Y CUAL ES EL VERDADERO ROSTRO DE FeCAL?
El rostro de Calderón: desprecio por la ciencia
Por: René Anaya
El presupuesto que presentó el Ejecutivo federal revela el verdadero rostro del calderonismo: represión y desprecio por la educación, la ciencia y la cultura.
Probablemente la falta de conocimiento sobre la importancia de la educación, la ciencia y la cultura haya llevado a los encargados de las finanzas públicas del país a proponer un recorte enorme en esos rubros, esenciales para el crecimiento de México.
Aunque lo más seguro sea que forme parte de un proyecto cuidadosamente planeado para terminar con las universidades y centros públicos de investigación, como parece indicar un documento del círculo cercano del Presidente, que se ha difundido entre los directivos de las universidades privadas.
Los tiempos de oscuridad
También se ha considerado que la reducción del presupuesto a las universidades y a las actividades científicas y culturales, responde a la obediencia fiel de los criterios y exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Lo cierto es que el próximo año, de aprobarse el presupuesto como se presentó, la seguridad pública tendrá un incremento de 2 mil millones de pesos, en tanto que la cultura presentará una merma de 2 mil millones de pesos; la educación sufrirá un recorte de 7.7 por ciento en relación con la partida ejercida en este año. Se destaca que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dejará de recibir 900 millones de pesos, en tanto que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) contará con 300 millones de pesos menos.
Pero eso no es todo, los 27 centros SEP-Conacyt correrán el riesgo de cerrar sus puertas en agosto próximo, según advirtió la doctora Virginia García Acosta, directora general del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), uno de los centros en peligro de desaparecer, al igual que el Instituto Nacional de Astronomía, Optica y Electrónica (INAOE), que recientemente puso en marcha el Gran Telescopio Milimétrico; El Colegio de México (Colmex); el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), entre otros.
A la amenaza a las actividades científicas, se une el peligro de suprimir también las actividades culturales, pues también se reducirá significativamente el presupuesto al Instituto Nacional de Antropología e Historia, al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, al Conaculta, al Sistema Nacional de Creadores y Artistas, al Instituto Mexicano de Cinematografía, a las compañías de danza, y a los canales de televisión 11 y 22.
Si se impone una reducción al gasto público en educación, ciencia y cultura, se confirmarán los peores presagios sobre este gobierno, pues se tratará del inicio de una escalada oscurantista que pondrá al país alineado con la corriente fundamentalista de las ultraderechas.
Cuando la derecha nos alcance
El largo brazo de la derecha parece que está a punto de alcanzarnos para condenarnos irremisiblemente al subdesarrollo y a la dependencia científica y tecnológica, pues como ha señalado el doctor Drucker Colín: “He escuchado de muchos políticos que un país tan pobre como México no puede invertir en ciencia y tecnología, y yo les contesto... que es exactamente al revés: México es pobre precisamente porque no invierte en ciencia”.
Esta afirmación, que comparten muchos otros científicos, tiene un sustento real, los países que hace dos o tres décadas tenían la misma o mayor pobreza que México, y que invirtieron en ciencia y tecnología, actualmente son grandes potencias económicas o, por lo menos ya no son tan pobres. Tal es el caso de España, Corea del Sur y Singapur, para no hablar de Japón y la emergente China.
Sin embargo, algunos de nuestros políticos parecen obedecer a proyectos oscurantistas que ya han empezado a golpear a la UNAM. Un diputado panista se congratuló de la reducción del presupuesto, aunque sea una de las cien mejores universidades del mundo (ocupa el lugar 74), por arriba de la Complutense de España, de todas las latinoamericanas y de las universidades estadounidenses de Washington y Birmingham, entre otras.
El ataque es contra todos los institutos públicos de estudios superiores, sin importarles que la UNAM, el IPN, el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del IPN y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) sean los principales centros de investigación de México, en donde se han formado la mayoría de los mejores investigadores del país, que han hecho aportaciones significativas al conocimiento científico.
Claro que eso no importará, pues al parecer se pretende eliminar toda institución donde se fomente la investigación, la creación y la crítica, actividades peligrosamente subversivas y nocivas para un régimen de derecha.