MUCHO SHOW POLICIACO Y NINGUN CAPO CAPTURADO
Por Humberto Padgett
padgett@eme-equis.com.mx
El arranque fue espectacular: con apenas ocho días en la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa anunciaba y ordenaba la puesta en marcha de grandes operativos militares contra el narcotráfico.
Era un 8 de diciembre y, a 30 días de aquella fecha, de aquel anuncio, de aquel arranque espectacular, es momento que aún no se sabe, con datos duros y generales, el alcance de lo obtenido.
Sólo, hasta el momento, datos menores, logros pírricos. Detenciones mínimas.
Ni uno de los grandes capos del narcotráfico en México han sido detenidos.
El Chapo sigue libre, lo mismo que El Azul o El Mayo Zambada o Vicente Carrillo. Libres y en movimiento, también, los Leyva Beltrán, los Valencia y hasta la nueva zarina de Tijuana, Enedina Arellano, goza de tranquilidad absoluta.
Ataviado en uniforme militar, Felipe Calderón aseguraba que la lucha contra el narcotráfico sería sin cuartel en su sexenio y pedía a los militares en el inicio de los operativos “no desfallecer” en este esfuerzo para combatir al narco, que sólo en 2006 dejó un reguero de 2 mil 400 ejecutados.
Los operativos militarizados para el combate al narcotráfico se iniciaron el 8 de diciembre en Michoacán.
La operación se armó con un aparato de siete mil efectivos del ejército, la marina, la Policía Federal Preventiva, la Procuraduría General de la República y decenas de aviones, helicópteros y vehículos terrestres y acuáticos.
Diez días después, el gabinete ofreció los primeros resultados oficiales del despliegue efectuado en Michoacán: se habían destruido 2,116 plantíos de mariguana, asegurado casi cinco toneladas de mariguana, 133 kilos de semilla del mismo enervante y cuatro de semilla de amapola, 55 armas de fuego, 12 vehículos y mil 359 pesos.
Pero el 2 de enero se encontró el cuerpo baleado de un niño de 13 años de edad a las afueras de Morelia. El niño Ángel Ramos es uno de los 25 ejecutados que el Ministerio Público ha conocido desde que se implantó el Operativo Conjunto Michoacán.
“Como su comandante supremo, yo los instruyo para que continúen sirviendo a México con justicia, con valentía e integridad, para que sigamos firmes en la batalla contra el crimen, para que no desfallezcamos”, reclamó Calderón a la tropa al día siguiente, en Michoacán. Ese día vistió la casaca militar.
Pero al 8 de enero se tenía que en Michoacán se requirieron siete mil hombres para detener a 81 sospechosos.