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viernes, 26 de enero de 2007

LOS SUEÑOS GUAJIROS DE UNA MENTE ENFERMA Y ALCOHOLIZADA

Los Días Grises de K-Calderón

Por Encendiendo Conciencias

Han pasado casi dos meses desde que Felipe Calderón asumiera la presidencia, obtenida a través de un escandaloso fraude electoral que lo manchó de por vida. Esa mancha, intente lo que intente, no se la podrá quitar nunca. En este lapso de tiempo, aún tratando de mantenerse entre sombras, el espurio Calderón ya mostró lo que se trae entre manos para el resto de su sexenio:

El presupuesto aprobado por el Congreso de la Unión, en el que intentó hacer un vergonzoso recorte a la educación pública, principalmente a la UNAM, muestra que para el panista la educación no es prioridad, menos si de educación pública se trata. Este es un punto sensible para el pueblo mexicano y un pilar esencial para el país, basta recordar la máxima del prócer de la independencia cubana José Martí “un pueblo culto es un pueblo libre”.

• Se anunció como un presidente conciliador, con llamados a la paz y a la unidad nacional en una carísima campaña de medios, pero poco a poco se va mostrando sin tapujo alguno, como lo que en realidad es. Mientras intenta recortar el presupuesto a la cultura e instituciones de educación pública, anuncia con bombos y platillos el aumento del sueldo a los militares. No es casualidad que se haya vestido de militar, porque el ejército y su “mano dura” anuncian una guerra, no contra el narcotráfico, ni contra los grandes cárteles de la droga, sino contra todos aquellos, que son millones, inconformes con su gobierno. En Michoacán, por ejemplo, a pesar del alboroto mediático no obtuvieron grandes resultados, ninguno de los grandes capos fue capturado. Si comparamos esa acción de la PFP, con la de Oaxaca, es fácil deducir que la guerra anunciada es contra el movimiento social del país.

• Trata de ganar legitimidad ante la población montando una comedia, que sólo sus allegados pueden creerse: la firma del decreto donde anuncia austeridad. Claro, con sus más de 150 mil pesos mensuales, él y los grandes empresarios no resentirán el estrepitoso aumento de precios a la canasta básica, en especial, de la tortilla, alimento base de los que menos tienen, que en algunos estados del país rebasa los quince pesos por kilo. Subió más la leche que lo que Calderón se redujo de salario, un 10%.. Este indignante hecho contrasta con sus ilusas promesas de campaña, y peor todavía con el aumento irrisorio al salario de los trabajadores que no rebasó los 2 pesos diarios, para tener un promedio nacional de apenas 47 pesos diarios.

• Cada día que pasa Calderón intenta curarse en salud. El mensaje siempre es el mismo, “vamos por buen camino”, “estamos avanzando”, “estoy muy contento por los primeros días de mi administración”. Lo que en realidad refleja es su preocupación, que trata de ocultar tras un mensaje de confianza y seguridad, sabe que su gobierno está en tela de juicio. Si pudo tener algún respaldo popular, éste se agota rápidamente. Su administración se encuentra aislada y sin legitimidad.

• Inauguró su sexenio desatando una terrible represión contra el pueblo oaxaqueño, que desde mayo del año pasado sostiene una lucha tenaz contra Ulises Ruiz Ortiz, gobernador de aquella entidad. Calderón llegó con las manos manchadas de sangre, pocos días antes de ponerse la banda presidencial, se desató un espectacular operativo contra los integrantes de la APPO en Oaxaca, comandado por la PFP. Hasta el día de hoy, la represión salvaje se mantiene, y Calderón es partícipe activo del baño de sangre contra el movimiento popular. Muestra de ello son los pretextos a los que la secretaría de gobernación alude para no resolver el conflicto mediante la vía del diálogo, y la continúa represión y hostigamiento que viven los miembros de la APPO, como ocurrió el pasado 13 de enero con el desalojo del plantón que exigía la libertad de los presos en el penal de Miahuatlán.

