El PAN arremete contra conquistas de las mujeres
Quehacer Político
Desde la residencia oficial de Los Pinos, arropadas aparentemente por Margarita Zavala, funcionarias y legisladoras panistas pretenden impulsar una agenda de género de la derecha y revertir los incipientes logros del feminismo en el combate a la violencia familiar y la defensa de derechos sexuales y reproductivos
Hace unos días el CEN del PAN aprobó destinar 2 por ciento de su gasto, unos 14 millones de pesos, para la promoción política de las mujeres. Con esto, explican politólogas y asesores legislativos, Acción Nacional busca posicionar en cargos públicos a las féminas con una visión conservadora de los derechos del llamado sexo débil obtenidos a cuentagotas debido a los resabios de nuestro país, arraigado en posturas machistas.
Esto, contrario a los designios del PRD, que mediante la legisladora de San Lázaro Maricela Contreras Julián, presidenta de la Comisión de Equidad y Género, espera darle fuerza a las féminas, puesto que es necesario impulsar políticas que favorezcan la vida de las mujeres en México, no coartarlas y menos frenar los avances que han tenido.
El PAN –partido conservador–, basa sus principios en que la mujer, como en el pasado, no tiene derechos, y si es posible dejarla fuera de la toma de decisiones, es mejor. Para muestra, el aborto, donde Acción Nacional quiere decidir por ellas al pretender no dejarlas opinar sobre si desean tener al hijo que esperan.
Dalia Barrera Bassols, socióloga por la UNAM e investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), comenta para QUEHACER POLÍTICO que ese apoyo muestra claramente el interés del PAN por reforzar el activismo de sus candidatas de cara a las elecciones de 2009, pero no por apoyo a las mujeres, sino todo lo contrario, esto es, contra ellas.
Desde el sexenio de Vicente Fox, y ahora con Felipe Calderón, las panistas avanzan y legislan desde el Gobierno federal y el Congreso de la Unión para impulsar políticas públicas que apoyen su concepto de familia (sin reconocer la diversidad de uniones familiares, ya que rechazan a los homosexuales), su visión asistencialista de la violencia de género y su batalla contra la despenalización del aborto.
ARREMETIDA DE GÉNERO
En resumen, el PAN arremete contra conquistas alcanzadas por las mujeres en el combate a la violencia familiar y la defensa de derechos sexuales y reproductivos.
Barrera Bassols, autora de Las mujeres del Partido Acción Nacional a 68 años de su fundación, señala como ejemplo a Rocío García Gaytán, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Como diputada en Jalisco, dice la panista en la página web del Inmujeres, “posicionó” una agenda legislativa en violencia de género, y propuso iniciativas que la reconocieran como “problema de salud pública”, y así lograr su tipificación.
De acuerdo con fuentes consultadas, cercanas incluso al Partido Acción Nacional, desde el Congreso los blanquiazules atizan contra las mujeres, como fue el caso de la ex senadora Lydia Madero, impulsora de políticas públicas “conservadoras”, actual titular del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), cuya función principal es la vinculación y apoyo a ONGs con labor social de combate a la pobreza.
Indesol tiene una Oficina de Orientación en Materia de Violencia Familiar que brinda cursos de orientación jurídica en materia familiar y organiza grupos de “apoyo terapéutico” para mujeres que viven o han vivido situaciones de violencia.
Las fuentes consultadas indican el “control” del PAN sobre la Comisión Especial del Feminicidio en la Cámara de Diputados, creada en la LIX Legislatura por Marcela Lagarde, impulsora de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Con la panista María Sofía del Perpetuo Socorro Castro al frente de dicha comisión en la LX Legislatura, la instancia se encuentra “congelada” y sin actividades visibles en contra de los asesinatos de mujeres en todo el país.
Está también Liliana Rojero, secretaria ejecutiva de Inmujeres, segundo cargo más importante del Instituto, quien en la campaña presidencial de 2006 tuvo una participación activa para movilizar el voto femenino a favor del PAN, y era brazo derecho de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, entonces secretaria de Promoción Política de la Mujer.
ULTRADERECHA FEMENINA
Barrera Bassols y asesores legislativos destacan la presencia en cargos públicos de panistas ligadas a grupos ultraderechistas: Yunque, Opus Dei, Provida. Por ejemplo, Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación (Segob) y ex titular del DIF nacional con Fox, y Cecilia Romero, directora del Instituto Nacional de Migración (INM) y senadora en la pasada Legislatura.
