la propuesta que en su momento hiciera Manuel Barttlet. De seguir las cosas por el mismo camino, la crisis será mayor y lamentable. Al tiempo.
Hace unas semanas se incendió la plataforma Usumacinta en la Zonda de Campeche, causando la muerte de 22 trabajadores. Este episodio evidenció la carencia de mecanismos de protección civil para los trabajadores de Pemex y de las empresas que contrata para la realización de tareas de especialización. Asimismo, que las barcas de salvamento, conocidas como mandarinas, no operan eficientemente en el caso de una conflagración como la que se vivió, y que el personal no cuenta con la preparación suficiente. Ante la afirmación del senador Manlio Fabio Beltrones Rivera, en el sentido de que habría que revisar los contratos con Oceanografía para conocer el alcance de la complicidad de los hermanos Bribiesca Sahagún en el accidente de la plataforma Usumacinta, provocó la airada reacción del ex presidente Vicente Fox Quesada acusándolo de tener nexos con el narcotráfico. Finalmente el debate mediático entre ambos personajes superó a la desgracia provocada por el incendio.
El martes 13 de los corrientes, fue reportado un incendio en el pozo Kab-121, ubicada en la plataforma Kab-101, mismo que fue controlado al siguiente día. Una semana después ocurre lo mismo, se incendia nuevamente pero el mismo día se asegura que fue controlado. Curiosamente por la noche surge otro incendio en el mismo lugar, es decir, tres incendios en el lapso de una semana, dos de ellos el mismo día. Según la paraestatal el primer fuego fue originado por una chispa generada durante los trabajos que se llevan a cabo para el control de la fuga de petróleo crudo y gas. Por la noche la causa fue la alta concentración de gas, y la paraestatal aseguró que fue una chispa generada durante los trabajos de control de la fuga. Esto quiere decir que la causa de ambos incendios fue la misma.
Pemex ha sido tema recurrente de noticias, comentarios y análisis en lo que va del año porque se han dado a conocer diversas irregularidades cometidas por sus ex directivos, y por la forma tan desaseada en que se otorgaron los contratos que preferenciaron a empresas ligadas con ex funcionarios, y aquellas por las que los hijos de la ex primera dama hacían cabildeo. De los préstamos al sindicato petrolero ni hablar ya que resulta extraño que después del escándalo del Pemexgate del año 2000 los directivos no hayan aprendido a distinguir entre lo legal y lo ilegal. Quizá el poderoso sindicato petrolero tiene argumentos en suficiencia como para presionar a las autoridades para que realicen este tipo de prestaciones fuera de la norma.
Para colmo de males, una revisión a la plantilla de trabajadores demostró que existen 11 mil de ellos que cobran puntualmente sus quincenas a cambio de no hacer nada porque el rubro laboral para el que fueron contratados ha sido borrado del catálogo de tareas. Esta circunstancia no es nueva pues en la mayor parte de las dependencias del Gobierno Federal ocurre lo mismo, y como cualquier movimiento es inmediatamente cuestionado por los líderes sindicales, los titulares han preferido hacer mutis con tal de no generar movilizaciones de protesta.
Si a ello sumamos el elevado número de comisionados que alcanza el 10 por ciento de las plantillas, la cantidad de dinero que se tira a la basura alcanza proporciones mayúsculas. Creo que en esto debieran los diputados y senadores reflexionar, porque mientras no exista una reforma a la legislación laboral de los trabajadores al servicio del Estado las cosas seguirán por el mismo camino. Un ejemplo claro de este tipo de prebendas que permiten a los líderes sindicales seguir manteniendo banderas frente a sus representados se da en la Secretaría de Desarrollo Social, donde las Condiciones Generales de Trabajo señalan que como la dependencia no cuenta con un deportivo para los trabajadores, estos tienen derecho a realizar actividades deportivas en sus horarios de trabajo cuando están en preparación para los juegos nacionales que se organizan cada año.
El lunes pasado senadores de cinco partidos políticos reclamaron a la Secretaría de Hacienda la ausencia de 30 mil millones de pesos que debieron asignar a Pemex, en el presupuesto de egresos para 2008, los cuales deben destinarse a inversión. Lo curioso es que este tipo de asignaciones ha venido a parar en el pago de contratos que han sido cuestionados por los medios de comunicación ya que se asignan a empresas mediante procesos de licitación amañados, con una clara tendencia a la complicidad. Una muestra de ello es el caso de transportación Marítima Mexicana, que facturaba transportación de crudo por el doble de su capacidad.
Por eso creo que Pemex está entrando en una crisis estructural, presupuestal y de operación que la puede llevar a la quiebra generalizada porque está enfrentando problemas de diversa índole, desde la producción, la transportación, la corrupción, la perforación, la investigación, la compra de equipo obsoleto, y de ribete esos famosos contratos de servicios múltiples con los que Vicente Fox le dio la vuelta a la Constitución para permitir la entrada de capital privado. La propuesta que López Obrador realizó el domingo pasado en el Zócalo de la ciudad de México, encuentra fundamento en esta particularidad, y no es otra cosa que la propuesta que en su momento hiciera Manuel Barttlet. De seguir las cosas por el mismo camino, la crisis será mayor y lamentable. Al tiempo.