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lunes, 16 de abril de 2007

TEQUILA CON LIMON Y SAL?

Cultura de la borrachera neoliberal: demagogia, nacionalismo y saqueo

Rebelión
Fernando Buen Abad Domínguez

Nacionalismo embriagado de entreguismo

He aquí un nacionalismo tequilero que se auto-confiere virulencia patriotera globalizada ahora que goza de las bendiciones providenciales del TLC y de los gobernantes del fraude. He aquí un retruécano ideológico para amansar conciencias, ¡muy mexicanos!, ¡muy bebedores!, ¡muy demagogos! Detrás vemos una película larga y más larga… con charros, adelitas y cantinas que -con la bendición de Dios, según los dueños del negocio- glorifica el saqueo, la alienación y la explotación de miles de trabajadores. “El tequila, uno de los emblemas de identidad nacional, está en poder de extranjeros… hasta el momento de capital nacional, más de 85 compañías con razón social mexicana -instaladas en el occidente y el centro del país- están aliadas o ya fueron absorbidas por firmas estadunidenses y españolas...”2 La cultura está en otra parte. Paren la represión en Oaxaca.

Han gastado mucho dinero en tratar de convencernos de que somos por naturaleza borrachos, mujeriegos, peleoneros y cantarines, siempre resignados a los influjos del Tequila3 y el nacionalismo más retrógrado. Hemos debido soportar, durante siglos, el fardo demagógico de los señores hacendados y los señores industriales, herederos de la misión colonialista, que con su “doctrina de seguridad empresarial” exhiben al “pueblo mexicano” orgulloso de su identidad etílica. Invento simbólico rentable del que se mantienen unos cuantos vivales saqueadores de los recursos naturales y explotadores del trabajo campesino y obrero. México embriagado con simbolismos para esclavos. “México produjo el año pasado más de 209 millones de litros de tequila, de los que exportó 117 millones, la mayoría a Estados Unidos”4.

El Tequila es de Tequila

En Tequila “la población económicamente activa (PEA) en el municipio, se clasifica principalmente de la siguiente manera: el 47% se dedica a actividades agropecuarias como el cultivo del agave, maíz, sorgo y árboles frutales; el 25 % se desempeña como obreros en las fábricas de tequila, el 20% al comercio formal establecido e informal y el 8% a oficios, profesionistas y técnicos”5. Tequila, unas 58.000 hectáreas, posee los mejores sembradíos de agave azul, (materia prima del tequila) y está en trámites para convertirse en Patrimonio Mundial en su capítulo “paisaje cultural” se presume que con eso habría recursos para capacitación y desarrollo técnica pero especialmente para impulsar el “Turismo”… y ya hay mafias listas para enriquecerse, más, entre los mariachis y charros. “La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) asegura que 30% de las bebidas alcohólicas que se venden en el país son adulteradas. En dinero, este porcentaje implica ventas aproximadas de seis a nueve mil millones de pesos, y una evasión fiscal de dos a tres mil millones de pesos, según publicó la Comisión para la Industria de Vinos y Licores”6.

La borrachera como folclor

La primera fábrica fue instalada en 1600. Nadie imagina con exactitud hasta dónde llegan los estragos alienantes, causados a la población mexicana, por los miles y miles de películas (y Tequilas) –repetidas hasta la nausea- con canciones, fotos, revistas, programas televisivos especiales, anuncios publictarios… plagados con imágenes de México en atuendo, para los señoritos “bien”, de charro y china poblana… calzón de manta pa la plebe. Identidad mass media forzada y reforzada rentablemente “ante nuestros propios ojos”. Identidad desmemoriada que borra, apunta de Tequilas, la lucha de clases, el sometimiento y humillación de los trabajadores desaparecidos a la sombra de la “época dorada” con actores y cantantes “populares”. Cultura autoritaria del ranchero hacendado, su caballo, (siempre más fiel que la peonada enemiga potencial de clase) y la atmósfera rural plena de amoríos campiranos, canciones a lomos de guitarra y buches de Tequila. La Revolución traicionada. “Los hijos de españoles nacidos en México, los criollos, fueron los directos herederos de la caballería hispana, y con sus servidores indígenas adaptaron las monturas, las sillas, los estribos y las espuelas de los guerreros hispanos, para hacerlas útiles a los vaqueros y hombres de campo, criollos y mestizos. Así entraron los primeros elementos mexicanos en la caballería, la arriería y la Charrería. Los trajes de los jinetes españoles, siguiendo el gusto barroco del mexicano, se convirtieron poco a poco en los coloridos trajes del Charro.”7

No a los satanismos contra el Tequila.

