YA NO ES NOVEDAD, LO NOVEDOSO SERIA QUE RECONOCIERA QUE ES UN INEPTO, MENTIROSO Y PERVERSO
Por el Taller de Economía Social y políticas Públicas
El gobierno espurio de Felipe Calderón se ha venido caracterizando, igual que su predecesor Vicente Fox, por anuncios espectaculares de obras o metas, que en la práctica son inalcanzables; y ahora han tomado la falta de acuerdos en el Congreso como justificantes. Con este pretexto, de entrada todos los escenarios que se trazan están sujetos a la aprobación de las reformas estructurales y de esta manera, si el legislativo no pasa ninguna reforma, entonces se estaría en el escenario inercial, donde todo lo comprometido quedaría sin realizarse dado que no habrían los recursos adicionales provenientes de las reformas.
El escenario denominado base prevé resultados siempre y cuando se apruebe la reforma hacendaría-fiscal que está en revisión en el legislativo. En tercer lugar, el escenario “sobresaliente”, estima un impulso muy importante al crecimiento económico y al empleo derivados de las obras de infraestructura que se realizarían, este escenario sobresaliente está en función de que se aprueben todas las reformas estructurales que -según dicen- necesita el país, sin embargo no se menciona específicamente cuales son estas reformas. Las cifras presentadas en el programa de infraestructura, a principios de Agosto, son muy alegres. En el escenario base se estarían creando 720 mil empleos adicionales y en el escenario sobresaliente se alcanzaría el doble: un millón 440 mil empleos. Estos puestos de trabajo se refieren únicamente al impacto directo resultado de la inversión adicional en infraestructura. Obviamente, conforme avanza el sexenio, el gobierno espurio se olvida de aquello del “presidente del empleo” y no se hace ninguna referencia al muro fronterizo con EUA, por aquello de que, según las cifras del Consejo Nacional de Población, este año podríamos estar en 550 mil trabajadores que emigren al país vecino.
Desde luego que el país necesita tanto la creación de obras de infraestructura como la mejora y ampliación de las existentes. A decir de los detalles mostrados en el Programa de Infraestructura se tienen bien identificados cuales son los proyectos necesarios, en que regiones del país estarían y los volúmenes necesarios de inversión. Pero resulta tramposo condicionar la realización de estas obras a la aprobación de las reformas estructurales las cuales sólo muestran las ganancias privadas y el deterioro de las condiciones sociales. Desde la Secretaría de Hacienda es posible reasignar el presupuesto público y mejorar la eficiencia en el cobro de impuestos para lograr los niveles previstos de inversión en infraestructura que son del orden de 2 billones de pesos, aunque sólo una parte es inversión pública, el resto son recursos de particulares.
Otro gran anuncio que se presentó desde el año pasado y que ahora está persistentemente en la publicidad televisiva es el Programa de Primer Empleo. El impacto publicitario es desbordante, nauseabundo y todo ello solo sirve para promocionar subsidios a los empresarios. El objetivo de este programa es subsidiar hasta por 12 meses el 100% de la cuota obrero patronal de seguridad social al crear nuevos puestos de trabajo. El presupuesto anual destinado es de tres mil millones de pesos lo que podría, en promedio, financiar hasta 300 mil nuevos trabajadores, los cuales son candidatos siempre que no hayan cotizado previamente al IMSS, la transferencia del subsidio inicia en el décimo mes, luego de que el trabajador haya laborado por nueve meses en una empresa. El subsidio tiene una duración máxima de 21 meses.
De esta forma el propósito del Programa del Primer Empleo es incentivar la contratación de jóvenes y de aquellos que laboran en la informalidad. El incentivo consiste en reducir el costo laboral. Se dice buscar también que: los trabajadores, particularmente jóvenes, adquieran mayor experiencia laboral y habilidades en un empleo permanente. Este programa sólo reduce el costo laboral durante un período breve y, en todo caso, el empresario puede recontratar a otro nuevo joven para volver a beneficiarse del subsidio. Por su parte, el trabajador despedido sólo habrá reunido experiencia por menos de dos años
Estas acciones gubernamentales son muy parciales, ciertamente la estadística laboral indica que las personas menores de 20 años tienen muchas dificultades para incorporarse a un trabajo. De hecho en el grupo entre 14 y 19 años el 82.4% de ellos no cuenta con derechohabiencia a ninguna institución de seguridad social, pero no sólo es un problema de jóvenes, en general esta cifra es muy alta cerca del 60% del total de los trabajadores no cuenta con seguridad social.
Decimos que estas acciones son parciales puesto que los jóvenes ya con cierta experiencia, fuera del amparo del programa de primer empleo, estarán frente a una realidad aún más perversa, ya decíamos que la mayor parte de los trabajadores no cuentan con ninguna seguridad social y el problema más importante para ellos no será el de la experiencia sino el hecho de que estarán desempleados por haber perdido el trabajo o por la terminación de las contrataciones temporales, éstas causas se van haciendo más frecuentes en los trabajadores conforme aumenta la edad. A saber, entre los 20 y 29 años de edad el 38.3% de los desocupados se encontraban en esta situación debido a la pérdida del puesto de trabajo, esta cifra alcanza el 61% para los trabajadores de más de 50 años.
Así, el balance que podemos hacer del programa de primer empleo es que no resuelve ningún problema de la sociedad, pero sí beneficia a los empresarios. La cantidad de trabajadores considerados como sujetos por este programa es muy reducida, en todo caso la solución que debe implementarse, no ésta, sino una muy conocida: la promoción del crecimiento económico y el fortalecimiento de los presupuestos familiares. Con una economía creciente habría oportunidades no sólo para los jóvenes sino también para los trabajadores de mayor edad que se enfrentan desde hace muchos años a un mercado deprimido donde no se tienen vacantes para ellos.
El programa de primer empleo está dirigido no a los jóvenes, o a los trabajadores informales, sino que está abiertamente dirigido a patrocinar a las Afore, sin que las empresas incurran en costos, ya que para eso recibirían subsidios. El universo de trabajadores que no cotizan a las Afore es de más de 23 millones de trabajadores, un número muy superior a los 17 millones que sí tienen una cuenta de Afore. El mecanismo de primer empleo se encargaría de inscribir a una Afore, en forma automática, a los cerca de 300 mil nuevos trabajadores beneficiados del programa, los cuales una vez inscritos al IMSS tendrían deducciones salariales para realizar aportaciones a las Afore.
En conclusión este gobierno de los empresarios, hace grandes anuncios y promueve, supuestamente, grandes programas sociales, que solo sirven para canalizar fondos para incrementar las ganancias mientras que la crisis social es manifiesta en amplios sectores de la sociedad.