YA ENTENDIMOS ...
Mónica González Contró
Ya entendimos a qué se refería Vicente Fox después de su último Informe de Gobierno, cuando ante la pregunta de un reportero sobre cómo se sentía al concluir su sexenio, respondió: “Como un campeón”.
Sorprendió la afirmación en ese momento ante la situación en la que dejaba al país, pero ahora parece claro que no estaba pensando en ello, sino en el prometedor futuro que le esperaba, labrado desde el cargo de la Presidencia, tal como se ha manifestado con el reciente escándalo sobre su fortuna a raíz de la publicación de las ya célebres fotos de su rancho en una revista de sociedad (o como sea que se pueda clasificar a ese tipo de publicación).
Hace un año vaticinábamos que el Presidente se retiraría con su jugosa pensión a un espacio privilegiado al que no llegarían los problemas del México real, pues al igual que Los Pinos en su momento, el rancho del ex Presidente goza de la inmunidad de las carencias que debe afrontar la inmensa mayoría de los mexicanos de este país.
Mientras Fox y Sahagún posan sonrientes ante la cámara, alrededor, cercándolos aunque se nieguen a verlo y hagan todo por evitarlo (como tener grandes cercas, seguridad que impida la entrada, y todo un escenario decorativo falso) está Guanajuato (junto con Michoacán) como el principal estado expulsor de niños que viajan solos a Estados Unidos.
Los niños y adolescentes migrantes, quienes son víctimas de toda clase de abusos, son vecinos de Marta y Vicente, aunque éstos ni siquiera lo sepan ni les importe enterarse.
Pensar que la acumulación en este país, y particularmente en ese estado, y su ostentación no constituyen una afrenta para estos niños, parecería denotar que se ha perdido toda capacidad para realizar juicios éticos.
La condena moral de esta actitud (que por otra parte tampoco sorprende) no pasa ni siquiera por el hecho de tratarse de recursos mal habidos, sino por el simple hecho de enriquecerse y exhibirse en un país con altos niveles de pobreza, al que gobernó y por el que no hizo nada.
Es imposible pensar que no hay una responsabilidad por cada infante en situación de pobreza extrema, por cada muerte causada por enfermedades curables, por los niños y niñas que deben trabajar o que no reciben educación, o por todos los pequeños que deben abandonar a su familia para irse al otro lado, cuando se ha ocupado el cargo de Presidente de la República.
Parece que sólo Fox puede hacerlo, pues de lo que aparentemente no hay duda es de que no tiene remordimientos ni le parece condenable hacer alarde de su riqueza en medio de la miseria. Incluso se considera víctima de una campaña en su contra, impulsada por algún maloso que quiere desprestigiarlo y engañar a los mexicanos.
Qué triste es ser testigos de que alguien que ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo en el país se sienta así, satisfecho y tranquilo. ¿Podría imaginarse mayor egoísmo? Creo que quien no entendió la pregunta fue Fox, y nunca comprendió nada durante su Gobierno y tampoco lo comprende ahora.
Cuando alguien ocupa un cargo público debe responder por él y trabajar por quienes lo eligieron y por quienes no lo hicieron, como es el caso de los niños y niñas, quienes deben sufrir las más atroces consecuencias de su egolatría.