SOLO LOS ESPURIOS Y URSURPADORES SE CREEN LA....

Curiosa bancarrota de Pemex

Por: Héctor Barragán Valencia

¿Dónde están los activos que debían aparecer en la hoja de balance de Pemex, luego de inversiones millonarias en Pidiregas? Alguien nos debe una explicación

Jamás en la historia Petróleos Mexicanos (Pemex) tuvo más ingresos y está en quiebra. Nunca se invirtió tanto en Proyectos de Infraestructura Productiva de Largo Plazo, los famosos Pidiregas (557.6 mil millones de pesos desde el Gobierno de Ernesto Zedillo, equivalente a más de la mitad de su deuda de un billón de pesos), y los pasivos de la empresa petrolera son iguales o ligeramente superiores a sus activos.

Las reservas probadas de petróleo bajaron de 24 años en 2001 a nueve años a enero de 2007. Es curiosa e incomprensible la bancarrota y el desplome de las reservas petroleras de Pemex. ¿Cómo se explica que a pesar de las cuantiosas inversiones cayeran las reservas y al mismo tiempo la empresa esté en quiebra técnica, por sus exiguos activos?

¿Dónde están los activos que debían aparecer en la hoja de balance de Pemex, luego de inversiones millonar! ias en Pidiregas? Y, ¿dónde están las reservas de crudo que debieron encontrarse con tamaña inversión? O, en todo caso, ¿en qué se invirtieron los casi 560 mil millones de pesos en Pidiregas? Alguien nos debe una explicación.

Muchas riñas, disputas y desavenencias han habido en el Congreso los últimos años, la mayoría por asuntos realmente menores, y ninguna de ellas tiene relación con una exigencia a la paraestatal y al Ejecutivo federal para que expliquen qué se hizo con los dineros que ingresaron, vía deuda, a Pemex en los últimos doce años. ¿Por qué se da tan poco peso a los asuntos que sí importan?

La otra cara del problema que aqueja a Pemex es conocida: La absurda transferencia de recursos fiscales, que oculta la ineficiencia y el enorme costo de Hacienda. En 2006, Pemex pagó casi 585 mil millones de pesos al fisco, equivalente a 55.2 po! r ciento de su venta total, a 93.2 por ciento de su utilidad a! ntes de impuestos y a 40 por ciento del ingreso fiscal.

La disyuntiva es clara: Salvar a Pemex y evitar la importación de petróleo en 2013 implica una reforma fiscal para impedir la expoliación de la empresa o inyectarle masivamente recursos privados, que puede ser el equivalente a concluir la privatización de la petrolera, que jamás se llamará por su nombre (privatización), dado el peligro de crisis política y hasta de estallido social. Esto es lo que está en juego.

Lo indicado es la reforma fiscal, pero aun sin ella podría aliviarse la presión que se ejerce sobre Pemex si Hacienda hiciera mejor su chamba: Sólo el año pasado los créditos fiscales irrecuperables ascendieron a 160 mil millones de pesos y están en litigio otros 200 mil millones de pesos, y de acuerdo con el récord de esa Secretaría, sólo se recuperará menos de 40 por ciento. Eso s&! iacute;, hostiga a los trabajadores por su cuenta, pese a que durante meses no hayan obtenido ingresos.

Algunos se alegran porque al fin se acabe la riqueza petrolera, haciendo eco del poeta Ramón López Velarde, pues volvería el país a la cordura.

Quizá sea así. Pero entonces serían insuficientes los 165 mil millones de pesos que se estima recaudar al cobrar IVA a medicinas y alimentos. Para cubrir el hueco que dejarían los ingresos petroleros se requerirían otros 420 mil millones, lo cual implicaría cobrar más impuestos sobre la renta. Sería el fin de los regímenes especiales y de la consolidación fiscal. ¿Querrán eso los súper ricos?