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domingo, 27 de julio de 2008

México, la Nueva España calderonista

Quehacer Político

* La nueva colonización española se refleja en las exorbitantes ganancias de usura en servicios de la banca, conculcación de derechos laborales de trabajadores mexicanos, y destrucción de áreas naturales y ríos; la llegada de Mouriño a la Segob es, presuntamente, para proteger los intereses que representa España en este esquema del nuevo atlanticismo

Con el contubernio del panismo, los españoles nos reconquistan.

En julio de 2007, el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo en su visita a México: “Es muy difícil, recorriendo el mundo, encontrar un país donde los españoles seamos mejor recibidos que en México, donde haya más amabilidad por parte de la ciudadanía, de la población, de las autoridades, que en México”.

Y es que hace sólo una década el comercio entre ambas naciones apenas llegaba a los mil 500 millones de dólares, nada frente a los más de cien mil millones de dólares del comercio bilateral con el coloso del norte. Hoy España es la segunda fuente de inversión extranjera directa para México, después de Estados Unidos. El comercio bilateral supera los seis mil millones de dólares, con saldo deficitario para nuestro país.

La historia de la reconquista española inició a partir del Gobierno de Vicente Fox, cuando se le abrieron las puertas a las compañías ibéricas en rubros tan importantes como bancos, telefonía, editoriales, empresas de energía, sector eléctrico, agua, hoteleras, servicios aeroportuarios –las inversiones más jugosas–; todas han acudido prestas al llamado y a las facilidades oficiales de los gobiernos mexicanos panistas.

Así, centenares de empresas españolas ganan terreno en México debido a las enormes facilidades que las dos administraciones panistas federales les han brindado en todos los sectores de la economía nacional.

De hecho, la nueva colonización muestra ya sus primeros signos: Exorbitantes ganancias de usura en servicios de la banca, conculcación de derechos laborales de trabajadores mexicanos, y destrucción de áreas naturales y ríos, todo con el aval del Gobierno del michoacano Felipe Calderón.

Queda en el anecdotario la bienvenida que les dio Calderón a los empresarios ibéricos, tan sólo unos días después de su toma de posesión, en diciembre de 2006: Ustedes y sus capitales, “fortalecen en México sectores de alto valor agregado, como el financiero, el automotriz, el energético y el turístico, pero sobre todo crean empleos para los mexicanos”.

EL NUEVO ATLANTICISMO

Al ex presidente español José María Aznar se le encomendó la tarea de poner al día la ideología del nuevo atlanticismo y organizar a Latinoamérica en este sentido.

Políticamente encontró el apoyo de las viejas relaciones del llamado proyecto democracia, el cual era una especie de Gobierno paralelo puesto en marcha bajo la vicepresidencia de George Bush padre, y que estuvo financiado por el dinero obtenido del contrabando de armas y narcotráfico (famoso fue el escándalo Irán-Contra de los 80), y con el cual financiaban grupos promotores de la democracia y el libre comercio.

Esta ofensiva privatizadora desplazó una fuerza de ocupación económica utilizando el lado de España a través de los bancos Santander Central Hispánico, Bilbao Vizcaya, así como la empresa energética Repsol y la amplia área de telecomunicaciones.

Aquí, dice en entrevista con QUEHACER POLÍTICO el analista Ángel Palacios, integrante del Movimiento de Solidaridad Iberoamericano, hay una alianza con viejos intereses coloniales angloholandeses como el Royal Bank of Scotland. “Por eso es que estos banqueros están tan contentos con Felipe Calderón, pues además están haciendo otra vez la América.

“Tenemos entonces que sus principales negocios están ahora en cuestiones energéticas y bancarias, lo cual no es ningún secreto. Incluso se habla de que ya existen concesiones para la producción de energía eólica. Obviamente esto es violatorio de la Constitución mexicana, así como lo es la participación de dichos intereses en el sector eléctrico nacional”.

Cabe recordar que a finales de marzo de 2007, Aznar presentó un estudio titulado América Latina, una agenda de libertad, en el cual tras el típico discurso a favor del neoliberalismo, “no esconde su codicia por el control de los recursos naturales, ya que el sistema bancario, particularmente el mexicano, está prácticamente bajo el control de este sistema angloamericano, y los bancos españoles son el vehículo de tales intereses”.