La agroindustria del tequila, con todas sus contradicciones de clase, alcanzó cierto desarrollo en las economías regionales con beneficios económicos importantes luego de un periodo de elaboración por obrajes diversos y talleres de hacendados. Su base prehispánica contiene una riqueza cultural que hoy se dilapida en las borracheras neoliberales, como todo el trabajo de los mexicanos. “Con esta planta sola parece que bastara, a proveer de todas las cosas necesarias a la vida humana… porque toda la planta junta sirve de vallado y guarda de las heredades, las hojas sirven de tejas para defender los techos de las lluvias, los tallos sirven de vigas y de las mismas hojas se sacan hebras de hilo, de que hacen alpargates, y lienzo, y otras obras de ropa, para costales y otras cosas que nosotros solemos hacer de lino y cáñamo y algodón, de las puntas se hacen clavos y punzones, de los cuales usan los indios para oradar, las orejas y por esta vía mortificarse cuando se ocupan en el culto de sus dioses, hácense también alfileres, agujas y abroxos, y puntas acomodadas para la guerra, y rastrillos acomodados para sus telas... y además de esto cuando se quitan los pimpollos, cortándolos con navajas de piedra mana de aquella con cantidad cierto zumo o licor... del cual se hace vino, vinagre, miel y azúcar, porque destilando este zumo y cociéndolo se hace más dulce y más espeso hasta que finalmente se engruesa y queda en azúcar, hácese vino del mismo licor, desleydo con agua añadiéndole cáscaras de naranjas, y de melones, y otras cosas con que más fácilmente se embriaguen, que es lo que esta gente más desea... de este mismo licor, hacen ellos, el vinagre, deshaciéndolo en agua, y dejándolo estar al sol por espacio de 9 días, el mismo zumo, provoca los meses de las mujeres, ablanda el vientre, mueve la orina, purifica los riñones, y la vejiga, quiebra las piedras, limpia las vías de la orina... Tomando una hoja de este mismo maguey, y puesta a asar al fuego, y esprimiéndolo en una escudilla, y añadiéndole un poco de salitre, muy molido, y con esta mistura endando as señales de las heridas frescas, quita las señales con mucha facilidad, y que muy poco o nada se conozcan, como consta por muchas experiencias”8.

El proceso de producción capitalista del Tequila usa la materia prima casi exclusivamente para la preparación de la bebida. Se desaprovecha muchos subproductos del agave como el ixtle para jarcias. Van quedando marginadas otras actividades que producían tejido para la costalería, lazos y reatas. “Ante la posibilidad de desaparecer como productores de agave para tequila y mezcal, por la fuerte competencia de grandes empresas, campesinos de ocho estados acordaron conformar la Unión Nacional de Productores de Agave… Los productores de agave azul -materia prima del tequila- advirtieron que empresas como Herradura, Sauza, Cuervo y Orendain comenzaron la siembra de un millón de plantas, por lo que en corto tiempo -el proceso de maduración de la planta lleva de siete a ocho años- ya no requerirán de "nuestra materia prima" y eso llevará a un desplome de los precios y al posible abandono de los campos de cultivo. Sin embargo, comentaron que a la fecha sólo se produce 40 por ciento de las 40 mil millones de plantas requeridas para la producción de tequila y mezcal, bebidas que tienen alta demanda a escala internacional. Producir un litro de tequila -aseguraron- cuesta 220 pesos, ya que para la materia prima se requieren 160 pesos y el resto del dinero corresponde a gastos de producción, envasado y etiquetado”9

Más claro… ni el Tequila.

El Tequila es hoy un producto que sintetiza la proclividad burguesa mexicana al entreguismo. Expresa en todos sus procesos un mercadeo demagógico de esa “identidad” inventada por la burguesía para que los mexicanos anden por el mundo como un símbolo “nacional” vendible en el extranjero al lado del mariachi, el chile y el zarape… nacionalismo campirano que sobrevive con símbolos rentables en las prácticas mercantiles más turbias. Lo cierto es que se entrega al “mercado global”, el trabajo de campesinos y obreros. Se entregan los recursos naturales, la materia prima envueltas en demagogia, con la bendición de las “autoridades” eclesiásticas, militares, empresariales y políticas más deleznables… se entrega el trabajo de los campesinos y los obreros (la riqueza del país) a los intereses del TLC y de cualquier destino de ventas dispuesto a extender la farsa.

