La “teoría del mole” y la consulta perredista
Alvaro Cepeda Neri
Dirán misa los panistas, pero la oposición lópezobradorista sigue dictando e imponiendo la Agenda Política. Es ahora mismo el asunto de la propuesta para una consulta (la democracia directa) sobre la privatización de PEMEX, en lo referente a la explotación del petróleo en aguas profundas; y gran parte de su comercialización. Han puesto el grito en el cielo, mientras va de nuevo el manoseo de la constitucionalidad de la convocatoria perredista, encabezada por Marcelo Ebrard quien le ha puesto “el cascabel al gato”. Calderón, Mouriño y Germán Martínez (con la abierta y desafiante oposición de Manuel Espino) condenaron pedirle su opinión a los ciudadanos.
Ha sido tachada de populista, anticonstitucional, oportunista y de querer ser usada como ardid para continuar con tácticas dilatorias. A lo mejor es todo eso.
Pero, se lleve o no a sus últimas consecuencias, preguntar sobre este asunto a la nación y de ésta a quienes son su avanzada más consciente y participativa, es una medida legítima. Y legal, pues no hay prohibición expresa en la Constitución y en cambio tiene principios que apoyan consultar a los mexicanos. Las elecciones son una consulta, de la democracia indirecta, es decir, representativa. Y esta democracia no agota su posibilidad, ya que en todas sus manifestaciones, requiere de la democracia directa: preguntarle al pueblo, si es que, ante todo y sobre todo, la “democracia es discusión”.
Es el viejo enfoque de Platón y Pericles. Éste, en el célebre Discurso Fúnebre (ediciones Sequitur) sostiene que en la democracia, “si bien unos pocos actúan en la política, todos nosotros somos capaces de juzgarla”. En cambio Platón, defensor de la autocracia y el autoritarismo, sostuvo lo contrario, para que los ciudadanos se sometieran invariablemente a lo que les indique un jefe y obedecer ciegamente. Esto es lo que quieren los calderonistas y sus seguidores. Un locutor hasta puso como ejemplo que el pueblo (siguiendo a los panistas) no sabe ni siquiera cuáles son los elementos culinarios para elaborar el mole y mucho menos sabe de qué se trata la reforma y contrarreforma energética.
La “teoría del mole” del locutor (es el jueves 5 de este mes por el canal usurpado) fue esgrimida para tratar de desacreditar la anunciada consulta. Es el desprecio al pueblo. Si no sabemos los demás cuáles son los ingredientes del mole (no dijo si poblano, o el amarillito, etc.) menos podemos opinar sobre si lo que resta del patrimonio nacional ha de entregarse a los empresarios extranjeros y si debe ser explotado por mexicanos.
El locutor de marras, con el rostro de figura de museo de cera, se enfurece y suelta sus descalificaciones contra quienes proponen que debe preguntársele al pueblo sobre el destino económico y político del petróleo. En la democracia directa e indirecta, todos nosotros somos capaces de juzgar, criticar y opinar. Solamente en las dictaduras, los autoritarismos y las autocracias unos pocos deciden sobre las mayorías sepan éstas o no sobre los ingredientes del mole.
Dirán misa los panistas, pero la oposición lópezobradorista sigue dictando e imponiendo la Agenda Política. Es ahora mismo el asunto de la propuesta para una consulta (la democracia directa) sobre la privatización de PEMEX, en lo referente a la explotación del petróleo en aguas profundas; y gran parte de su comercialización. Han puesto el grito en el cielo, mientras va de nuevo el manoseo de la constitucionalidad de la convocatoria perredista, encabezada por Marcelo Ebrard quien le ha puesto “el cascabel al gato”. Calderón, Mouriño y Germán Martínez (con la abierta y desafiante oposición de Manuel Espino) condenaron pedirle su opinión a los ciudadanos.
Ha sido tachada de populista, anticonstitucional, oportunista y de querer ser usada como ardid para continuar con tácticas dilatorias. A lo mejor es todo eso.
Pero, se lleve o no a sus últimas consecuencias, preguntar sobre este asunto a la nación y de ésta a quienes son su avanzada más consciente y participativa, es una medida legítima. Y legal, pues no hay prohibición expresa en la Constitución y en cambio tiene principios que apoyan consultar a los mexicanos. Las elecciones son una consulta, de la democracia indirecta, es decir, representativa. Y esta democracia no agota su posibilidad, ya que en todas sus manifestaciones, requiere de la democracia directa: preguntarle al pueblo, si es que, ante todo y sobre todo, la “democracia es discusión”.
Es el viejo enfoque de Platón y Pericles. Éste, en el célebre Discurso Fúnebre (ediciones Sequitur) sostiene que en la democracia, “si bien unos pocos actúan en la política, todos nosotros somos capaces de juzgarla”. En cambio Platón, defensor de la autocracia y el autoritarismo, sostuvo lo contrario, para que los ciudadanos se sometieran invariablemente a lo que les indique un jefe y obedecer ciegamente. Esto es lo que quieren los calderonistas y sus seguidores. Un locutor hasta puso como ejemplo que el pueblo (siguiendo a los panistas) no sabe ni siquiera cuáles son los elementos culinarios para elaborar el mole y mucho menos sabe de qué se trata la reforma y contrarreforma energética.
La “teoría del mole” del locutor (es el jueves 5 de este mes por el canal usurpado) fue esgrimida para tratar de desacreditar la anunciada consulta. Es el desprecio al pueblo. Si no sabemos los demás cuáles son los ingredientes del mole (no dijo si poblano, o el amarillito, etc.) menos podemos opinar sobre si lo que resta del patrimonio nacional ha de entregarse a los empresarios extranjeros y si debe ser explotado por mexicanos.
El locutor de marras, con el rostro de figura de museo de cera, se enfurece y suelta sus descalificaciones contra quienes proponen que debe preguntársele al pueblo sobre el destino económico y político del petróleo. En la democracia directa e indirecta, todos nosotros somos capaces de juzgar, criticar y opinar. Solamente en las dictaduras, los autoritarismos y las autocracias unos pocos deciden sobre las mayorías sepan éstas o no sobre los ingredientes del mole.