Espino y su Señal de alerta
La fuerza de un hígado sin cerebro
A la mediocridad de la que siempre hizo gala como empleado de Vicente Fox, ahora Manuel Espino hace pública su bilis y su pésima sintaxis.
Es del tipo de individuos que considera un rasgo de valentía desempolvar algunos de sus recuerdos en los que evidencie el resentimiento que le tiene a Felipe Calderón y la inocultable fobia hacia Manlio Fabio Beltrones.
Su libro, Señal de alerta, es un inventario de anécdotas zurcidas, con el fin de relatar que ya existe una conjura para devolverle al PRI una presidencia que sólo pertenece al PAN.
Una tras otra, las páginas van sumando los autoelogios a su participación dentro de Acción Nacional y encuentran la cumbre cuando llega al puesto más alto en ese partido político. Una tras otra, las páginas van hilando las notas negativas que Beltrones ha tenido que sortear contra hechos jamás probados y calumnias ya demostradas como tales.
Así, de rencor y amargura, quien presume haber alcanzado la presidencia de la Organización Democrática Cristiana, nos deja ver su muy reducida capacidad de comprensión tanto por otros individuos como por la sociedad toda entera.
Trata a sus lectores como párvulos dispuestos a creer su palabra, sin ofrecer los datos que pudieran avalar sus dichos. Ensortijar recortes de periódicos y mezclarlos con rumores no es suficiente ni le da solidez a ningún texto.
Espino debiera saberlo, pero lo ignora: con la fuerza del hígado no se puede suplir al cerebro. Como tampoco con insidias se puede colaborar con el desarrollo de la sociedad que dice amar.
A la mediocridad de la que siempre hizo gala como empleado de Vicente Fox, ahora Manuel Espino hace pública su bilis y su pésima sintaxis.
Es del tipo de individuos que considera un rasgo de valentía desempolvar algunos de sus recuerdos en los que evidencie el resentimiento que le tiene a Felipe Calderón y la inocultable fobia hacia Manlio Fabio Beltrones.
Su libro, Señal de alerta, es un inventario de anécdotas zurcidas, con el fin de relatar que ya existe una conjura para devolverle al PRI una presidencia que sólo pertenece al PAN.
Una tras otra, las páginas van sumando los autoelogios a su participación dentro de Acción Nacional y encuentran la cumbre cuando llega al puesto más alto en ese partido político. Una tras otra, las páginas van hilando las notas negativas que Beltrones ha tenido que sortear contra hechos jamás probados y calumnias ya demostradas como tales.
Así, de rencor y amargura, quien presume haber alcanzado la presidencia de la Organización Democrática Cristiana, nos deja ver su muy reducida capacidad de comprensión tanto por otros individuos como por la sociedad toda entera.
Trata a sus lectores como párvulos dispuestos a creer su palabra, sin ofrecer los datos que pudieran avalar sus dichos. Ensortijar recortes de periódicos y mezclarlos con rumores no es suficiente ni le da solidez a ningún texto.
Espino debiera saberlo, pero lo ignora: con la fuerza del hígado no se puede suplir al cerebro. Como tampoco con insidias se puede colaborar con el desarrollo de la sociedad que dice amar.