EL SEXENIO DE FOX, SINONIMO DE ROBO Y ABUSO DE PODER
Edgar González Ruiz
Se multiplican las evidencias de negocios turbios de la ex pareja presidencial, que goza de protección de la ultraderecha nacional e internacional
Durante el sexenio pasado la ex pareja presidencial presuntamente se enriqueció con recursos públicos, sometió a su voluntad a las llamadas “instituciones”, quitándoles toda credibilidad, violó las leyes y usó los tribunales para condenar a sus críticos y exonerar a sus protegidos.
Las evidencias de negocios turbios de Fox-Sahagún y de algunos de sus familiares se han ido conociendo desde que estaban en el poder, por lo que para nadie son un secreto. Evidentemente se irán multiplicando cada día, pues son frutos de la mecánica del abuso y de la impunidad de que siguen gozando la pareja, los hijastros y otros familiares incómodos.
Abandonado por muchos de sus ex colaboradores y amigos, Fox sigue gozando del apoyo de la derecha internacional, evidenciado en su reciente nombramiento como copresidente de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC), pese al desprestigio que ello implica, pues el ex presidente, es símbolo del arribo de la derecha religiosa al poder en uno de los países más importantes de América Latina.
CORRUPCIÓN TOTAL
Mientras que la Procuraduría General de la República (PGR) se niega a entregar información a la Cámara de Diputados sobre las denuncias penales existentes contra Fox y su parentela, se sabe que Jorge Alberto y Manuel Bribiesca Sahagún, hijos de la ex primera dama, se beneficiaron con un monto de seis mil millones de pesos, producto de fraudes detectados en los contratos con Pemex con la empresa Oceanografía, de la cual serían dueños.
Otros parientes políticos de Fox aprovecharon su poder, como su cuñado Gustavo Adolfo Gómez, casado con Susana Fox Quesada, a quien la Procuraduría General de Justicia de Guanajuato protege de varias denuncias penales en su contra por el presunto despojo de 74 obras de arte en agravio de tres escultores, que cometió en 1999.
Fox multiplicó también sus caudales al adquirir varias propiedades, como una casa en Cuajimalpa en 2001, y tres nuevas posesiones en Guanajuato en 2006, cuyo valor se desconoce; además, un terreno en 2004, una vivienda a nombre de Sahagún, comprada en 2005, así como una huerta, al igual que implementos agrícolas y joyas para ella por casi un millón de pesos, en 2006.
Esto, solamente de acuerdo con las declaraciones patrimoniales del abusivo personaje quien, como se recordará, insistió el año pasado en que se le siguiera pagando su elevada pensión como ex Presidente.
En dos mil 191 días de Gobierno, Fox recibió tres mil 560 regalos, que incluyeron una exclusiva pluma Mont Blanc, recipientes y figuras de plata, botellas de vino, corbatas, chocolates, óleos, libros, artesanías, artículos religiosos, ropa, sillas de montar, etcétera.
Al conservar esos obsequios, que quizás pretenda exhibir en el museo de Foxilandia en construcción, Vicente transgrede el artículo 45 de la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.
Asimismo, Fox sustrajo documentos oficiales de su mandato, que probablemente vayan a parar al mentado museo en el que el ex presidente pretende guardar la memoria de su mandato. Dicho ultraje de documentos podría ameritar sanciones legales para el ex mandatario y sus cómplices.
De principio a fin el foxismo fue sinónimo de robo y abuso de poder. Desde el periodo de transición se asignaron salarios estratosféricos a su equipo de Gobierno, tendencia que continuó hasta el último día.
La propensión al derroche se evidenció en los primeros días de la gestión de Fox con el toallagate, consistente en la compra de toallas con valor de cientos de dólares cada una para la residencia presidencial de Los Pinos. Con el mismo espíritu de ostentación, a pocas semanas de haber dejado la Presidencia, Fox se paseaba en un automóvil Jaguar último modelo.
Asimismo, Fox presumiblemente protegió negocios turbios de peligrosos delincuentes de cuello blanco, como el chino Ye Gon, y él mismo violó las leyes y atentó cotidianamente contra las instituciones y símbolos patrios, sea introduciendo de manera arbitraria la llamada “águila mocha”, como hizo al principio de su sexenio, o interviniendo en la contienda electoral de 2006, contrario a las disposiciones legales.
El PRD consideró que Fox incurrió en al menos diez delitos, entre ellos enriquecimiento ilícito, cohecho, peculado y tráfico de influencias, y en realidad no es necesario ir a buscar secretos testimonios de su comportamiento delictivo, pues fueron de conocimiento público y generalizado hechos como los mencionados, pero hay también nuevas evidencias de corruptelas.
LOS EX AMIGOS DE FOX
El pasado 21 de septiembre, Lino Korrodi, el ex operador financiero de los Amigos de Fox, mostró copias de diez cheques con los que asegura le compraron vehículos al ex presidente y financiaron los gastos de su rancho entre 1999 y 2000, cuando Fox se enfilaba a la contienda electoral.