Bajo esta tesis, refiere que la llegada del ibérico Juan Camilo Mouriño a la Secretaría de Gobernación es para proteger los intereses que representa España en este esquema del nuevo atlanticismo. “Los negocios de la familia Mouriño ahí están, y existe un claro conflicto de intereses. Los amarres que hizo el infante Calderón para llevar al puesto a Mouriño, el tiempo los revelará. Y lo que es muy claro es que en el juego de la geopolítica, hoy España es una fuerte aliada de su vieja rival histórica, Inglaterra”.

Sin duda, a muchos empresarios de origen español que operan en México y que hicieron la nueva América, el trato que les da la globalización es el mismo que el otrora poder colonial le otorgó a la casta privilegiada de los criollos.

EL BELICOSO AZNAR

A decir de politólogos, las tres principales transnacionales de la perniciosa “España aznarista” ambicionan capturar las joyas geoestratégicas de Latinoamérica, particularmente el oro negro de México y Brasil.

Oxford Analytica, consultora vinculada con la prestigiosa Universidad de Oxford, califica la reforma energética calderonista de “liberalización ambiciosa”, que abrirá las puertas, precisamente, a las voraces transnacionales petroleras mediante el ardid de dar la vuelta a la Constitución con trucos legaloides.

Fue justamente el belicoso ex presidente José María Aznar López quien dio vuelo transnacional a las tres, y no es gratuito que ahora se conduzca como su agente de ventas y compras en la región para promover jugosos negocios, gracias a su colusión con los pocos reductos neoliberales que quedan (Álvaro Uribe, en Colombia, y Felipe Calderón, en México), frente al impresionante oleaje nacionalista.

Aznar López, quien fracasó en su país, se entromete temerariamente en asuntos de terceras naciones, y ahora ha irrumpido para vender espejismos a cambio del oro negro, bancos y telecomunicaciones de Latinoamérica, como ayer los conquistadores españoles vinieron a cambiar espejitos por el oro amarillo.

Son ampliamente conocidos sus vínculos estrechos con la tríada transnacional española: “Dejaremos de lado –anota el internacionalista Alfredo Jalife– el extraño accidente aéreo (con dos muertes) de una avioneta repleta de estupefacientes, que se estrelló en una pista clandestina de la finca de Emilio Botín Sanz de Sautuola García de los Ríos, presidente del Grupo Santander y cuya hija Ana Patricia Botín O’Shea es miembro del Consejo de Administración de Televisa”.

También refiere que en “la familia Botín (que hace honor irónico a su apellido) ocurren casos bizarros, ya que Iñaki O’Shea, tío materno de Ana Patricia (de madre británica), es miembro conspicuo de la ETA, que tanto abomina Aznar López”.

Y a Repsol –añade el prestigiado catedrático y analista– no le ha ido nada bien en Latinoamérica, de donde ha sido prácticamente expulsada, a excepción de México, pues “se ha despachado con la cuchara grande con el gas de Petróleos Mexicanos, y un tanto cuanto con Petrobras, de Brasil, donde ha engañado sobre las reservas de hidrocarburos en el fondo del océano Atlántico para elevar artificialmente la cotización de sus acciones desplomadas. Como que suena aberrante que una empresa pirata explote las dos petroleras más exitosas. ¿Cuál tecnología?”.

Es de llamar la atención que en fechas recientes se ha dado mucho vuelo a los supuestos descubrimientos de Petrobras en las profundidades del océano Atlántico.

Se manipuló la noticia de que la empresa había descubierto otro cuantioso yacimiento en los campos Carioca/Pan de Azúcar, en la cuenca de Santos, del orden de 33 mil millones de barriles de petróleo. Curiosamente, dicho bloque beneficia al consorcio propietario, conformado por Petrobras (45 por ciento), la británica BG (30 por ciento) y la española Repsol (25 por ciento). La noticia del fabuloso hallazgo disparó más de 20 por ciento la cotización de Repsol en Wall Street.

“Si uno se basara en los anuncios de descubrimientos, que están resultando ser fantasiosamente desinformativos, pareciera que las manos que controlan los hilos que manejan los tesoros de las profundidades oceánicas de México y Brasil son las mismas, ¿aznaristas-anglosajonas?”, cuestiona.

