LO QUE HAY QUE VER Y OIR

Los chupacabras de Fecal

Ricardo Andrade Jardí
viernes, 12 de octubre de 2007

Y mientras Fox se burla de nosotros, es decir, de todos los mexicanos y nos hace saber que la impunidad es su verdadera y única fe, garantizada por la usurpación de su colega partidista y la complicidad de toda una clase política que es igualmente corrupta y con más o menos suerte para estar en donde el ajo del dinero público; los mexicanos de a pie seguimos sufriendo los embates del sistema capitalista y ya estamos pagando el aumento de la gasolina, el que por supuesto volveremos a pagar "nomás" entre de nuevo en vigor el aumento de la gasolina los primeros días de enero del 2008.

Así se las gastan los adiestrados tecnócratas neoliberales. La especulación es su mejor instrumento. Primero amenazan con el aumento, todo sube, luego dicen que siempre no, "por ahora", pero la subida de precios sigue o se estabiliza, pero ya no bajan y en el futuro viene el "ahora sí" y "ai" va la subida nuevamente de todo, y todos los pobres se chingan. ¡La receta es infalible!

Para mantener la dinámica del "aquí no pasa nada o todo pasa sin que nos importe", tenemos a la telecracia que nos hace ver y escuchar lo que debe ser, para no distraernos en lo que es perfectible de nuestra muy dudosa democracia y por lo tanto mejorable, en tanto los usurpadores en turno van vendiendo el país y abriendo las puertas de nuestra soberanía a la absurda y en realidad inexistente guerra contra el narcotráfico.

Por un lado tenemos las más corrompidas instituciones desde las que presumiblemente se organiza, fomenta y protege el crimen organizado y por otro las distracciones a modo que nos impiden ver la realidad de lo que sucede en la bananera república que el PRIAN ha fomentado desde el manto de la impunidad institucional.

Ahí está la telecracia poniendo en ridículo al acabado Roberto Madrazo (ex aliado de "la maestra") por su célebre trampa en el maratón de Berlín, sin mencionar una sólo palabra de las millonarias propiedades que el ex líder nacional del PRI adquirió con quién sabe qué recursos, en tanto el "querido y guapo" (según la vocera oficial de la telebasura del Ajusco) gobernador del Estado de México, hace, como que hace, para no hacer nada con relación a la fortuna inexplicable, para los políticos, aunque muy explicable para el resto del pueblo, del ex gobernador de esa misma entidad Arturo Montiel. Todos protegidos por un código de deshonor que garantiza que cada gobernante haga de nuestros recursos su cono de la abundancia sin temor a represalias, pues la impunidad que se me otorgué será la impunidad que se le otorgue al tecnócrata que sigue.

Fox lo entendió bien, pero su megalomanía le impide discreción y al igual que el célebre y terrible Ricardo III, como "no pudo probarse cual honesto político, ha decidido probarse cual villano". Que además sabe que nada le pasará, pues actuar contra el ex gerente de la Coca-Cola implicaría actuar contra toda la estructura de impunidad que ha cobijado al sistema político mexicano cuando menos desde los años 50 y muy particularmente desde la llegada usurpadora de la mediocre tecnocracia impulsada y aún manejada por Carlos Salinas de Gortari, repetida por Zedillo, Fox y el pelele de Fecal, quien es, probablemente, el más salinista de todos, baste como ejemplo su alianza, con el "rostro" público del salinato, Elba Esther Gordillo.

Así como Salinas tuvo su chupacabras, mientras se orquestaba el rescate carretero y bancario que daría forma al más terrible de los hurtos contra un pueblo, es decir, "el FOBAPROA", Fecalito tiene a su Fox, a su Martha, a su "maestra" a su Norberto y a su Madrazo, que juntos son algo así como un chupacabras trasgénico, para dejar abiertas nuestras fronteras a los marines gringos, a los nuevos rescates carreteros y empresariales, a la sistemática violación de los derechos humanos, al atraco orquestado con la ley ISSSTE-Gordillo y la próxima ley del IMSS, que será otro despojo más a los trabajadores, que ahí estamos cayendo en las trampas distractoras del sistema y los poderes de facto (telecracia), mientras nuestra seguridad nacional es silenciosamente subastada a los intereses trasnacionales del imperio.