Hummers, un asunto que confunde
Miguel Angel Granados Chapa
Los críticos de la presidenta del sindicato magisterial, Elba Ester Gordillo, se han apresurado a condenarla por la adquisición de 59 vehículos del modelo Hummer, y dejaron de lado en su prisa aspectos que conviene considerar. Por ejemplo, quizá la compra masiva de esas camionetas de apariencia militar es una contribución de la dirigente, que al fin y al cabo pasa buena parte del año en su residencia en San Diego, a la recuperación de la economía norteamericana en general, y de su industria automotriz en particular.
No hace mucho que General Motos fabrica los varios modelos de la marca Hummer y ya se enfrenta a dificultades con ellos. En la primera mitad del año la venta de esas poderosas camionetas en EE.UU. disminuyó en 40% debido, entre otros factores, a que sus motores son voraces consumidores de gasolina, pecado que de venial se convirtió en capital en la era de los altos precios del petróleo. Como se sabe, Hummer es la versión civil de un vehículo militar, el Humvee, cuyo fabricante original, “AM General Corp.”, vendió la patente y la marca a General Motors, que los arma en su planta norteamericana de Shreveport, Louisiana, y en Sudáfrica, en Port Elisabeth. (Considérese a este respecto otra faceta de la compra magisterial: acaso se pidió que los 59 vehículos procedieran de la tierra de Nelson Mandela, para favorecer el empleo en esa república, aún fatigada por las décadas en que imperó ahí el apartheid, y necesitada por ello de toda suerte de apoyos, especialmente cuando el sucesor de Mandela tuvo que renunciar debido a que presionó a la justicia en perjuicio de su rival político).
Téngase en cuenta, adicionalmente, que si bien el Hummer H3 —que es el modelo de la compra gordillista— es un vehículo caro, los hay para varias posibilidades: no diré que al alcance de todos los bolsillos, pero sí con gradaciones de precios que permiten ahorrar o gastar con toda la mano. En la página oficial de esa marca en México (donde los precios se fijan en dólares) se informa que el H3 Luxury cuesta 37,290; el Adventure (a secas), 40,390, y el Adventure Alpha, 43,390.
No ha quedado claro (no me quedó claro a mí, por lo menos) si los 59 vehículos corresponden todos a una misma categoría. Como en Hermosillo aparecieron sólo unos cuantos, quizá en el total los haya de los tres submodelos mencionados, que se entregarían según el humor de la regalante (es decir, la autora de los regalos, la lideresa Gordillo). Así, los dirigentes de las secciones 18 y 22, de Michoacán y Oaxaca, que pertenecen a la disidencia (excepto para casos como éste, en que se unen al oficialismo), recibirán los de menor precio, como también los de las secciones 25 y 19, de Quintana Roo y Morelos, en castigo por no haber impedido la insurgencia de las bases, que llegaron a la huelga. La lideresa de la Sección 9 recibiría el Hummer de precio intermedio, pues no está claro que pueda mantenerse en su cargo, y no tendría sentido desperdiciar el precio de un vehículo caro. En cambio, recibirían los de mayor precio los jefes de las secciones de confianza, como las de Baja California y Sonora, donde se han efectuado recientes reuniones del Consejo Nacional, la que el año pasado consagró el liderazgo vitalicio de la profesora y la que sirvió de escenario —este fin de semana— para el rumboso momento en que se anunció la entrega de la flotilla magisterial.
Considérese también que, a diferencia de otros años en que las secciones han sido provistas de otra clase de vehículos, esta vez resulta conveniente que los líderes utilicen unidades de apariencia castrense, capaces de circular en todo terreno. Si se toma en cuenta la representación de muchas secciones en la protesta contra la Alianza por la Calidad Educativa, concentrada en la ciudad de México, puede percibirse el riesgo de que la disidencia crezca o se alebreste en un número cada día mayor de estados. Esa circunstancia obligará a los líderes a viajar por todo el territorio en que se extiende la sección respectiva para mantener su control, para lo cual es imprescindible un vehículo de esta naturaleza, útil para el caso de que el descontento de las bases obligue a tomar las de Villadiego.
Pero detengámonos. Hemos estado imaginando aquí, además de los móviles de la compra, su uso por los dirigentes magisteriales, tal cual lo esbozó la mayor de ellos. Pero como la presidenta del SNTE modificó su plan original —o achaca a males interpretaciones la versión de que se trata de regalos a los jefes que le están subordinados— y ahora anuncia que las Hummer serán rifadas y la utilidad de los sorteos se destinará a adoptar 10 escuelas por sección, a fin de rehabilitarlas— hemos de poner atención a las rifas, que acaso se realicen en combinación con la Lotería Nacional, a cuyo director Francisco Yáñez Herrera se atribuye la idea de aliviar la crisis de GM con esta compra.
Ya en serio, tenemos que preguntarnos qué factor propició el desliz de Gordillo al ufanarse de un derroche ofensivo. O experimenta una sensación de poder mayor que nunca, firme su alianza con Calderón y próxima a formalizarse la del Panal con el PAN. O, por el contrario, sabe que su posición va en declive y necesita amarrar, con compromisos expuestos al público, la lealtad de los dirigentes sindicales que eventualmente aspiren a sucederla. Es probable que ellos no asimilen aún la discriminación que les representa ejercer su poder vicario sólo por unos años, mientras ella lo hace a perpetuidad.— México, D.F.
