La mochería de Bucareli
Humberto Musacchio
Característico de los panistas es el desperdicio de recursos humanos. Tenían en el Consejo Nacional de Población (Conapo) a una de las personas técnicamente más calificadas, y un buen día decidieron cesarla. Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Gobernación, informó de la separación y dijo que era por decisión de Camilo Mouriño, el petrolero madrileño que cobra como secretario de Gobernación.
La tapatía Elena Zúñiga Herrera es licenciada en antropología social doctorada en ciencias sociales especializada en población por El Colegio de México, con estudios posdoctorales en la Universidad de California en San Francisco, donde asistió al Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud.
Como puede verse, la hoja académica de doña Elena es incontrastable, de ahí que la grilla de ultraderecha inventara que no había cumplido con el procedimiento de certificación para seguir como secretaria general del Conapo, lo que por supuesto es mentira, pues ella presentó los cuatro exámenes respectivos, mismos que aprobó con una calificación de 98 puntos sobre cien.
Faltó que se realizara una entrevista con el Comité de Selección del Servicio Profesional de Carrera, pero si ésta no tuvo lugar, el asunto no es imputable a Zúñiga Herrera, sino a quienes debieron convocarla y faltando a su deber no lo hicieron por ineptitud, por abulia o mala fe.
La doctora Zúñiga conoce como nadie el Consejo Nacional de Población, pues desde 1995 trabaja para este organismo en el que ha sido directora de Comunicación de Población, coordinadora de asesores, directora general de Estudios de Población, directora general de Programas de Población y secretaria general en 2002-2006 y de agosto de 2007 hasta el 8 de julio, cuando le propinaron el golpe artero que la puso fuera de un cargo para el que tiene las mejores credenciales.
Pero doña Elena no cuenta solamente con una trayectoria impecable dentro del Conapo.
Su brillante desempeño en reuniones internacionales la llevó, el pasado 11 de abril, a ser elegida presidenta de la Comisión de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas y dos meses después, en República Dominicana, fue elegida presidenta del Comité Especial de Población y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina, la CEPAL.
De modo, pues, que no hay con qué justificar el escandaloso cese de la doctora Zúñiga, aunque puede suponerse que su capacidad, inteligencia y apertura entraron en contradicción con el bajo mundo de la mochería que hoy impone decisiones en Bucareli. Es una vergüenza.
Característico de los panistas es el desperdicio de recursos humanos. Tenían en el Consejo Nacional de Población (Conapo) a una de las personas técnicamente más calificadas, y un buen día decidieron cesarla. Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Gobernación, informó de la separación y dijo que era por decisión de Camilo Mouriño, el petrolero madrileño que cobra como secretario de Gobernación.
La tapatía Elena Zúñiga Herrera es licenciada en antropología social doctorada en ciencias sociales especializada en población por El Colegio de México, con estudios posdoctorales en la Universidad de California en San Francisco, donde asistió al Instituto de Estudios sobre Políticas de Salud.
Como puede verse, la hoja académica de doña Elena es incontrastable, de ahí que la grilla de ultraderecha inventara que no había cumplido con el procedimiento de certificación para seguir como secretaria general del Conapo, lo que por supuesto es mentira, pues ella presentó los cuatro exámenes respectivos, mismos que aprobó con una calificación de 98 puntos sobre cien.
Faltó que se realizara una entrevista con el Comité de Selección del Servicio Profesional de Carrera, pero si ésta no tuvo lugar, el asunto no es imputable a Zúñiga Herrera, sino a quienes debieron convocarla y faltando a su deber no lo hicieron por ineptitud, por abulia o mala fe.
La doctora Zúñiga conoce como nadie el Consejo Nacional de Población, pues desde 1995 trabaja para este organismo en el que ha sido directora de Comunicación de Población, coordinadora de asesores, directora general de Estudios de Población, directora general de Programas de Población y secretaria general en 2002-2006 y de agosto de 2007 hasta el 8 de julio, cuando le propinaron el golpe artero que la puso fuera de un cargo para el que tiene las mejores credenciales.
Pero doña Elena no cuenta solamente con una trayectoria impecable dentro del Conapo.
Su brillante desempeño en reuniones internacionales la llevó, el pasado 11 de abril, a ser elegida presidenta de la Comisión de Población y Desarrollo de las Naciones Unidas y dos meses después, en República Dominicana, fue elegida presidenta del Comité Especial de Población y Desarrollo de la Comisión Económica para América Latina, la CEPAL.
De modo, pues, que no hay con qué justificar el escandaloso cese de la doctora Zúñiga, aunque puede suponerse que su capacidad, inteligencia y apertura entraron en contradicción con el bajo mundo de la mochería que hoy impone decisiones en Bucareli. Es una vergüenza.