PARO NACIONAL
* De seguir las movilizaciones contra las políticas del gobierno federal, el descontento popular organizado se puede llegar a convertirse en un verdadero catalizador del rencor y las frustraciones que hoy privan en el ambiente de nuestro país
El pasado 1 de mayo se percibió la tensión social y el descontento de los trabajadores independientes del país, quienes se mostraron decididos a consolidar un frente nacional contra el neoliberalismo que detenga las afectaciones al bienestar de los mexicanos pobres, y la oleada de privatizaciones que anticipan, viene adelante, entre ellas, de las industrias del petróleo y electricidad, del IMSS, y contra la reforma laboral cuyo objetivo, expresaron dirigentes, es despojar al gremio obrero de sus derechos fundamentales, como ya lo reveló, dijeron, la reforma a la ley pensionaria del ISSSTE, y darle todo a los poderes fácticos económico-políticos del país.
Una vez concluida la reforma a la ley pensionaria del IMSS, estaba prevista la del ISSSTE, y así continuarán estas reformas estructurales, que tienen el fin de privilegiar el poder económico vinculado al poder político por e! ncima de los legítimos derechos de los trabajadores y de los mexicanos en general, aseveró Valdemar Gutiérrez, dirigente de los trabajadores del Seguro Social.
Líderes sindicales independientes e integrantes del Frente Amplio Progresista encabezados por el perredista Jesús Ortega, advirtieron en el Zócalo que la lucha por derogar la reforma pensionaria del ISSTE es un frente común nacional, que busca detener las reformas estructurales.
Ortega anunció que se incrementarán las manifestaciones de rechazo en los próximos días y semanas, en tanto se lleven al cabo otras acciones en el ámbito jurídico ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En este marco se han presentado hasta el momento unas 50 mil demandas de amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para suspender la vigencia de la legislación ap! robada p or el Congreso de la Unión, en detrimento, señalaron, de los derechos adquiridos por los trabajadores.
La parte central de los discursos al término de las movilizaciones por el Día del Trabajo 2007, estuvo marcada por expresiones de rechazo a las reformas del ISSSTE, a las cuales se sumaron reivindicaciones sociales antineoliberales, de exigencia de bienestar general, de demanda de control a la violencia desatada en el país. Hubo también diversos cuestionamientos contra el clero católico por su activismo político, y el anticipo de paros parciales e incluso uno nacional de mayor alcance.
Voceros de organizaciones sindicales independientes afiliadas a la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y lideres del Frente Amplio Progresista, anunciaron acciones contun! dentes que podrían derivar en paros parciales de actividades y hasta una huelga nacional contra el “embate neoliberal”
Las principales secciones que reconocen a la dirigencia nacional del magisterio encabezado por Rafael Ochoa y la presidenta del gremio, Elba Esther Gordillo, decidieron no acudir a la parada del 1 de mayo para no sumarse a las demandas que se vertirían.
Anticiparon que habría expresiones de rechazo contra las reformas estructurales, especialmente las recientes al ISSTE, las cuales fueron apoyadas por Gordillo y por el líder de la desarticulada FTSE, Joel Ayala.
En tanto, el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, dijo que el movimiento obrero democrático ha hecho un alto en el camino para evaluar el avance de la derecha política en los últimos años, que insiste en la implementación de políticas públicas neoliberales que atentan contra las garantías de bienestar y los derechos laborales.
Esparza aseveró que los poderes fácticos económicos vinculados a la derecha y al poder político, tienen en mente despojar a los trabajadores de los derechos obtenidos a través de décadas de lucha; pero si continúan intentándolo, advirtió, se toparán con un gremio organizado y en pie de lucha, que no lo permitirá.
Como el fenómeno del sindicalismo en México es amorfo, disímil y con diversas vertientes, QUEHACER POLÍTICO entrevista al profesor e investigador Enrique de la Garza Toledo, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Iztapalapa, especialista en sindicatos y cuestiones laborales, quien nos habla del tema.
Para él, existen principalmente tres tipos de sindicatos, desde hace mucho tiempo.
En el primero están “los que los académicos llamamos corporativos y los cuales se encuentran agrupados en el Congreso del Trabajo y son la mayoría, todos son del PRI y, sin embargo, están en buena relación con los gobiernos panistas”.
Para el también doctor en Sociología por el Colegio de México (Colmex), la característica de estos sindicatos “es el sometimiento a las políticas del Gobierno, es decir, son expertos en apoyar aumentos salariales, políticas económicas, proyectos de ley laboral que vengan desde el Gobierno, y a cambio de ello el Gobierno los protege para que no sean cuestionados por posibles oposiciones, poniendo muchos obstáculos jurídicos y no jurídicos para que predominen, desde la Secretaría del Trabajo”.
Indica que ahí están las grandes confederaciones como la CROM, la CROC, la CTM, los grandes sindicatos como el de Pemex, el SUTERM –quitando al SME–, el ferrocarr! ilero y otros, y para él pueden ser llamados sindicatos! “estata les o progubernamentales”.
En segunda instancia, refiere el especialista con posdoctorados en la Universidad de Warwick en Inglaterra y Berkeley en California, están los sindicatos independientes que “surgieron por la oposición al Gobierno y por los conflictos con el Congreso del Trabajo” e indica dos divisiones dentro de éstos.
El primero “se une en torno al Sindicato de Telefonistas que formaron la Unión Nacional de Trabajadores; ahí están los del Seguro Social, los pilotos, los de la UNAM, las sobrecargos, entre otros; por otro lado está el Sindicato Mexicano de Electricistas, que tiene su zona de influencia en el centro del país, la capital y los estados circunvecinos, ahí no hay sindicatos muy grandes pero van movimientos sociales como los zapatistas o los del Barzón, entre otros”. Y los define como de “oposición general al Gobierno o a los empresarios”.
Luego están los terceros, a los cuales desde hace mucho tiempo se “les ha llamado sindicatos blancos, éstos están concentrados en Monterrey, la mayoría tienen algo en Puebla, en Guanajuato, en Chihuahua, éstos no son del PRI, del Congreso del Trabajo ni de los independientes, sino que son sindicatos que creó el Grupo Monterrey en la época de Lázaro Cárdenas para oponerse a la CTM, que era radical, y están directamente controlados por los patrones, no por el Gobierno, y podríamos llamarlos patronales”.
Finalmente menciona el doctor Enrique de la Garza Toledo, en ese tercer grupo se podrían incluir a la Cervecería Cuauhtémoc, de Hojalata e ILSA, de Celulosa y Derivados, Cartones Titán y otros… los Garza Sada fueron los creadores de este tipo sindicalismo y se ha extendido a algunas empresas, como en Puebla”.
Los sindicalistas anuncian que su lucha se radicaliza
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