Los críticos de la presidenta del sindicato magisterial, Elba Ester Gordillo, se han apresurado a condenarla por la adquisición de 59 vehículos del modelo Hummer, y dejaron de lado en su prisa aspectos que conviene considerar. Por ejemplo, quizá la compra masiva de esas camionetas de apariencia militar es una contribución de la dirigente, que al fin y al cabo pasa buena parte del año en su residencia en San Diego, a la recuperación de la economía norteamericana en general, y de su industria automotriz en particular.
No hace mucho que General Motos fabrica los varios modelos de la marca Hummer y ya se enfrenta a dificultades con ellos. En la primera mitad del año la venta de esas poderosas camionetas en EE.UU. disminuyó en 40% debido, entre otros factores, a que sus motores son voraces consumidores de gasolina, pecado que de venial se convirtió en capital en la era de los altos precios del petróleo. Como se sabe, Hummer es la versión civil de un vehículo militar, el Humvee, cuyo fabricante original, “AM General Corp.”, vendió la patente y la marca a General Motors, que los arma en su planta norteamericana de Shreveport, Louisiana, y en Sudáfrica, en Port Elisabeth. (Considérese a este respecto otra faceta de la compra magisterial: acaso se pidió que los 59 vehículos procedieran de la tierra de Nelson Mandela, para favorecer el empleo en esa república, aún fatigada por las décadas en que imperó ahí el apartheid, y necesitada por ello de toda suerte de apoyos, especialmente cuando el sucesor de Mandela tuvo que renunciar debido a que presionó a la justicia en perjuicio de su rival político).
Téngase en cuenta, adicionalmente, que si bien el Hummer H3 —que es el modelo de la compra gordillista— es un vehículo caro, los hay para varias posibilidades: no diré que al alcance de todos los bolsillos, pero sí con gradaciones de precios que permiten ahorrar o gastar con toda la mano. En la página oficial de esa marca en México (donde los precios se fijan en dólares) se informa que el H3 Luxury cuesta 37,290; el Adventure (a secas), 40,390, y el Adventure Alpha, 43,390.
No ha quedado claro (no me quedó claro a mí, por lo menos) si los 59 vehículos corresponden todos a una misma categoría. Como en Hermosillo aparecieron sólo unos cuantos, quizá en el total los haya de los tres submodelos mencionados, que se entregarían según el humor de la regalante (es decir, la autora de los regalos, la lideresa Gordillo). Así, los dirigentes de las secciones 18 y 22, de Michoacán y Oaxaca, que pertenecen a la disidencia (excepto para casos como éste, en que se unen al oficialismo), recibirán los de menor precio, como también los de las secciones 25 y 19, de Quintana Roo y Morelos, en castigo por no haber impedido la insurgencia de las bases, que llegaron a la huelga. La lideresa de la Sección 9 recibiría el Hummer de precio intermedio, pues no está claro que pueda mantenerse en su cargo, y no tendría sentido desperdiciar el precio de un vehículo caro. En cambio, recibirían los de mayor precio los jefes de las secciones de confianza, como las de Baja California y Sonora, donde se han efectuado recientes reuniones del Consejo Nacional, la que el año pasado consagró el liderazgo vitalicio de la profesora y la que sirvió de escenario —este fin de semana— para el rumboso momento en que se anunció la entrega de la flotilla magisterial.
Considérese también que, a diferencia de otros años en que las secciones han sido provistas de otra clase de vehículos, esta vez resulta conveniente que los líderes utilicen unidades de apariencia castrense, capaces de circular en todo terreno. Si se toma en cuenta la representación de muchas secciones en la protesta contra la Alianza por la Calidad Educativa, concentrada en la ciudad de México, puede percibirse el riesgo de que la disidencia crezca o se alebreste en un número cada día mayor de estados. Esa circunstancia obligará a los líderes a viajar por todo el territorio en que se extiende la sección respectiva para mantener su control, para lo cual es imprescindible un vehículo de esta naturaleza, útil para el caso de que el descontento de las bases obligue a tomar las de Villadiego.
Pero detengámonos. Hemos estado imaginando aquí, además de los móviles de la compra, su uso por los dirigentes magisteriales, tal cual lo esbozó la mayor de ellos. Pero como la presidenta del SNTE modificó su plan original —o achaca a males interpretaciones la versión de que se trata de regalos a los jefes que le están subordinados— y ahora anuncia que las Hummer serán rifadas y la utilidad de los sorteos se destinará a adoptar 10 escuelas por sección, a fin de rehabilitarlas— hemos de poner atención a las rifas, que acaso se realicen en combinación con la Lotería Nacional, a cuyo director Francisco Yáñez Herrera se atribuye la idea de aliviar la crisis de GM con esta compra.
Ya en serio, tenemos que preguntarnos qué factor propició el desliz de Gordillo al ufanarse de un derroche ofensivo. O experimenta una sensación de poder mayor que nunca, firme su alianza con Calderón y próxima a formalizarse la del Panal con el PAN. O, por el contrario, sabe que su posición va en declive y necesita amarrar, con compromisos expuestos al público, la lealtad de los dirigentes sindicales que eventualmente aspiren a sucederla. Es probable que ellos no asimilen aún la discriminación que les representa ejercer su poder vicario sólo por unos años, mientras ella lo hace a perpetuidad.— México, D.F.