• “Yo haría lo mismo que Fox” declaró en mayo del 2006, siendo todavía aspirante a la presidencia, tras el violento ataque de la PFP y la policía del Estado de México contra los pobladores de San Salvador Atenco, en el que se cometieron múltiples violaciones a los derechos humanos. Como saldo de aquella ofensiva policíaca dos jóvenes, Alexis Benhumea y Javier Cortés, fueron asesinados, alrededor de cuarenta mujeres fueron ultrajadas sexualmente y más de doscientas personas encarceladas, de las cuales hasta hoy, casi nueve meses después de los atropellos, treinta continúan en prisión. Existen cerca de cien personas bajo proceso penal y algunos más, como América Del Valle, han tenido que refugiarse debido a la persecución política de la que son víctimas. Pese a que diversos organismos de Derechos Humanos a nivel nacional e internacional han demostrado la inocencia de los presos y, por el contrario, la culpabilidad de policías y funcionarios del gobierno federal, donde incluso la misma ONU reprobó las acciones y exigió castigo a los responsables materiales e intelectuales del operativo, el gobierno de Calderón ha hecho caso omiso a tales llamados.

• De continuar así, mientras más tiempo pase su debilidad aumentará. Se encuentra entre la espada y la pared, con carencia de respaldo y legitimidad popular. Su tarea, asignada por los grandes centros financieros, es aplicar las reformas que Fox dejó pendientes. Para tal objetivo, para complacer la rapacidad del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, cuenta con el apoyo de una parte de los empresarios de este país (la de mayor incondicionalidad al proyecto neoliberal), el alto clero y los medios de comunicación, particularmente, los televisivos. Intentará imponer a toda costa las tan anheladas reformas estructurales (IVA a medicinas y alimentos, Reforma laboral, Privatización energética, etc) si desea conservar la venia de sus amos.

• Miguel Angel Yunes, ex secretario de seguridad pública federal, premiado por su actuación en el caso Atenco, es hoy el director del ISSSTE. Anuncia con fanfarrias que se pondrá en marcha la reforma al Régimen de Jubilaciones y Pensiones de ese instituto en el transcurso de este mes, lo que ha desatado ya algunas reacciones, por lo menos declarativas, de varios sindicatos en el país.

• Por más que intenten negarlo, el descontento popular en México es mucho. Aunque el Cardenal Norberto Rivera Carrera minimice el alza en el precio a la tortilla, saben que ese punto ha desatado una gran inconformidad en las capas más desfavorecidas de México. Saben que esto es una especie de olla de presión con ya demasiado vapor dentro. La situación política nacional, el aumento en la pobreza, el desempleo y las nada inteligentes medidas hasta hoy aplicadas por el gobierno, agudizan el descontento.

• Es tarea de todo el movimiento social del país, sindicatos, organizaciones sociales, colonos, estudiantes, etc., no permitir que Calderón avance ni un milímetro en sus intenciones. Debe ser prioridad frenarlo, echarlo para atrás. Que no pueda pararse en ningún lugar sin que se realice una protesta. Que tenga que gobernar siempre temeroso, detrás de las cámaras de televisión. Es imprescindible la unidad en torno a este punto para que el movimiento logre debilitarlo aún más. Es necesario que ese enojo popular, bien organizado, se convierta en un torrente de fuerza, que haga a Calderón, no sólo retroceder, sino que libere a los presos políticos de Oaxaca y Atenco, que no imponga las reformas estructurales, que no haya más recorte en rubros tan importantes como la educación y la cultura. Que todo su gobierno sea gris, y que pase desapercibido para los dueños del dinero, es tarea de todos los indignados que están dispuestos a dar la pelea por un México mejor. Para este escenario, lo mejor sería que el pueblo mexicano no tuviera que soportar todos los 6 años de ofensas y ofensivas que se vislumbran con Calderón e la presidencia.