El fútbol llega de visita a Los Pinos y Gobernación
Alvaro Cepeda Neri
Son ya bastantes los estudios, como entretenimiento y adicción rayando con el fanatismo que lo hace contactar con instintos religiosos, del más que deporte gran negocio empresarial del fútbol. Como sea, el caso es que hasta como actividad política tiene que ver. Y mucho.
A tal grado, que los que ocupan el poder gubernamental le dedican tiempo y hasta se les ve pateando el balón, porque los invitan (como antes a lanzar la primera bola en el béisbol) a inaugurar torneos; cuando no hasta integran equipos para dizque hacer deporte. Han captado a Calderón y su esposa con el resto de los calderonistas, en fotografías de prensa, “tirando a gol”.
Existen funcionarios que ya traían el “gusanito” y hasta son dueños de equipos. Los Mouriño tienen un equipo en España. Y el titular de Gobernación (ya con un pie fuera de la cancha política, pues se cruzan apuestas de que no dio el ancho) ha demostrado su afición futbolera como seguidor del Cruz Azul. E intercambiando camisetas con el gobernador Moreira, en una foto que los dos o uno de ellos mandaron publicar. A Lozano Alarcón le gusta más sentarse frente al piano, para golpear las teclas ya que carece de las mínimas virtudes para ese instrumento. César Nava mejor se pone a rezar y pone a salvo sus filias con El Yunque.
En Impacto, El diario y La Jornada (17/VII/08) se publicaron sendas fotografías (una acreditada a NOTIMEX y la otra a Reuters), en las que aparecen el presidente Calderón y el vasco Javier Aguirre, éste que en nuestro país fue director de equipos y de regreso a su patria lo es del Atlético de Madrid.
Al parecer Aguirre está naturalizado mexicano, conservando su nacionalidad peninsular, como lo hace Juan Camilo, alias Iván, Mouriño Terrazo (con su mansión en la bahía Ría de Vigo, donde posó para el fotógrafo M. Moralejo y que ilustró la portada de Proceso: 6/I/08). El vasco Javier Aguirre, con su naturalización fue confundido como mexicano por nacimiento.
Y así fue que Calderón le dijo que “México está orgulloso con figuras que pongan en alto el nombre de nuestro país”. Lo cierto es que el fútbol, como afición (y espero que hasta ahí) ha traspasado el umbral de Los Pinos con la visita del entrenador.
En Gobernación la cosa es más complicada, pues su titular es adicto a esa actividad, como espectáculo pero ante todo como negocio. Y es que a los Mouriño les atrae invertir en España y México para obtener rentas capitalistas. Mouriño Jr., además, no se pierde un encuentro donde participe el Cruz Azul (cuyo abogado, o sea el encargado de los asuntos litigiosos del club y la cementera, “pica piedra” en los desayunadores políticos).
Y se fuga de sus oficinas a su mansión donde se monta en su moto y sale disparado (allá por la Noria, camino de San Pablo, a unos metros del museo Dolores Olmedo) a los entrenamientos de su equipo, ya que tiene inversiones como cooperativista de los azules y neopanista de los azules panistas.
Son ya bastantes los estudios, como entretenimiento y adicción rayando con el fanatismo que lo hace contactar con instintos religiosos, del más que deporte gran negocio empresarial del fútbol. Como sea, el caso es que hasta como actividad política tiene que ver. Y mucho.
A tal grado, que los que ocupan el poder gubernamental le dedican tiempo y hasta se les ve pateando el balón, porque los invitan (como antes a lanzar la primera bola en el béisbol) a inaugurar torneos; cuando no hasta integran equipos para dizque hacer deporte. Han captado a Calderón y su esposa con el resto de los calderonistas, en fotografías de prensa, “tirando a gol”.
Existen funcionarios que ya traían el “gusanito” y hasta son dueños de equipos. Los Mouriño tienen un equipo en España. Y el titular de Gobernación (ya con un pie fuera de la cancha política, pues se cruzan apuestas de que no dio el ancho) ha demostrado su afición futbolera como seguidor del Cruz Azul. E intercambiando camisetas con el gobernador Moreira, en una foto que los dos o uno de ellos mandaron publicar. A Lozano Alarcón le gusta más sentarse frente al piano, para golpear las teclas ya que carece de las mínimas virtudes para ese instrumento. César Nava mejor se pone a rezar y pone a salvo sus filias con El Yunque.
En Impacto, El diario y La Jornada (17/VII/08) se publicaron sendas fotografías (una acreditada a NOTIMEX y la otra a Reuters), en las que aparecen el presidente Calderón y el vasco Javier Aguirre, éste que en nuestro país fue director de equipos y de regreso a su patria lo es del Atlético de Madrid.
Al parecer Aguirre está naturalizado mexicano, conservando su nacionalidad peninsular, como lo hace Juan Camilo, alias Iván, Mouriño Terrazo (con su mansión en la bahía Ría de Vigo, donde posó para el fotógrafo M. Moralejo y que ilustró la portada de Proceso: 6/I/08). El vasco Javier Aguirre, con su naturalización fue confundido como mexicano por nacimiento.
Y así fue que Calderón le dijo que “México está orgulloso con figuras que pongan en alto el nombre de nuestro país”. Lo cierto es que el fútbol, como afición (y espero que hasta ahí) ha traspasado el umbral de Los Pinos con la visita del entrenador.
En Gobernación la cosa es más complicada, pues su titular es adicto a esa actividad, como espectáculo pero ante todo como negocio. Y es que a los Mouriño les atrae invertir en España y México para obtener rentas capitalistas. Mouriño Jr., además, no se pierde un encuentro donde participe el Cruz Azul (cuyo abogado, o sea el encargado de los asuntos litigiosos del club y la cementera, “pica piedra” en los desayunadores políticos).
Y se fuga de sus oficinas a su mansión donde se monta en su moto y sale disparado (allá por la Noria, camino de San Pablo, a unos metros del museo Dolores Olmedo) a los entrenamientos de su equipo, ya que tiene inversiones como cooperativista de los azules y neopanista de los azules panistas.