INDICE POLITICO
Francisco Rodríguez
MEXICANOS EN LA O.C.D.E
SOMOS EL ÚNICO país miserable en el "Club de Ricos" que, como usted bien sabe, es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, más conocida por sus siglas OCDE, que tiene su sede en París.
Y, últimos de la lista del mentado club, hasta la capital francesa vamos a mostrar nuestras miserias.
¿Quién no recuerda, para empezar, al representante que Vicente Fox tuvo en el organismo, para empezar?
Del nombre, ni yo mismo. Uno más de los muchos que pasaron por el cuerpo diplomático de Foxilandia con más penas que glorias. De las acciones, eso, sí, aún se ríe –para disfrazar la envidia y/o el coraje—más de medio país.
El "embajador Dormimundo", le apodaron. Por aquello de los varios colchones y almohadas que, para su confort y el de su familia, compró a precios que algunos calificaron de estratosféricos.
De carcajada. Tanto el comprador, como los críticos.
Y nos vuelve a ganar la risa, para no variar ahí en la OCDE.
Porque es ahora ni más ni menos que la mismísima cabeza de la Organización, el también mexicano José Ángel Gurría, quien es señalado por la británica revista The Economist por sus, digamos, extravagancias financieras y, faltaba más, su nepotismo.
Y aunque Gurría y la misma OCDE ya salieron a desmentir y a aclarar al semanario, hay un punto que no queda del todo claro.
Porque, si bien él no fue responsable de la remodelación del departamento asignado a quien encabeza la Organización… si no es cierto que una de sus hijas fue empleada de la OCDE, "pero sólo dos semanas" y ganando el equivalente al salario mínimo francés… si lo de los boletos para el futbol que le regaló Nestlé… bla, bla, bla… lo que sí resulta harto criticable es que dependa de los oficios de su subjefe de staff, Gabriela Ramos, anterior directora de la OCDE en México y de los servicios de su esposo Ricardo López, quien fue contratado en el centro de desarrollo de la misma OCDE.
Si bien pudiera no existir algo ilegal en dicho nombramiento, incluso en el caso de su hija Eva, sí es algo que llama la atención cuando sabemos que Gabriela Ramos fue, antes de estar en la OCDE en México, secretaria particular de Andrés Rosenthal Gutmann, justo el hermano de Jorge Castañeda, otrora secretario de Relaciones Exteriores al inicio del sexenio foxista.
Rosenthal, junto con Andrés Holtzer, el hispano Juan Carlos Torres, y el ex banquero José Madariaga, representan en México poco claramente intereses de la familia Cuatrecasas que se extienden por todos los países que conforman la OCDE, por lo que pudiera presentarse un claro conflicto de interés.
Hacen bien Gurría y la Organización que jefatura en defenderse, pero mejor sería rectificar su dependencia hacia ciertos criterios identificados con los usos y prácticas ¿de otros sexenios’, cuando aquellos decían al jefe:
"Compadre, no te pido que me des, sino que sólo me pongas donde hay".
Habrá más para los Cuatrecasas, pues…
SOMOS EL ÚNICO país miserable en el "Club de Ricos" que, como usted bien sabe, es la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, más conocida por sus siglas OCDE, que tiene su sede en París.
Y, últimos de la lista del mentado club, hasta la capital francesa vamos a mostrar nuestras miserias.
¿Quién no recuerda, para empezar, al representante que Vicente Fox tuvo en el organismo, para empezar?
Del nombre, ni yo mismo. Uno más de los muchos que pasaron por el cuerpo diplomático de Foxilandia con más penas que glorias. De las acciones, eso, sí, aún se ríe –para disfrazar la envidia y/o el coraje—más de medio país.
El "embajador Dormimundo", le apodaron. Por aquello de los varios colchones y almohadas que, para su confort y el de su familia, compró a precios que algunos calificaron de estratosféricos.
De carcajada. Tanto el comprador, como los críticos.
Y nos vuelve a ganar la risa, para no variar ahí en la OCDE.
Porque es ahora ni más ni menos que la mismísima cabeza de la Organización, el también mexicano José Ángel Gurría, quien es señalado por la británica revista The Economist por sus, digamos, extravagancias financieras y, faltaba más, su nepotismo.
Y aunque Gurría y la misma OCDE ya salieron a desmentir y a aclarar al semanario, hay un punto que no queda del todo claro.
Porque, si bien él no fue responsable de la remodelación del departamento asignado a quien encabeza la Organización… si no es cierto que una de sus hijas fue empleada de la OCDE, "pero sólo dos semanas" y ganando el equivalente al salario mínimo francés… si lo de los boletos para el futbol que le regaló Nestlé… bla, bla, bla… lo que sí resulta harto criticable es que dependa de los oficios de su subjefe de staff, Gabriela Ramos, anterior directora de la OCDE en México y de los servicios de su esposo Ricardo López, quien fue contratado en el centro de desarrollo de la misma OCDE.
Si bien pudiera no existir algo ilegal en dicho nombramiento, incluso en el caso de su hija Eva, sí es algo que llama la atención cuando sabemos que Gabriela Ramos fue, antes de estar en la OCDE en México, secretaria particular de Andrés Rosenthal Gutmann, justo el hermano de Jorge Castañeda, otrora secretario de Relaciones Exteriores al inicio del sexenio foxista.
Rosenthal, junto con Andrés Holtzer, el hispano Juan Carlos Torres, y el ex banquero José Madariaga, representan en México poco claramente intereses de la familia Cuatrecasas que se extienden por todos los países que conforman la OCDE, por lo que pudiera presentarse un claro conflicto de interés.
Hacen bien Gurría y la Organización que jefatura en defenderse, pero mejor sería rectificar su dependencia hacia ciertos criterios identificados con los usos y prácticas ¿de otros sexenios’, cuando aquellos decían al jefe:
"Compadre, no te pido que me des, sino que sólo me pongas donde hay".
Habrá más para los Cuatrecasas, pues…
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