La industria tequilera, cada día ve cómo más empresas foráneas llegan a producir. “Firmas estadunidenses, francesas y canadienses montan fábricas de tequila con 'capital fresco' sacado de las formas más añejas de saqueo y redes internacionales para competir en una industria en expansión. La estadunidense Brown-Forman, que opera marcas como las de whiskeys Jack Daniel's y Canadian Mist, la champaña Korbel y los vinos Bolla, llegó este año a tierras mexicanas para adquirir 33 por ciento del capital accionario de Tequila Orendain, la sexta productora más grande del país. Don Julio, una de las marcas más prestigiadas en el mercado, también logró un acuerdo con la canadiense Seagram Company Ltd., la empresa que maneja el 7 Crown y Crown Royal. A través de Joseph E. Seagram & Sons, su filial estadunidense, Seagram invertirá en Don Julio para crear una nueva firma con la que pretende impulsar la presencia del tequila en los mercados mundiales. Recientemente, la francesa Remy Martin lanzó al mercado su nuevo tequila llamado Arraigo, que es fabricado en Jalisco por su socio, Tequila Newton. Las firmas inglesas Allied Domecq y United Distillers & Vintners ya operaban desde hace un lustro casas tequileras en México. United Distillers, que maneja los whiskyes J&B y Johnnie Walker, y el vodka Smirnoff, posee 45 por ciento de Cuervo, el tequila más vendido en el extranjero. Por su parte, Allied Domeq es el propietario único de Tequila Sauza, la marca más consumida en México y la de mayor crecimiento en Estados Unidos. Allied opera el whiskey Ballantine's y el coñac Courvoisier. El año pasado, el empresario alemán Martin Grassel abrió la primera fábrica de tequila en el turístico Puerto Vallarta, donde produce su tequila Porfidio, que es exportado al mercado europeo”. ¡Salud!

La producción de Tequila tiene una historia larga de terratenientes feudales más tarde devenidos en capitalistas con una apertura indiscriminada al capital extranjero. Reinos de latifundios y de despojo de las tierras a los campesinos y a los pueblos originarios, como casi todo en México. Para la producción del Tequila las condiciones de trabajo suelen ser pésimas. Los trabajadores son mano de obra víctima jornadas agotadoras, pésimos salarios, incremento arbitrario de impuestos… y desde luego también son víctimas de los cuerpos represivos del ejército, la policía y la “seguridad privada” o “guardias blancas” a la disposición del empresario moderno y católico (en su mayoría). La opresión sobre los trabajadores se silencia de mil maneras. Incluso con telenovelas. Incluso con Tequila. No cesa la emigración a Estados Unidos, por la falta de oportunidades laborales y por la tradición de explotación inclemente sobre los campesinos indígenas que tiene su fama oculta. Hay que escuchar las lamentaciones de los trabajadores y sus familias.

La riqueza producida por la producción de Tequila sólo ha traído a los trabajadores más explotación y más humillación. Los industriales son una “casta divina”, que se ha beneficiado con el desarrollo industrial financiado con impuestos pagados por el pueblo, créditos y beneficios fiscales diversos: la construcción de caminos, autopistas, vías de ferrocarriles, la creación de un mercado interno más amplio e integrado, el crecimiento demográfico y la inversión extranjera. Hasta no hace mucho la producción se basaba fundamentalmente en campos de cultivo controlados por los cobradores del agave y talleres manufactureros con base artesanal pero ha crecido la industria y muy rápido pasó a ser botín de compañías extranjeras, con maquinaria y tecnología, sistemas de producción y relaciones de producción que definen el crecimiento de un proletariado industrial que integra peones llegados del medio rural y artesanos provenientes de los talleres arruinados por la competencia de la gran industria.

Uno toma sus Tequilas con un placer contradictorio y demandante. La culpa no es del Tequila. Las calamidades producidas por los empresarios tequileros neoliberales, nada tienen que ver con las virtudes del trago. La borrachera mercantil es un vicio del sistema mismo, no de los pueblos. La borrachera de los pueblos, agravada como problema de salud pública, es un problema que sólo resolverán los pueblos en la medida que resuelvan el problema de la explotación, el saqueo y la alienación… incluso etílica. México vive el drama terrible del embrutecimiento alcohólico acelerado como negocio de parásitos amafiados. Se requiere mucho más que terapias mesiánicas para acabar con este flagelo.

Se necesita un método de consumo muy festivo que en lugar de enturbiar la conciencia la clarifique y la fortalezca. Darle vuelta a la historia. Un buen Tequila es muy saludable si se bebe con alegría solidaria porque acarrea el saber histórico del trabajo social que sabe a gloria. Perfuma la fraternidad y pone en pie los pensamientos más rebeldes. Incluso sin limón y sin sal. Que el próximo Tequila no rinda homenaje secreto a quienes se enriquecen a nuestras costillas, que de ahora en más alimente una voluntad rebelde que no se contente con banalidades ni farándulas… que esta vez de nos vuelva Revolución Permanente como lo es en los labios de campesinos y obreros desde 1910. Que beberse un tequila, entre luchadores revolucionarios, sea un homenaje a la organización de los trabajadores, a libertad de los trabajadores, a la des-alienación definitiva. ¿Porqué no? ¡Salud!