También reconocen a Teresa Ortuño como integrante del Opus Dei, y denuncian que Mariana Gómez del Campo, dirigente del PAN-DF, prima de Margarita Zavala, pertenece al Yunque, igual que la asambleísta Kenia López Rabadán, opositora del aborto legal en el DF.
DENIGRACIÓN DE LAS FÉMINAS
Todas ellas con mentalidad conservadora, pro defensa de la vida, aunque denigran a las mismas mujeres porque no quieren que tengan derecho a decidir en pleno siglo XXI.
Las panistas ocupan en la Cámara de Diputados 54 curules, bancada con más presencia femenina, y encabezan cuatro de las ocho comisiones ordinarias: Atención a Grupos Vulnerables, Ciencia y Tecnología, Derechos Humanos y Economía.
En el Senado, el PAN encabeza la representación femenina con diez curules, y preside la Comisión de Equidad y Género. En los congresos locales hay panistas en 14 de las 32 comisiones de Equidad y Género.
Barrera Bassols, asesora legislativa del PAN, observa que las legisladoras del partido con cargos de decisión tejen alianzas y se fortalecen gracias al discreto espaldarazo de la primera dama Margarita Zavala –presidenta de Desarrollo Integral de la Familia (DIF)–. Bajo su aparente cobijo, avanzan para impulsar la agenda de género de la derecha y revertir las incipientes conquistas del feminismo y el movimiento amplio de mujeres.
Zavala, ex secretaria de Promoción Política de la Mujer del CEN del PAN, diputada federal en la LIX Legislatura y actual presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF, se convirtió en factor de cohesión y empuje para las panistas en puestos de mando en sectores relacionados con los derechos femeninos.
Barrera Bassols no descarta que Zavala participe e influya en la estrategia calderonista de guarderías para madres trabajadoras. “Las acciones del DIF en defensa de la familia –dice– son muy conservadoras y carecen de visión de género”.
EN CONTRA DEL ABORTO
Las mujeres de Acción Nacional han acoplado su discurso conservador a un lenguaje más moderno y de igualdad entre los géneros, con un fin muy claro: Apoderarse de manera gradual de espacios de poder clave para impulsar políticas públicas en defensa de la familia y en contra de la despenalización del aborto.
El discurso del PAN en cuestiones de género es de sumisión de las mujeres, pues las consideran meras acompañantes de los varones en la política; empero, ahora ellas se han encumbrado en la expansión de las panistas en cargos públicos a nivel federal.
El PAN ha querido ingresar a las mujeres en altos puestos a partir de 1982, donde han comprometido en su plataforma política a respetar los pactos internacionales en favor de las damas, tales como las convenciones sobre Derechos Políticos de la Mujer, la Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos de las Mujeres y la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; aunque, esto es con la visión conservadora y de frenar en otros ámbitos el crecimiento del llamado sexo débil anquilosado en los derechos de los hombres.
“No está reñido el papel de esposa y madre con una vocación profesional y participativa de la mujer. Se valora la solidaridad de la familia con estas actividades, y se pronuncian por los derechos reales, no sólo formales, de la mujer, la enseñanza en la familia a niñas y niños de la igualdad intrínseca entre hombres y mujeres”, describe Barrera Bassols.
La asesora del PAN enfatiza que en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín, celebrada en 1995, acudieron oficialmente por el PAN Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón; Patricia Espinosa, presidenta del Inmujeres con Vicente Fox; María Elena Álvarez de Vicencio, ex secretaria ejecutiva de Inmujeres, y Gabriela Gutiérrez de León.
“La confrontación con diversas corrientes del pensamiento feminista y a favor de las mujeres en la Conferencia Mundial implicó el intento de ‘ponerse al día’ por parte de algunas panistas, en un esfuerzo por modernizar y adecuar el discurso de Acción Nacional a la realidad de las mexicanas”, argumenta la académica.
POSTURAS INAMOVIBLES
Ex panistas como Tatiana Clouthier –hija de Manuel J. Clouthier, Maquío, candidato presidencial en 1988– advierten que a pesar del manejo de las mujeres del blanquiazul de un discurso “más abierto”, existen dos posturas inamovibles entre las militantes y dirigentes: Rechazo contundente al aborto y a las uniones de parejas homosexuales.
Para la sinaloense, actualmente “hay más mujeres” con una visión más moderna en el PAN. Resalta que Felipe Calderón “entiende el tema” de los derechos de las mexicanas, “por eso colocó a varias en puestos importantes de su gabinete” como Beatriz Zavala, ex secretaria de Desarrollo Social, y Josefina Vázquez Mota, en la Secretaría de Educación.