Korrodi reveló al periódico Am que la situación económica de los Fox no era próspera antes de que fuera electo Presidente, y que incluso le dio dinero a Marta Sahagún para que les hiciera regalos a las hijas del hoy ex mandatario.
“Como ella (Marta) a veces no traía dinero, de repente me pedía para darles regalos a las hijas de Vicente porque había problemas, había confrontaciones entre ellas”, aseguró.
Sobre lo que era la casa de Vicente Fox antes de que se convirtiera en Presidente, Korrodi ha señalado: “Tenía su parcela de rancho, donde sembraba brócoli y las hortalizas; era un casa sencilla, con muebles rústicos, una casa que de alguna manera no demostraba ninguna ostentación”.
Dirigente del Yunque y funcionario privilegiado en el foxismo, el senador Ramón Muñoz fue el principal asesor de Fox desde que éste era gobernador de Guanajuato. Sin embargo, al ser interrogado acerca de las acusaciones contra Vicente, respondió molesto: “¡Yo sólo hablo de los asuntos del Senado!” (La Jornada, 21 de septiembre de 2007).
“No era mi amigo, sólo lo conocía”, ha señalado por su parte el panista Rodolfo Elizondo, quien durante el sexenio pasado fue vocero presidencial y luego secretario de Turismo.
Federico Döring, panista vinculado a la ultraderecha, dijo que Fox debe aclarar su situación económica ante los cuestionamientos que se le hacen.
El fundamentalista ex secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, ha sido uno de los pocos defensores de Fox. El 21 de septiembre señaló que “no se debe manchar la imagen de la persona sólo por el hecho de menciones o de publicaciones… ¡por Dios!”.
Según Abascal, la riqueza que la pareja exhibió en la revista Quién no es fruto de la corrupción, sino de “donaciones altruistas”.
El escándalo en torno a la corrupción de Fox ha coincidido con su nombramiento como copresidente de la Internacional Demócrata Cristiana, que se ha reunido en Roma, donde el ex mandatario manifestó su preocupación por la supuesta injerencia del Gobierno venezolano en asuntos internos de otros países.
En realidad es Vicente Fox quien cotidianamente se entromete en asuntos de Venezuela y otros países, en defensa de los intereses económicos de Estados Unidos.
Su nombramiento dentro de la IDC, que se sumará al de Manuel Espino como presidente de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA), tendrá un costo político y moral para esa organización internacional, que fungirá como aval de la corrupción foxista.
Si a pesar de ello está apoyando a Fox es porque lo considera un símbolo del triunfo de las fuerzas oscurantistas, precisamente en un país que a lo largo del siglo XX mantuvo un Estado laico y con ciertas políticas de beneficio social.
Además, junto con otros mandatarios, como el de El Salvador, Elías Antonio Saca, y el de Colombia, Álvaro Uribe, Fox es uno de los políticos privilegiados por el Gobierno de Estados Unidos, ante quien ha mostrado siempre un servilismo vergonzoso.
LOS FRUTOS DE LA FRIVOLIDAD
En sus célebres conferencias sobre Los Héroes (1840), el pensador inglés Thomas Carlyle señalaba que ante la historia los grandes hombres son por fuerza profundos en sus juicios y honestos en sus acciones.
Es decir, todo lo contrario de lo que es Fox: Superficial e, incluso, irracional en sus expresiones, y deshonesto en sus acciones.
Tales defectos se acrecentaron con la llegada al poder de su consorte, y son las causas de la oleada de críticas que enfrenta hoy la pareja, en un contexto donde su protagonismo resulta inoportuno para el nuevo Gobierno, a la par que insultante para la sociedad en su conjunto.
Marta Sahagún persiguió a la periodista argentina Olga Wornat y a la revista Proceso por denunciar las corruptelas de sus hijos, pero la deshonestidad y la ambición de la entonces primera dama era inocultable, lo mismo que su ignorancia y frivolidad, de las que hizo gala en su libro Caminando, publicado por la editorial Planeta en 2005 y firmado por Sahagún, quien contó con la colaboración de Amparo Espinosa Rugarcía.
Las 130 páginas del volumen son una ensalada de sensiblería, de frases vacuas o torpes que Marta consideraba sublimes, junto con desaforadas declaraciones hipócritas, todo ello aderezado con decenas de fotografías que exaltaban su imagen, ya sea jugando futbol con niños en edad escolar, fingiendo ayudarlos en sus tareas o departiendo con el papa Karol Wojtyla, con Laura Bush o con el Dalai Lama.
En el texto, que parece ideado por su peor enemiga, es decir, por ella misma, Marta afirma con todo desparpajo que “al convertirme en la esposa del Presidente de México, mi propósito era trabajar por los grupos más necesitados…” (p. 35).
En realidad trabajó para ella misma con proyectos como el de la fundación seudofilantrópica Vamos México, y protegiendo los negocios corruptos de sus hijos, cuyas ramificaciones se van descubriendo día con día.
