INDICE POITICO
AUNQUE PRIVILEGIA EL color azul en sus atuendos, hace ya un buen rato que a Vicente Fox le persigue el tono rojo.
Miguel Moreno, el empresario chantajeado por Marta Sahagún, no nada más con un jeep, también con joyas y con varias entregas de dinero en efectivo, consiguió bajarlo del vehículo que semanalmente presumía en sus vastos dominios guanajuatenses.
La historia del chantaje la leyó usted en este espacio por primera ocasión el 3 de febrero de 2004. Por una demanda de Sahagún a Moreno, se amplió en tres entregas a mediados de diciembre del año anterior.
Es una lástima que en su más reciente aparición en los medios, Fox ya no haya aparecido manejando el jeep rojo. Sí, en cambio, en una SUV –también roja--, pero ya conducido por un chofer.
Y le digo que es una lástima, porque con el jeep rojo que Sahagún obtuvo con sus consabidas malas artes, Fox había vuelto a conducir automóviles, lo que no hacía desde 12 años atrás.
Fox, en efecto, sufría un trauma. En noviembre de 1990, el día 10, conduciendo él un vehículo, al pasarse la luz roja del semáforo, atropelló en una esquina de León, Guanajuato, a Desideria Pérez Pérez, una anciana de 83 años de edad, quien vendía periódicos en ese fatídico crucero.
Doce años dejó de manejar vehículos el ex Presidente. Seguro que la culpa por su delito –homicidio imprudencial, que quedó impune--, le impedía ponerse detrás de un volante.
Conducía Fox un Tsuru que segó la vida a la anciana. Detenido el vehículo por la luz roja del semáforo, arrancó antes de que el aparato encendiera la luz verde. Por la calle transversal venía una camioneta, conducida por un joven leonés apellidado Almaguer, a la que su conductor aceleró para intentar "ganarle" a la luz amarilla. Sobrevino el choque. Y el auto tripulado por Fox embistió en carambola a la anciana Desideria.
Fox se dirigía a Irapuato. Había salido minutos antes del edificio del comité municipal panista. Se desempeñaba como diputado federal y, claro, tenía influencias.
Porque, aunque se abrió un expediente, el 6204/90, nunca se llegó a consignar al responsable de ese homicidio.
Intervinieron a favor de Fox, no sólo el dirigente estatal del blanquiazul, Alfredo Ling Altamirano, lo mismo que el ya fallecido en un misterioso accidente, Ramón Martín Huerta quien entonces también era diputado federal.
Y ahora que ya había vuelto a manejar, superados sus traumas de aquella nota roja, Fox ha sido bajado del jeep rojo con el que su actual esposa atropelló su pretendida y falsa honestidad.
¿Van a resultar impunes de estos nuevos atropellos Fox y Marta Sahagún?
Tal es la pregunta que recorre el país. ¿Va a actuar, cual corresponde, el señor Calderón? ¿O son demasiados los amarres, secretos, componendas y complicidades las que comparten?
De quedar impunes los Fox-Sahagún, seguro habrá quien no pueda ponerse detrás del volante con el que se conduce el país.
Otro trauma que, lamentablemente, no será de nota roja, sino para rellenar páginas y páginas de textos de historia, de teoría del Estado, de gobernabilidad…