Clouthier, diputada federal durante la LIX Legislatura, recuerda que fue Blanca Magrasi de Álvarez quien, como secretaria de la Mujer del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul en los años 90, impulsó una capacitación política con “visión abierta” para las militantes en aras de alcanzar más espacios en las candidaturas y cargos públicos.
VISIÓN CONSERVADORA
Asesores de la fracción parlamentaria del PAN en el Congreso de la Unión, quienes pidieron el anonimato, declaran que detrás de la aparente modernización del discurso sobre los derechos de las mujeres, las panistas mantienen su concepción conservadora en temas como la sexualidad y el rechazo tajante a la despenalización del aborto.
“No existe un pensamiento libertario entre las mujeres del PAN. Lo que impera es la ética religiosa y el pensamiento autoritario, además de la sumisión de la mujer”, precisan.
Los entrevistados reconocen que las militantes pueden crecer políticamente al interior del PAN, pero observan que el adoctrinamiento de las panistas aún contempla visiones retrógradas, como considerar que “hacer el amor es pecado”.
Para Dalia Barrera Bassols, la presencia de grupos ultraderechistas en el PAN (Yunque y Opus Dei) condiciona el discurso de las panistas y genera “tensiones” internas. Hay una lucha ideológica de las mujeres en el blanquiazul, la cual “van perdiendo” las panistas “modernas”, denuncia.
“En todo momento, al igual que en los demás partidos, se ve claramente (en el PAN) una lucha o confrontación sorda entre visiones y puntos de vista modernizadores y críticos sobre la situación de las mujeres, frente a puntos de vista de tipo conservador, preocupados por el mantenimiento de versiones tradicionalistas de los estereotipos femenino y masculino”, detalla.
Entre las panistas con una visión más progresista, la socióloga destaca a María Elena Álvarez Bernal –diputada federal y ex presidenta de la Mesa Directiva de San Lázaro–, a quien define dentro de un “cuadro muy evolucionado”.
No obstante, las mujeres del PAN luchan por los derechos femeninos “con un discurso de defensa de la familia”.
PARA MUESTRA, UN BOTÓN
En la actual Legislatura de San Lázaro las mujeres panistas se sienten más identificadas con la equidad de género, pero, siguen denigrando su propio sexo.
En las tomas de tribuna que se hicieron por parte del Frente Amplio Progresista (FAP), integrado por el PRD, PT y Convergencia, la legisladora Layda Sansores sufrió ataques verbales y hasta físicos por parte de los misóginos del PAN, pero no sólo eso, las mujeres también le entraron a ese juego dantesco.
Sansores, de Convergencia, es una mujer como cualquier otra que merece respeto, pero del lado de la fracción de Acción Nacional se escuchaban gritos femeninos que decían “tubo, tubo, tubo” en son de burla, sin entender que en el fondo ellas también se ofendían.
Todos fuimos concebidos por una mujer, todos venimos del pecado original, pero no es para sentirnos avergonzados de eso; al contrario, fue penoso ver cómo legisladoras de la talla de Adriana Dávila, Pilar Ortega, María Eugenia Campos, Violeta Lagunas, Elia Hernández, entre otras, gozaron con la sorna a Layda Sansores, lo que demostró pena más que otra cosa.
Comisiones como Atención a Grupos Vulnerables que preside María Esperanza Morelos; Derechos Humanos, de Omeheira López Reyna; Feminicidios, de María Sofía del Perpetuo Socorro Castro, no hacen nada por ayudar a la mujer, es decir, poca por no decir nula efectividad en asuntos de equidad de género.
Como último dato, es cierto que la fracción del PAN en San Lázaro fue la que llevó a María Macarita Elizondo como consejera general del Instituto Federal Electoral (IFE), pero cuando se dieron las posturas de los grupos parlamentarios estuvieron de acuerdo en que no se cumpliera la cuota de género, con la salvedad de que en el último sorteo entren por lo menos otras dos mujeres para quede en un 6-3, es decir, media docena de varones por un tercio de damas.
Además de que el coordinador de la fracción, Héctor Larios, fue quien decidió apoyar a Macarita Elizondo, bien pudieron ir por un hombre, pero al final quisieron demostrar vocación de género cuando la realidad es otra, y la muestra fueron los posicionamientos de la bancada sumisa a que nada más llegara una persona del sexo femenino al IFE.