Especialistas de Brasil han comentado que detrás del engaño de que Repsol es el descubridor de las fabulosas reservas en su país, se encuentra la intención de aplicar la experiencia del modelo privatizador Petrobras a México. Empero, la piratería transnacional petrolera española es muy primitiva y carece de la tecnología exploratoria de Petrobras en aguas profundas, es decir, la tecnología es brasileña y no española, que en forma parasitaria se ha quedado con 20 por ciento de las reservas del bloque citado, lo cual ha manipulado para elevar sus acciones en las bolsas.

El director de Comunicación de la Asociación de Ingenieros de Petrobras, Fernando Siqueira, comenta que “Repsol, la ex estatal española y hoy empresa del banco Santander, parece más bien un brazo ejecutivo de la anglo-holandesa Shell. Actúa en Latinoamérica comprando gobiernos y obteniendo ventajas por medios oscuros, como hizo con la compra de YPF de Argentina y en el intercambio
de activos con Petrobras en 2001”.

Así, Aznar López, íntimamente vinculado con Repsol, se ha convertido en el principal promotor de la reforma calderonista en México, es decir, sólo está a la espera de la aprobación de la ominosa reforma calderonista por el duopolio neoliberal del PAN y del PRI, para celebrar que una de las favorecidas será Repsol, cuyas acciones bursátiles se dispararían de nuevo según el modelo brasileño, pretendiendo con ello rescatarla de su insolvencia latinoamericana.

INVASIÓN IBÉRICA

El caso es que Repsol YPF, Iberdrola, Mapfre, CAF, Isoluxcorsan, Proactiva, Aena, Eulen, Enersis, Dragados, Unión Fenosa, Gas Natural, Endesa, Prisa, Seat, BBVA, Santander, Sol Meliá, Iberostar, NH, Barceló y Zara, entre otras, son una pequeña parte de las casi mil empresas ibéricas que operan en México y que en los últimos años han invadido casi todos los sectores económicos de nuestro país y del continente.

Por ejemplo, casi cuatro millones de personas que se transportan diariamente en metro en el Distrito Federal lo hacen en vagones fabricados por Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), compañía española que desde 1992 es la mayor proveedora de trenes para el Metro. Es la misma empresa que a finales de 2005, en una segunda ronda obligada, ganó la licitación para construir el ferrocarril suburbano que va de Buenavista a Cuautitlán.

Y si de transporte se trata, miles de mexicanos han podido hacerse de un auto Ibiza, Córdoba, León, Toledo, Altea o Alhambra, que produce la firma Seat (“de Barcelona para el mundo”, reza su publicidad), automotriz que multiplica distribuidoras y oficinas en México.

Asimismo en el ámbito del transporte, unos 15 millones de mexicanos que utilizan los servicios aeroportuarios entran en contacto, anualmente, con empresas de España.

Aena, la operadora de aeropuertos y navegación aérea más grande del mundo, y Dragados Concesiones, filial del poderoso grupo español de la construcción ACS (Actividades de Construcción y Servicios), tienen cada una 33.3 por ciento del capital del Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP), que opera 12 de los 47 aeropuertos internacionales en la República.

Unos ocho aeropuertos, incluyendo el de la ciudad de México, pero también unas 50 grandes firmas de todos los ramos productivos y de servicios, tienen contratos con la española Eulen Seguridad, filial del Grupo Eulen, especializado en seguridad, limpieza, outsourcing, mantenimiento, telemarketing y medio ambiente.

La colocación de miles de cámaras y dispositivos de seguridad en el aeropuerto capitalino y en instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ha sido encomendada a Eulen.

Millones de mexicanos también hacen uso de los servicios financieros (banca, casa de bolsa, seguros, afores, hipotecas, nómina) de los bancos españoles Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) y Santander Central Hispano, que en el país son Bancomer y Santander, las instituciones número uno y tres, respectivamente, del sistema bancario nacional.

Bancomer por sí solo tiene 14 millones de clientes, y activos por cerca de 50 mil millones de dólares. Los dos bancos controlan casi 40 por ciento del total de activos de la banca nacional; 41 por ciento del total de la cartera crediticia, y 40 por ciento de las utilidades netas del sistema bancario del país.

