UYYYYYYYYYYYY, QUE MIEDO, POBRECITA NIÑA
A la niña se le apareció Elba
Alvaro Cepeda Neri
Lástima que la Agencia El Universal no proporcionara el nombre del reportero que fotografió a la maestra —de las perversidades de la “grilla” truculenta al estilo del priismo salinista—, en un acto magisterial y que aparece en la portada de Siempre! (29/VII/07). Y donde, queriendo hacerse la buena y simpática, se acerca a una niña, una princesa de la inocencia y ésta, percibiendo la personificación de la maldad de Elba y víctima del pánico, logra escabullirse a punto de soltar el llanto.
Y no era para menos. Que de pronto la señora Gordillo se abalance sobre una criatura... ¡incluso sobre un adulto!, buscando con ese acercamiento, disfrazada de la abuelita de Caperucita, aparecer como la maestra de la niñez que nunca fue, en un falso acto de sencillez para que los reporteros que cubrían el evento hicieran la crónica de un nuevo cuento infantil. Pero la niña, espontánea, le dio la espalda y corrió, tal vez, en busca del amparo de sus padres para que la salvaran, echándole a perder la escena.
¡Esta placa merece el Premio Nacional de Fotografía! Atrás de la niña está Elba (de compañera de viaje y benefactora del calderonismo y del PAN a enemiga para nuevos chantajes que le reditúen más poder económico y político) con una sonrisa forzada en su rostro de metamorfosis artificiales, como perdonando la conducta de la niña que en ese minuto conoció el miedo, que no olvidará jamás. Ella, que en su candidez, sus fantasías legítimas, en su vestido llevaba la imagen de la Princesa y el Príncipe, cuando de pronto apareció lo que la infancia que vive los sueños y ensueños del candor, le teme tanto o más que al mismo dueño del averno.
¡Qué fotografía! La habíamos visto en los periódicos. Pero, en la portada de Siempre!, adquiere, por sus colores y tamaño, una mejor dimensión. Los brazos de Elba se quedaron en el vacío, cuando quiso abrazar a la niña, porque ésta
seguramente imaginó que la capturaba un monstruo y escapó como de rayo.
La dueña del imperio corporativo magisterial, abeja reina del Panal, que ha puesto en jaque a Calderón, dio un ultimátum a la titular de la SEP, puso a su yerno como el poder tras el trono en la secretaría y prepara el terreno electorero para postular como presidente interino o candidato para la sucesión presidencial a Robinson-Bours, debió vivir uno de sus peores momentos, cuando esa niña la despreció. Y en lugar del “colorín, colorado, este cuento se a acabado”, las lágrimas de la inocencia exorcizaron a la niña para librarla del mal.