Desde la residencia oficial de Los Pinos, arropadas aparentemente por Margarita Zavala, funcionarias y legisladoras panistas pretenden impulsar una agenda de género de la derecha y revertir los incipientes logros del feminismo en el combate a la violencia familiar y la defensa de derechos sexuales y reproductivos
Hace unos días el CEN del PAN aprobó destinar 2 por ciento de su gasto, unos 14 millones de pesos, para la promoción política de las mujeres. Con esto, explican politólogas y asesores legislativos, Acción Nacional busca posicionar en cargos públicos a las féminas con una visión conservadora de los derechos del llamado sexo débil obtenidos a cuentagotas debido a los resabios de nuestro país, arraigado en posturas machistas.
Esto, contrario a los designios del PRD, que mediante la legisladora de San Lázaro Maricela Contreras Julián, presidenta de la Comisión de Equidad y Género, espera darle fuerza a las féminas, puesto que es necesario impulsar políticas que favorezcan la vida de las mujeres en México, no coartarlas y menos frenar los avances que han tenido.
El PAN –partido conservador–, basa sus principios en que la mujer, como en el pasado, no tiene derechos, y si es posible dejarla fuera de la toma de decisiones, es mejor. Para muestra, el aborto, donde Acción Nacional quiere decidir por ellas al pretender no dejarlas opinar sobre si desean tener al hijo que esperan.
Dalia Barrera Bassols, socióloga por la UNAM e investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), comenta para QUEHACER POLÍTICO que ese apoyo muestra claramente el interés del PAN por reforzar el activismo de sus candidatas de cara a las elecciones de 2009, pero no por apoyo a las mujeres, sino todo lo contrario, esto es, contra ellas.
Desde el sexenio de Vicente Fox, y ahora con Felipe Calderón, las panistas avanzan y legislan desde el Gobierno federal y el Congreso de la Unión para impulsar políticas públicas que apoyen su concepto de familia (sin reconocer la diversidad de uniones familiares, ya que rechazan a los homosexuales), su visión asistencialista de la violencia de género y su batalla contra la despenalización del aborto.
ARREMETIDA DE GÉNERO
En resumen, el PAN arremete contra conquistas alcanzadas por las mujeres en el combate a la violencia familiar y la defensa de derechos sexuales y reproductivos.
Barrera Bassols, autora de Las mujeres del Partido Acción Nacional a 68 años de su fundación, señala como ejemplo a Rocío García Gaytán, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres). Como diputada en Jalisco, dice la panista en la página web del Inmujeres, “posicionó” una agenda legislativa en violencia de género, y propuso iniciativas que la reconocieran como “problema de salud pública”, y así lograr su tipificación.
De acuerdo con fuentes consultadas, cercanas incluso al Partido Acción Nacional, desde el Congreso los blanquiazules atizan contra las mujeres, como fue el caso de la ex senadora Lydia Madero, impulsora de políticas públicas “conservadoras”, actual titular del Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), cuya función principal es la vinculación y apoyo a ONGs con labor social de combate a la pobreza.
Indesol tiene una Oficina de Orientación en Materia de Violencia Familiar que brinda cursos de orientación jurídica en materia familiar y organiza grupos de “apoyo terapéutico” para mujeres que viven o han vivido situaciones de violencia.
Las fuentes consultadas indican el “control” del PAN sobre la Comisión Especial del Feminicidio en la Cámara de Diputados, creada en la LIX Legislatura por Marcela Lagarde, impulsora de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.
Con la panista María Sofía del Perpetuo Socorro Castro al frente de dicha comisión en la LX Legislatura, la instancia se encuentra “congelada” y sin actividades visibles en contra de los asesinatos de mujeres en todo el país.
Está también Liliana Rojero, secretaria ejecutiva de Inmujeres, segundo cargo más importante del Instituto, quien en la campaña presidencial de 2006 tuvo una participación activa para movilizar el voto femenino a favor del PAN, y era brazo derecho de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, entonces secretaria de Promoción Política de la Mujer.
ULTRADERECHA FEMENINA
Barrera Bassols y asesores legislativos destacan la presencia en cargos públicos de panistas ligadas a grupos ultraderechistas: Yunque, Opus Dei, Provida. Por ejemplo, Ana Teresa Aranda, subsecretaria de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación (Segob) y ex titular del DIF nacional con Fox, y Cecilia Romero, directora del Instituto Nacional de Migración (INM) y senadora en la pasada Legislatura.