Aunque BBVA Bancomer y Santander ofrecen el servicio de seguros, es Mapfre, que en México compró Seguros Tepeyac, una de las empresas líderes en el sector asegurador. Por lo menos es la número uno en España y en América Latina, con presencia en 40 países y más de doce millones de clientes.

En telefonía, cada día crece el número de habitantes en el país que hace uso de los servicios de una transnacional española, Telefónica, mejor conocida en México por sus celulares Movistar, que compite con Carlos Slim (Telmex, Telcel) por el mercado mexicano, y lo supera en el de Sudamérica.

Telefónica tiene 206 millones de clientes en el mundo, opera en 24 naciones y, aunque apenas llegó a nuestro país hace cinco años, en 2003, ya suma más de diez millones de clientes.

En el mundo editorial, los españoles dominan el mercado del libro en México: Planeta, Tusquets, Anagrama, Grijalbo, Seix Barral o Santillana. Esta última, del Grupo PRISA, es propietaria de los sellos Alfaguara, Aguilar, Taurus, Richmond, Crisol y Altea. El diario El País es copropietaria con Televisa –al 50 por ciento cada una– del sistema Radiopolis.

PERMISO PARA DEPREDAR

La hotelería y el turismo conforman uno de los sectores más atractivos para las empresas ibéricas en México. No hay destino turístico de sol, arena y playa que no tenga presencia española. La Riviera Maya es prácticamente su coto. Sol Meliá, Iberostar, Riu, Barceló y NH son los principales grupos. Con todo y su permiso para depredar.

En tanto, Isoluxcorsan es uno de los más grandes consorcios españoles en el sector de ingeniería y construcción, que ha hecho la interconexión entre las dos redes eléctricas más grandes de México. Otra es la que desarrolla para la Comisión Federal de Electricidad la red de fibra óptica que cubre la totalidad del territorio nacional, y trabaja con las principales compañías de telefonía, a las que proporciona tecnología de punta.

Incluso poderosas, Unión Fenosa, Iberdrola y Endesa, con presencia en todo el orbe, se especializan en el sector de la energía, sobre todo en la generación de electricidad. Grandes consorcios mexicanos consumen electricidad producida por ellas. Iberdrola construye, repara y da mantenimiento a infraestructura de Pemex y la CFE; anda a la caza de oportunidades para proyectos de energías alternativas: Ha ganado licitaciones para proyectos de energía eólica y nuclear. Entre las tres producen casi 13 por ciento de la electricidad que se consume en todo el país.

Junto con ellas, en el mismo ámbito de los energéticos, se ubican la petrolera española-argentina Repsol YPF y Gas Natural. La primera –entre las diez petroleras privadas más grandes del mundo, con fuerte presencia en la parte estadounidense del golfo de México, en trabajos de exploración y explotación de hidrocarburos– ha ganado licitaciones para construir plantas regasificadoras en el país.

Empero, por impedimentos constitucionales, Repsol YPF sólo ha podido dedicarse a la distribución y comercialización de gas natural, aunque también, por la vía de los Contratos de Servicios Múltiples, incursionó en la producción y desarrollo de campos de gas. Repsol YPF participa a través de la empresa Gas Natural en la distribución de gas; tiene más de un millón cien mil clientes, y está presente en el Distrito Federal, Monterrey, Saltillo, Nuevo Laredo, Toluca y varias urbes del Bajío.

La transnacional hispana Gas Natural es la principal distribuidora de gas en México, con presencia en siete de las 14 zonas de distribución de la República; cuenta con un millón 120 mil clientes y una red de más de 15 mil kilómetros. En el Distrito Federal, Gas Natural, a través de Gas Natural México, distribuye el energético en 14 de las 16 delegaciones.

LA RECONQUISTA ESPAÑOLA

Expertos han calificado la reciente y abrumadora presencia de las firmas hispanas en México y América Latina como la “reconquista española” o la “nueva colonización”, ahora emprendida por los grandes capitales de ese país. Organizaciones no gubernamentales internacionales, como Intermox Oxfam y el Observatorio de las Multinacionales en América Latina (OMAL), que tienen bajo la lupa ese fenómeno, afirman que la expansión de las transnacionales españolas en la región se ha hecho en forma rapaz, vulnerando derechos humanos o generando conflictos en las zonas donde se han asentado.

