NADA SE OCULTA CON UN DEDO: YUNQUISTAS vs YUNQUISTAS
Ana María Salazar
2 de febrero de 2007
Aquí les va una adivinaza: ¿En qué se parecen PAN, PRI y PRD? ¡En que los tres son partidos de la oposición! Sí, a pesar que el PAN es supuestamente el partido "oficial" el comportamiento de su dirigente nacional, Manuel Espino, ha sido más como el de un líder de oposición, que el dirigente del partido que llevó a Felipe Calderón a la Presidencia de México.
De hecho, el PAN le está haciendo mucho más daño al presidente Calderón que el mismo PRD y que el PRI. Por ejemplo, si el dirigente perredista Leonel Cota o el mismo "presidente legítimo" Andrés Manuel López Obrador hubiesen criticado la actuación del jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en contra del terrorismo, Calderón no se hubiese visto forzado a dar una conferencia de prensa especial o repudiar en público los comentarios de los perredistas durante su viaje.
Pero el hecho de que la crítica provenía del líder de la misma bancada que del presidente, empujó al mandatario mexicano a reaccionar y repudiar los comentarios del líder de su partido (EL UNIVERSAL, 31/01/07.) Y aunque Espino dijo que sus comentarios fueron tomados fuera de contexto, aún aceptando estas explicaciones del PAN, me pregunto ¿por qué Espino no salió inmediatamente a aclarar sus comentarios ante los medios internacionales o a disculparse con Zapatero y Calderón?
Uno entiende la insistencia de Manuel Espino de subrayar la independencia del PAN de la Presidencia como un rompimiento con el comportamiento del PRI en el pasado, pero este argumento es una falacia. Por algo el PAN se le llama el "partido oficial".
En cualquier parte del mundo, el apoyo de un partido a un candidato a la Presidencia o a cualquier puesto de elección significa una aceptación del candidato y una identificación filosófica por parte del partido con las propuestas del candidato. Por lo tanto, cualquier gobierno debería de asumir, como fue el caso del gobierno español, que una crítica del líder del partido "oficial" refleja la posición del Presidente.
De la misma forma, no hay que olvidar que cuando habla Espino, habla el PAN. No se puede separar al partido de su dirigente. Entonces, cuando Espino incomoda, ataca o debilita al presidente Calderón, únicamente puede interpretarse como si el PAN buscara golpear al mandatario. Si acaso Manuel Espino no representa una posición que favorece a los intereses del PAN, entonces ¿Qué y a quién representa?
Hay que aclarar que pueden existir divergencias entre el partido "oficial" y su presidente o gobernador. De hecho, hay ejemplos de esto en todo el mundo. En la era clintoniana, Bill tomó decisiones que enfurecieron a los legisladores demócratas y en este momento el presidente Bush tiene furiosos a muchos congresistas de su partido ante el tema de los trabajadores indocumentados y la guerra en Irak. Pero hay una diferencia fundamental entre fricciones con diferentes sectores del partido y el usar el partido para atacar al Presidente: la ropa sucia se lava en casa no ante gobiernos extranjeros.
Y asumiendo que pueden existir diferencias entre el partido oficial y su gobernante, lo sorprendente es que estas diferencias están sucediendo en los primeros 100 días del sexenio, cuando, curiosamente los "verdaderos" partidos de la oposición han tenido una actitud aunque agresiva, pero menos dañina que el PAN durante este período de luna de miel. Y la foto publicada de la reunión entre Calderón y Espino esta semana (EL UNIVERSAL, 01/02/07), no es la imagen de un matrimonio político, sino un divorcio agrio y tóxico.
Y es que parecería que el PAN (Espino) se ha olvidado de una realidad fundamental en la política partidista: Si le va bien al gobernante, le va bien al partido. Si el electorado percibe a Felipe como un Presidente exitoso o incompetente, esto se traduce en el éxito o la pérdida de votos para el PAN en las elecciones intermedias en 2009. Por ello, para el PAN sabotear a Calderón es como si el partido se disparara en la pierna. Por eso se llama fuego amigo y por eso puedo concluir invitándolos a que inventen el final de esta adivinanza y me la manden a mi correo electrónico: ¿En qué se parecen Espino y Leonel Cota?