En la luna
Jacobo Zabludovsky
Otra oportunidad perdida. En el Bucareli del lunes expresaba la esperanza de que el presidente Felipe Calderón no fuera a regresar a Ciudad Juárez “con manos y frases vacías”. Mea culpa por mi optimismo sin causa. El miércoles se presentó en la ciudad mártir con el talante de quien empuja la cara de su empleado sobre un pastel de merengue.
En una atmósfera de frivolidad más cercana al importamadrismo que a la tristeza del presente y a la preocupación por el futuro, fue la esperada reunión en que el gobierno federal volcaría todo su poder político, económico, militar, policiaco, mediático, moral, histórico, patriótico, decisivo y alentador para rescatar a la ciudad del caos semejante al del Chicago de los veintes y ubicarla en la ley y el orden del siglo XXI. Era la ocasión perfecta para corregir todo un trienio comprendido entre la declaración de guerra al crimen organizado, sin plan ni preparación, y la injuria contra 15 estudiantes, víctimas del terror, calificados de pandilleros. Todos los mexicanos estábamos atentos a las palabras presidenciales, a conocer la estrategia adecuada a la magnitud del desafío. A unirnos, como suele conjugar don Felipe, para ayudar a nuestros compatriotas en su desgracia.
Recurro a lo publicado el jueves por algunos periódicos. Reforma ironiza: “Calderón, con la valiosa compañía de su esposa y nueve secretarios de Estado… aclara que no puede venir cada miércoles… anuncia la apertura de una página de internet y revela: ha incursionado en Facebook… Yo lo que pido es que ocupen los espacios con responsabilidad… Yo en mis tiempos también era muy bravo…uno encuentra en la vida las compensaciones que necesita. Vamos a dejarlo así”.
EL UNIVERSAL: “El presidente tomó nota de los reclamos… ordenó traer un grupo de especialistas en plagios… ordenó nombrar un delegado de la PGR en Juárez… prometió regresar en dos semanas… dejó como sus representante a Luis Héctor Álvarez Álvarez entre otros”.
Milenio: “Juárez: tarde de promesas, bromas y piropos. Felipe Calderón ya no enfrentó el coraje de doña Luz María Dávila. Lo que imperó en el ambiente más bien fueron chascarrillos de él y de algunos interlocutores... más de una veintena de personas fueron ejecutadas en el lapso de una semana, es decir, desde la primera visita presidencial… Álvaro Navarro Gárate, director de promoción económica de este municipio, de plano le dijo al Presidente que su mujer, Margarita Zavala, tenía “”totalmente cautivados” a los juarenses… Calderón reviró enseguida: “Qué pasó, qué pasó. Bueno, no los culpo”. Y las risas y los aplausos reventaron en el salón del hotel…algunos no se sumaron… una mujer indígena con micrófono en mano estrujó a más de uno: “En mi comunidad se están muriendo de hambre… soy estudiante de prepa y tengo que vender chicles y chocolates para salir adelante”… Sí, diría en su momento el gobernador de Chihuahua José Reyes Baeza Terrazas, nadie tiene una varita mágica…”.
La Jornada: “Reunión planchada sobre seguridad… Aún sin definir el plan anticrimen para Juárez; excluyen voces críticas… Elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal golpean y despojan de cámaras y celulares a periodistas… desde las ocho de la mañana sitiaron el hotel… Presidencia no invitó a defensores de derechos humanos… Exclusión de “íncómodos”… Con violencia impiden a activistas participar en el foro de Ciudad Juárez… Empujones, jaloneos y golpes entre los efectivos de la Policía Federal (PF) y los manifestantes, en su mayoría estudiantes e integrantes de la sociedad civil que pretendían acercarse al lugar del encuentro”.
La Prensa: “Agentes de la Policía Federal golpearon a cuatro periodistas (se detallan nombres y medios) que cubrían las manifestaciones de cientos de jóvenes y además les quitaron sus equipos… el periodista Óscar Amaya, de 860 Noticias, dijo: ‘Nos quitaron los teléfonos, equipos, cámaras; nos encerraron y recibimos macanazos con los toletes… otros reporteros se salieron del evento presidencial cuando fueron avisados de lo que ocurría’… algunos comunicadores dijeron que el titular de la PGR, quien pocas apariciones ha tenido en esta ciudad, donde ha sido repudiado por la sociedad, hizo gala de cinismo, aduciendo enfrente del Primer Mandatario que nada de eso era cierto, y luego nadie hizo caso de nada y la reunión continuó”.
Algún día la historia se escribirá con base en las publicaciones periodísticas para contrastarlas con los boletines oficiales, en un ejercicio de humorismo trágico que reflejará la cara real de los hechos y no la del espejo de la reina del cuento.
Mientras tanto, otra oportunidad barrida bajo la alfombra de palabras, frases y promesas. Lástima.