Dispuso ampliamente de los recursos del pueblo de México confiados a la institución presidencial, al grado de que se creó incluso una oficina para su apoyo personal, sin que jamás se hubiera justificado ese dispendio.
Escribía la primera dama que “una sociedad sin utopías camina a ciegas… Pero de utopías no se come” (p. 16), y en momentos en que todavía ejercía todo el poder de la Presidencia, a través de su marido, insinuaba sus pretensiones políticas al afirmar: “Estoy convencida de que en un futuro cercano México será gobernado por una mujer” (p. 125).
En el volumen, confeccionado para su propia promoción, se describía como una mujer que “quiere aprender de todos y de todo” (p. 16); en su dedicatoria agradecía a Fox su “inagotable generosidad”, mientras que en su epílogo declaraba haberlo escrito en “la casa pequeñita” que compartía en Los Pinos con Vicente donde, decía, “atiendo los asuntos de casa, como siempre los he atendido. Estoy al pendiente del orden, la limpieza y la comida… Todos los días escojo qué vamos a comer…” (p. 129).
Es el mismo tono de frivolidad con que la pareja exhibió la forma de vida ostentosa que lleva en el rancho de San Cristóbal, en una entrevista publicada en la revista Quién el pasado 14 de septiembre.
Dicha publicación presentó un retrato fiel de la manera en que a sí misma se percibe la pareja Fox-Sahagún, al grado de que incluyó los detalles que esos personajes libremente le aportaron, como la siguiente transcripción que es el pie de una de las fotos de la pareja abrazándose de pie en los jardines de su lujosa propiedad: “Amorcito Corazón”.
Mientras posaban para las fotos, Marta relajaba a Vicente diciéndole cariñosamente: “Qué hombre tan guapo, ¿quiere usted bailar conmigo?, ¿me regala un besito?”.
En otras gráficas se muestra la alberca donde los Fox “disfrutan nadar” para “refrescar” sus inexistentes ideas, y se exhibe su envidiable “paraíso personal” donde “habitan en libertad patos, venados y pavos reales, entre otras especies. En el enorme lago hay una amplia variedad de coloridos peces”.
La psicología de Fox-Sahagún, dictaba que ese reportaje despertaría la admiración de la sociedad mexicana hacia ellos, pero el resultado fue exactamente inverso, desatando por el contrario un alud de indignadas y justas críticas.
A raíz de ellas, la pareja ex presidencial se siente calumniada, y Fox recurre a sus trampas y mentiras de siempre.
Por ejemplo, se dice dispuesto a ser investigado “a fondo”, declaración que no afecta en nada su situación real ni prueba su honestidad.
En su página web www.centrofox.org.mx colocó un video con la grabación de un spot difundido en junio de 1999, donde el entonces precandidato del PAN a la Presidencia atacaba a los políticos que desde el poder amasaban fortunas, y mostraba su rancho de San Cristóbal, que desde luego lucía mucho más modesto que en la actualidad.
Tramposamente, el taimado panista se despedía de los televidentes diciéndoles amistosamente: “Ésta es tu casa”, como si el producto de sus latrocinios, como el
exhibido hoy en su famoso rancho, estuviera a disposición del pueblo de México.
En el mismo sitio web se difunde una carta dirigida por Vicente y Marta a los “asociados” del Centro Fox y de Vamos México, fechada el 21 de septiembre, donde los polémicos cónyuges amenazan con no dejar de “trabajar en nuestras convicciones” (sic) sólo “porque unos cuantos que sí saben hacer mucho ruido, llenos de maldad quieren frenar a quien ha vuelto a casa con la frente en alto…”.
En realidad, con su ostentación fueron los propios Fox quienes dieron lugar al escándalo, y ahora dicen que quienes los critican están “llenos de maldad”.
Todavía más absurda es una carta de protesta escrita por la pareja y publicada el 22 de septiembre en El Universal, donde hacen referencia que “es bien sabido y comprobable la honestidad de Vicente Fox”.
Leemos: “No es ético que se siembre la duda cuando lo único que se ha hecho es entregar la vida misma por el servicio a nuestro país”.
Así es como la pareja se sigue considerando a sí misma, queriendo prolongar más allá de su sexenio la dinámica de incurrir cotidianamente en el expolio del pueblo y el abuso de poder, cubriéndose al mismo tiempo de autoelogios.
En su escrito, enviado al director de ese periódico, le cuestionan: “¿Qué acaso Lino Korrodi tiene mayor autoridad moral que Vicente Fox?, ¿qué acaso no conoces que Vicente Fox es un hombre de valores y de principios?”.
Evidentemente, Vicente Fox carece de todo valor y principios, como no sean los de mentir, robar y abusar de los demás, por lo que no tiene autoridad moral alguna, pero la credibilidad de Korrodi no depende de su propia moralidad, sino del conocimiento que tiene de los negocios turbios de Fox por su larga amistad con él.