También reconocen a Teresa Ortuño como integrante del Opus Dei, y denuncian que Mariana Gómez del Campo, dirigente del PAN-DF, prima de Margarita Zavala, pertenece al Yunque, igual que la asambleísta Kenia López Rabadán, opositora del aborto legal en el DF.
DENIGRACIÓN DE LAS FÉMINAS
Todas ellas con mentalidad conservadora, pro defensa de la vida, aunque denigran a las mismas mujeres porque no quieren que tengan derecho a decidir en pleno siglo XXI.
Las panistas ocupan en la Cámara de Diputados 54 curules, bancada con más presencia femenina, y encabezan cuatro de las ocho comisiones ordinarias: Atención a Grupos Vulnerables, Ciencia y Tecnología, Derechos Humanos y Economía.
En el Senado, el PAN encabeza la representación femenina con diez curules, y preside la Comisión de Equidad y Género. En los congresos locales hay panistas en 14 de las 32 comisiones de Equidad y Género.
Barrera Bassols, asesora legislativa del PAN, observa que las legisladoras del partido con cargos de decisión tejen alianzas y se fortalecen gracias al discreto espaldarazo de la primera dama Margarita Zavala –presidenta de Desarrollo Integral de la Familia (DIF)–. Bajo su aparente cobijo, avanzan para impulsar la agenda de género de la derecha y revertir las incipientes conquistas del feminismo y el movimiento amplio de mujeres.
Zavala, ex secretaria de Promoción Política de la Mujer del CEN del PAN, diputada federal en la LIX Legislatura y actual presidenta del Consejo Ciudadano Consultivo del DIF, se convirtió en factor de cohesión y empuje para las panistas en puestos de mando en sectores relacionados con los derechos femeninos.
Barrera Bassols no descarta que Zavala participe e influya en la estrategia calderonista de guarderías para madres trabajadoras. “Las acciones del DIF en defensa de la familia –dice– son muy conservadoras y carecen de visión de género”.
EN CONTRA DEL ABORTO
Las mujeres de Acción Nacional han acoplado su discurso conservador a un lenguaje más moderno y de igualdad entre los géneros, con un fin muy claro: Apoderarse de manera gradual de espacios de poder clave para impulsar políticas públicas en defensa de la familia y en contra de la despenalización del aborto.
El discurso del PAN en cuestiones de género es de sumisión de las mujeres, pues las consideran meras acompañantes de los varones en la política; empero, ahora ellas se han encumbrado en la expansión de las panistas en cargos públicos a nivel federal.
El PAN ha querido ingresar a las mujeres en altos puestos a partir de 1982, donde han comprometido en su plataforma política a respetar los pactos internacionales en favor de las damas, tales como las convenciones sobre Derechos Políticos de la Mujer, la Interamericana sobre Concesión de los Derechos Políticos de las Mujeres y la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; aunque, esto es con la visión conservadora y de frenar en otros ámbitos el crecimiento del llamado sexo débil anquilosado en los derechos de los hombres.
“No está reñido el papel de esposa y madre con una vocación profesional y participativa de la mujer. Se valora la solidaridad de la familia con estas actividades, y se pronuncian por los derechos reales, no sólo formales, de la mujer, la enseñanza en la familia a niñas y niños de la igualdad intrínseca entre hombres y mujeres”, describe Barrera Bassols.
La asesora del PAN enfatiza que en la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Pekín, celebrada en 1995, acudieron oficialmente por el PAN Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón; Patricia Espinosa, presidenta del Inmujeres con Vicente Fox; María Elena Álvarez de Vicencio, ex secretaria ejecutiva de Inmujeres, y Gabriela Gutiérrez de León.
“La confrontación con diversas corrientes del pensamiento feminista y a favor de las mujeres en la Conferencia Mundial implicó el intento de ‘ponerse al día’ por parte de algunas panistas, en un esfuerzo por modernizar y adecuar el discurso de Acción Nacional a la realidad de las mexicanas”, argumenta la académica.
POSTURAS INAMOVIBLES
Ex panistas como Tatiana Clouthier –hija de Manuel J. Clouthier, Maquío, candidato presidencial en 1988– advierten que a pesar del manejo de las mujeres del blanquiazul de un discurso “más abierto”, existen dos posturas inamovibles entre las militantes y dirigentes: Rechazo contundente al aborto y a las uniones de parejas homosexuales.
Para la sinaloense, actualmente “hay más mujeres” con una visión más moderna en el PAN. Resalta que Felipe Calderón “entiende el tema” de los derechos de las mexicanas, “por eso colocó a varias en puestos importantes de su gabinete” como Beatriz Zavala, ex secretaria de Desarrollo Social, y Josefina Vázquez Mota, en la Secretaría de Educación.