Otra oportunidad perdida. En el Bucareli del lunes expresaba la esperanza de que el presidente Felipe Calderón no fuera a regresar a Ciudad Juárez “con manos y frases vacías”. Mea culpa por mi optimismo sin causa. El miércoles se presentó en la ciudad mártir con el talante de quien empuja la cara de su empleado sobre un pastel de merengue.
En una atmósfera de frivolidad más cercana al importamadrismo que a la tristeza del presente y a la preocupación por el futuro, fue la esperada reunión en que el gobierno federal volcaría todo su poder político, económico, militar, policiaco, mediático, moral, histórico, patriótico, decisivo y alentador para rescatar a la ciudad del caos semejante al del Chicago de los veintes y ubicarla en la ley y el orden del siglo XXI. Era la ocasión perfecta para corregir todo un trienio comprendido entre la declaración de guerra al crimen organizado, sin plan ni preparación, y la injuria contra 15 estudiantes, víctimas del terror, calificados de pandilleros. Todos los mexicanos estábamos atentos a las palabras presidenciales, a conocer la estrategia adecuada a la magnitud del desafío. A unirnos, como suele conjugar don Felipe, para ayudar a nuestros compatriotas en su desgracia.
Recurro a lo publicado el jueves por algunos periódicos. Reforma ironiza: “Calderón, con la valiosa compañía de su esposa y nueve secretarios de Estado… aclara que no puede venir cada miércoles… anuncia la apertura de una página de internet y revela: ha incursionado en Facebook… Yo lo que pido es que ocupen los espacios con responsabilidad… Yo en mis tiempos también era muy bravo…uno encuentra en la vida las compensaciones que necesita. Vamos a dejarlo así”.
EL UNIVERSAL: “El presidente tomó nota de los reclamos… ordenó traer un grupo de especialistas en plagios… ordenó nombrar un delegado de la PGR en Juárez… prometió regresar en dos semanas… dejó como sus representante a Luis Héctor Álvarez Álvarez entre otros”.
Milenio: “Juárez: tarde de promesas, bromas y piropos. Felipe Calderón ya no enfrentó el coraje de doña Luz María Dávila. Lo que imperó en el ambiente más bien fueron chascarrillos de él y de algunos interlocutores... más de una veintena de personas fueron ejecutadas en el lapso de una semana, es decir, desde la primera visita presidencial… Álvaro Navarro Gárate, director de promoción económica de este municipio, de plano le dijo al Presidente que su mujer, Margarita Zavala, tenía “”totalmente cautivados” a los juarenses… Calderón reviró enseguida: “Qué pasó, qué pasó. Bueno, no los culpo”. Y las risas y los aplausos reventaron en el salón del hotel…algunos no se sumaron… una mujer indígena con micrófono en mano estrujó a más de uno: “En mi comunidad se están muriendo de hambre… soy estudiante de prepa y tengo que vender chicles y chocolates para salir adelante”… Sí, diría en su momento el gobernador de Chihuahua José Reyes Baeza Terrazas, nadie tiene una varita mágica…”.
La Jornada: “Reunión planchada sobre seguridad… Aún sin definir el plan anticrimen para Juárez; excluyen voces críticas… Elementos del Estado Mayor Presidencial y de la Policía Federal golpean y despojan de cámaras y celulares a periodistas… desde las ocho de la mañana sitiaron el hotel… Presidencia no invitó a defensores de derechos humanos… Exclusión de “íncómodos”… Con violencia impiden a activistas participar en el foro de Ciudad Juárez… Empujones, jaloneos y golpes entre los efectivos de la Policía Federal (PF) y los manifestantes, en su mayoría estudiantes e integrantes de la sociedad civil que pretendían acercarse al lugar del encuentro”.
La Prensa: “Agentes de la Policía Federal golpearon a cuatro periodistas (se detallan nombres y medios) que cubrían las manifestaciones de cientos de jóvenes y además les quitaron sus equipos… el periodista Óscar Amaya, de 860 Noticias, dijo: ‘Nos quitaron los teléfonos, equipos, cámaras; nos encerraron y recibimos macanazos con los toletes… otros reporteros se salieron del evento presidencial cuando fueron avisados de lo que ocurría’… algunos comunicadores dijeron que el titular de la PGR, quien pocas apariciones ha tenido en esta ciudad, donde ha sido repudiado por la sociedad, hizo gala de cinismo, aduciendo enfrente del Primer Mandatario que nada de eso era cierto, y luego nadie hizo caso de nada y la reunión continuó”.
Algún día la historia se escribirá con base en las publicaciones periodísticas para contrastarlas con los boletines oficiales, en un ejercicio de humorismo trágico que reflejará la cara real de los hechos y no la del espejo de la reina del cuento.
Mientras tanto, otra oportunidad barrida bajo la alfombra de palabras, frases y promesas. Lástima.