FeCAL PEOR QUE FOX? YO CREO QUE SI
Hagan su apuesta…
Por: Guillermo García Oropeza
Desde hace unos días estoy interesado en un juego político que es entre divertido y ominoso. Sucede que en esta temporada todo el mundo se junta para ir despidiendo al año y acercarse a la locura navideña, al puente Guadalupe-Reyes, brindis y otras frivolidades de temporada. El juego consiste en una pregunta y una apuesta —pagadera muy cómodamente a seis años, conste— sobre si es posible que el sexenio —o lo que dure— de Calderón puede ser peor que el de Vicente Fox. En una comida de políticos priístas en desgracia, algunos de los cuales son, sin embargo, excelentes analistas políticos, se me ocurrió hacer con toda travesura la pregunta y proponer la apuesta.
Y la primera vez la respuesta fue categórica: “No, no es posible”, pero eso sucedía antes de la toma de posesión, en los últimos días del foxismo cuando Vicente parecía empeñado es ser más frívolo y aferrarse a su trono tambaleante. Pero a medida que fueron pasando los días, la respuesta optimista de que Calderón sería, por fuerza, mejor que Fox se iba debilitando y se admitían dudas y matices. Y cuando viene el sainete de toma de posesión, el despliegue militar, la entrega a Televisa en el show que suple al viejo ritual republicano y, sobre todo, cuando se destapa el gabinete, la seguridad de que íbamos a mejorar se fue llenando de dudas ominosas. Y algunos, incluso ¡quien lo creería!, empiezan a extrañar el foxato, quizá por aquello de que es preferible lo malo por conocido que el sospechoso bien por conocer.
Y quizá sea la elección de Ramírez Acuña, en Gobernación, lo que haya levantado más dudas sobre la bondad del proyecto calderoniano. Para bien o para mal, el ex gobernador jalisciense llega al Centro con una reputación verdaderamente negra de Gran Represor y Torturador. Una especie de Pinochet —¡felicidades, que ya se murió aunque no ahorcado como lo merecía!— de Jamay, Jalisco, que llega al Centro con mano dura a liquidar toda oposición. Y quisiera no equivocarme, Ramírez Acuña quizá, digo, quizá no merezca el terror y la paranoia. Panista tradicional, fue el diputado más joven de su legislatura, donde Ramírez Acuña fue “arropado” por los priístas. Tanto que en los medios yunqueros Paco era visto como un priísta disfrazado, ¿será? Su gobierno en Jalisco fue, dirían los moneros, como su apodo: “opaco”, pero no una orgía de represión. No obstante, el hecho es que su nombramiento junto con el conjunto del gabinete y las primeras decisiones ponen a dudar a muchos sobre la famosa apuesta, ¿y dónde nos saliera peor? Hagan su apuesta, mexicanos y mexicanas.