EL EDITORIAL DE LA REVISTA EL CHAMUCO
Calderón está marcado, de origen, por la ilegitimidad - uno tras otro, diversos protagonistas de aquel proceso electoral, desde Vicente Fox hasta Carlos Ahumada, pasando por Santiago Creel, han ido revelando los entretelones del fraude-, pero él es el presidente de las instituciones y se ha encargado de recordarlo una y otra vez con sus acciones y una costosísima campaña mediática. Sin embargo, este gobierno tiende a resquebrajar las instituciones en las que se asienta el Estado mexicano: en materia económica, actúa como un mero administrador de los intereses de los grandes capitales; en materia internacional, se ha sometido a los mandatos de Washington; el poder corruptor de los cárteles de la droga corroe y mina las instituciones y desgasta al ejército en una guerra de mal pronóstico; finalmente el olvido de los principios fundamentales del Estado laico pone al país a merced de una lógica religiosa que tanta sangre le costó a México en los siglos XIX y XX. Al parecer, Calderón busca establecer lo que Andreas Novy define como liberalismo autoritario: “una forma agudizada del liberalismo económico en el que las libertades políticas son consideradas de segundo orden frente a lo político (…) un estado fuerte que con violencia impida el acceso de las mayorías a las decisiones”. Este modelo fue aplicado en la dictadura de Pinochet.
La reforma del Estado se antoja difícil y compleja, por lo que este gobierno parece haber tomado la decisión de hacer cachitos al Estado y al país.
Revista El Chamuco