Clouthier, diputada federal durante la LIX Legislatura, recuerda que fue Blanca Magrasi de Álvarez quien, como secretaria de la Mujer del Comité Ejecutivo Nacional del blanquiazul en los años 90, impulsó una capacitación política con “visión abierta” para las militantes en aras de alcanzar más espacios en las candidaturas y cargos públicos.
VISIÓN CONSERVADORA
Asesores de la fracción parlamentaria del PAN en el Congreso de la Unión, quienes pidieron el anonimato, declaran que detrás de la aparente modernización del discurso sobre los derechos de las mujeres, las panistas mantienen su concepción conservadora en temas como la sexualidad y el rechazo tajante a la despenalización del aborto.
“No existe un pensamiento libertario entre las mujeres del PAN. Lo que impera es la ética religiosa y el pensamiento autoritario, además de la sumisión de la mujer”, precisan.
Los entrevistados reconocen que las militantes pueden crecer políticamente al interior del PAN, pero observan que el adoctrinamiento de las panistas aún contempla visiones retrógradas, como considerar que “hacer el amor es pecado”.
Para Dalia Barrera Bassols, la presencia de grupos ultraderechistas en el PAN (Yunque y Opus Dei) condiciona el discurso de las panistas y genera “tensiones” internas. Hay una lucha ideológica de las mujeres en el blanquiazul, la cual “van perdiendo” las panistas “modernas”, denuncia.
“En todo momento, al igual que en los demás partidos, se ve claramente (en el PAN) una lucha o confrontación sorda entre visiones y puntos de vista modernizadores y críticos sobre la situación de las mujeres, frente a puntos de vista de tipo conservador, preocupados por el mantenimiento de versiones tradicionalistas de los estereotipos femenino y masculino”, detalla.
Entre las panistas con una visión más progresista, la socióloga destaca a María Elena Álvarez Bernal –diputada federal y ex presidenta de la Mesa Directiva de San Lázaro–, a quien define dentro de un “cuadro muy evolucionado”.
No obstante, las mujeres del PAN luchan por los derechos femeninos “con un discurso de defensa de la familia”.
PARA MUESTRA, UN BOTÓN
En la actual Legislatura de San Lázaro las mujeres panistas se sienten más identificadas con la equidad de género, pero, siguen denigrando su propio sexo.
En las tomas de tribuna que se hicieron por parte del Frente Amplio Progresista (FAP), integrado por el PRD, PT y Convergencia, la legisladora Layda Sansores sufrió ataques verbales y hasta físicos por parte de los misóginos del PAN, pero no sólo eso, las mujeres también le entraron a ese juego dantesco.
Sansores, de Convergencia, es una mujer como cualquier otra que merece respeto, pero del lado de la fracción de Acción Nacional se escuchaban gritos femeninos que decían “tubo, tubo, tubo” en son de burla, sin entender que en el fondo ellas también se ofendían.
Todos fuimos concebidos por una mujer, todos venimos del pecado original, pero no es para sentirnos avergonzados de eso; al contrario, fue penoso ver cómo legisladoras de la talla de Adriana Dávila, Pilar Ortega, María Eugenia Campos, Violeta Lagunas, Elia Hernández, entre otras, gozaron con la sorna a Layda Sansores, lo que demostró pena más que otra cosa.
Comisiones como Atención a Grupos Vulnerables que preside María Esperanza Morelos; Derechos Humanos, de Omeheira López Reyna; Feminicidios, de María Sofía del Perpetuo Socorro Castro, no hacen nada por ayudar a la mujer, es decir, poca por no decir nula efectividad en asuntos de equidad de género.
Como último dato, es cierto que la fracción del PAN en San Lázaro fue la que llevó a María Macarita Elizondo como consejera general del Instituto Federal Electoral (IFE), pero cuando se dieron las posturas de los grupos parlamentarios estuvieron de acuerdo en que no se cumpliera la cuota de género, con la salvedad de que en el último sorteo entren por lo menos otras dos mujeres para quede en un 6-3, es decir, media docena de varones por un tercio de damas.
Además de que el coordinador de la fracción, Héctor Larios, fue quien decidió apoyar a Macarita Elizondo, bien pudieron ir por un hombre, pero al final quisieron demostrar vocación de género cuando la realidad es otra, y la muestra fueron los posicionamientos de la bancada sumisa a que nada más llegara una persona del sexo femenino al IFE.