DICEN QUE EL QUE MAL EMPIEZA, PUES, MAL ACABA
Calderón empezó mal
Por: Raúl Sinobas Solís
No cumplirle al pueblo es un acto de corrupción y Felipe Calderón comenzó mal su Administración de “las manos limpias”.
Ofreció un presupuesto de egresos austero, porque el grueso del paquete ya está comprometido, pero suficiente para combatir la pobreza, mejorar la educación, incentivar la actividad productiva y abatir la delincuencia. Y nos engañó con un presupuesto conservador, temeroso, poco imaginativo, alejado de la realidad de México y cercano a los análisis insensibles del Fondo Monetario Internacional.
Es una propuesta de presupuesto de Egresos que traiciona su propio diagnóstico de campaña, aquel que buscó y mereció votos con el compromiso de invertir más en educación, ciencia y tecnología, como base para impulsar el desarrollo, y de otorgar más incentivos fiscales, tan necesarios para promover la inversión productiva.
Al llegar al poder, la realidad se impuso. Y Felipe Calderón dio dos golpes de alto impacto mediático para llamar la atención. Al reducir el salario de los altos mandos, sólo ofreció un nuevo tipo de diezmo para inyectarlo al combate a la pobreza y aplicó la ley contra quienes generan inseguridad y atemorizan a la sociedad. Dos buenas ideas.
Sin embargo, su paquete económico es el más limitado de todos los presentados por gobiernos entrantes. Y lejos de que se repita el pleito tradicional en el Congreso, algunos sectores de la sociedad amenazan con paralizar al país.
¿Cómo ofrecer un gobierno humanista si se le reduce el presupuesto a las universidades públicas, semillero de los profesionistas, en lugar de aportarles las herramientas y exigirles resultados? ¿Se puede apostar al turismo como palanca del desarrollo incrementando 500 millones de pesos adicionales a su pírrico presupuesto anual? ¿Por qué agregarle un impuesto adicional al refresco, única bebida energizante al alcance de la gran fuerza productiva del país, los obreros?
Por eso, la propuesta de presupuesto que presentó Calderón tendrá que ser modificada y mejorada por los diputados de oposición, pues de lo contrario en México podría iniciarse una revolución social.