Diversas organizaciones han denunciado los abusos de la banca española en nuestro país, que atropella a la clientela mexicana con elevadas tasas de interés y altas comisiones por sus deficientes servicios –muy por encima de lo que cobran en España–, y que le reditúan extraordinarios beneficios a la matriz. En efecto, tan sólo Bancomer le genera casi una tercera parte de las utilidades globales de cada año al BBVA.

OMAL considera también que las compañías españolas de energía tienen particular interés en las zonas rurales del golfo de México y el Istmo de Tehuantepec, donde buscan controlar la generación de energías eléctrica y eólica, con el aval del Gobierno mexicano, “a través de la explotación irracional de los recursos naturales, pasando por alto los derechos de las comunidades de la región”.

En conversación con este semanario, el doctor Arturo Huerta, catedrático de la UNAM, puntualiza que la nueva inversión española en nuestro país se caracteriza exclusivamente en adquirir bienes nacionales, como la banca, y ahora lo pretende hacer con el petróleo, entre otros muchos sectores, pero no busca el verdadero desarrollo de la producción nacional, es decir, en crear condiciones de empleo y de crecimiento económico sustentado.

“Lo único que estamos viendo –dice– es un cambio patrimonial; un claro proceso de fragmentación de la economía, donde el patrimonio y la riqueza pasan a ser controlados por dicho capital internacional”.

–¿Cuáles son los riesgos de un proceso así?

–En el momento en que México pierde activos, éstos son controlados por capital internacional, disminuye el poder del Gobierno-nación y tiene que subordinarse a los nuevos dueños de los activos.

“Son ellos quienes pasan a determinar las reglas del juego y la política económica para que actúe a su favor y en detrimento de la economía nacional. Esto viene relacionado con la cuestión del gas y petróleo, lo cual implica una pérdida de soberanía nacional”.

–Se fustigan las decisiones políticas de Fox, y ahora de Calderón, por otorgar prebendas y privilegios a los empresarios ibéricos, en vez de apoyar el capital nacional, ¿qué dice usted al respecto?

–Sí, de hecho los españoles no tenían gran presencia en la esfera nacional, pero en los últimos diez años sus inversiones en el país y en toda América Latina han crecido sustancialmente.

“Ello como resultado de erróneas políticas económicas, como la de los dos últimos gobiernos mexicanos, para atraer y depender sólo de esos capitales foráneos, en vez de incentivar nuestro agro y la planta productiva nacional. El actual modelo económico nos lleva a depender cada vez más del capital internacional, como el español, norteamericano, asiático, etcétera, por lo que hay que darles más prebendas y privilegios”.

–¿Podría ofrecer algún ejemplo de ello?

–Éstas se evidencian claramente en las negociaciones del gas a capital español. Las compañías ibéricas están dominando la distribución del gas en varias partes del país, pues tanto gobiernos federales como locales han venido otorgando concesiones a dicho capital.

“Se evidencia en el reciente viaje que hizo Calderón a España, íntimamente ligado al debate de la iniciativa energética, donde ya hay operadores nacionales y españoles promoviendo la inversión ibérica en la eventual aprobación de esta iniciativa en el Congreso, para que vengan a invertir al país.

“Hay un claro interés del Gobierno mexicano en promover la inversión española, como la inversión internacional en ésta y otras áreas de la economía nacional. La banca ya no nos pertenece, tampoco la industria ni el comercio, y ahora el sector estratégico, que es el petróleo, está en peligro de ser concesionado a la inversión extranjera”.

–¿Estamos ante una nueva colonización?

–Vivimos en una situación muy similar a la que estábamos a principios del siglo XX, cuando se dio la Revolución Mexicana. El país le pertenece a los mexicanos cada vez menos, debido a los malos gobiernos que hemos tenido y a las concesiones crecientes que se han brindado al gran capital extranjero, el cual sólo busca apoderarse de la riqueza nacional.

“Así, México tiene menos activo nacional, menos industria, agricultura y una banca disfuncional que gana en nuestro país, lo que no percibe en su lugar de origen. Todo ello consecuencia de las políticas económicas predominantes que se subordinan a los intereses de dicho capital”, finaliza.