Emilio González, el góber lépero
Quehacer Político
GUADALAJARA, Jal.– Para que quede en la historia. Por primera vez, en Jalisco, un gobernador, insultó públicamente en un discurso a los ciudadanos. Emilio González Márquez no usó florituras, elegancias del lenguaje o eufemismos suavizantes.
Fue un crudo “chinguen a su madre” a los casi siete millones de jaliscienses. Eso rompió con los hilos de respeto o simpatías de la sociedad, y difícilmente González volverá a aparecer en público sin que le regresen las mentadas.
El pasado 26 de abril, hubo una marcha de más de dos mil personas que le reclamaron su actitud. Ya antes habían sido organizadas otras manifestaciones en su contra por el donativo de 90 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires.
El gobernador Emilio llegó ebrio, casi en tercer grado, a una cena con empresarios y miembros de la Asociación de Bancos de Alimentos. El banquete del hambre, anual, fue en las instalaciones de Expo Guadalajara el pasado 23 de abril. El mandatario entregó ahí otro donativo por 15 millones de pesos al Banco de Alimentos, y al hacer uso del micrófono le salieron del aguardentoso pecho, por la borrachera, los insultos.
González llegaba a la cena procedente de una comida en Tequila, Jalisco, en donde el licor de agave se le subió y destapó las frustraciones que traía por las críticas recibidas desde el 30 de marzo pasado, en que se supo del donativo de los 90 millones de pesos. En esta ocasión transcribimos partes del memorable e histórico discurso:
“Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí lo que algunos poquitos dicen me vale madre, así de fácil. Yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco... El dinero no es mío, yo no lo tengo, yo no tengo 15 millones de pesos, pero ¿saben qué?, la gente votó por mí... y me vale madre si a algunos periódicos no les gusta”.
Luego se dirigió al cardenal Juan Sandoval Íñiguez y le dijo: “Don Juan Sandoval, qué desmadre traemos. ¿Sí o no? Nos estamos haciendo famosos, don Juan. Digan lo que quieran, perdón, señor cardenal, ¡chinguen a su madre!”.
DE NADA VALIERON DISCULPAS
Al otro día el gobernador González, con una cruda de cuarto grado, física y moral, fue a una gira por el sur de Jalisco y ahí ofreció disculpas públicas, que de poco le valieron, porque dos días después miles de tapatíos marcharon por las calles del centro, y los cánticos de maternales recordatorios fue lo más suavecito. El discurso de las disculpas gubernamentales fue el siguiente:
“Ayer me equivoqué. Si de algo sirve, ofrezco una disculpa a Jalisco. Jalisco no puede tener un gobernador con ese léxico. Ofrezco una disculpa a quienes estaban en el evento. Ofrezco una disculpa a quienes lo organizaron y a quien se haya sentido ofendido”.
En el banquete había más de 300 invitados, entre empresarios y gente de la alta sociedad jalisciense, muchos de ellos estupefactos o lambiscones, y algunos aplaudieron el denigrante discurso. Hubo, otros, los más, que guardaron silencio y enrojecieron hasta las orejas.
El cardenal Juan Sandoval puso cara de circunstancia, aunque se le pintó con el rubor cardenalicio.
El gobernador González había rebasado el límite de los desmanes financieros en la cuenta pública. Los donativos a televisoras y a la Iglesia católica entraron a otra etapa con los insultos gubernamentales.
Emilio va en una cuenta regresiva en prestigio político y personal, pero sus asesores dicen que va a revertir todo eso y que en 2012 sería uno de los aspirantes a la Presidencia de la República por el PAN.
¡Que pase un buen día!
GUADALAJARA, Jal.– Para que quede en la historia. Por primera vez, en Jalisco, un gobernador, insultó públicamente en un discurso a los ciudadanos. Emilio González Márquez no usó florituras, elegancias del lenguaje o eufemismos suavizantes.
Fue un crudo “chinguen a su madre” a los casi siete millones de jaliscienses. Eso rompió con los hilos de respeto o simpatías de la sociedad, y difícilmente González volverá a aparecer en público sin que le regresen las mentadas.
El pasado 26 de abril, hubo una marcha de más de dos mil personas que le reclamaron su actitud. Ya antes habían sido organizadas otras manifestaciones en su contra por el donativo de 90 millones de pesos para la construcción del Santuario de los Mártires.
El gobernador Emilio llegó ebrio, casi en tercer grado, a una cena con empresarios y miembros de la Asociación de Bancos de Alimentos. El banquete del hambre, anual, fue en las instalaciones de Expo Guadalajara el pasado 23 de abril. El mandatario entregó ahí otro donativo por 15 millones de pesos al Banco de Alimentos, y al hacer uso del micrófono le salieron del aguardentoso pecho, por la borrachera, los insultos.
González llegaba a la cena procedente de una comida en Tequila, Jalisco, en donde el licor de agave se le subió y destapó las frustraciones que traía por las críticas recibidas desde el 30 de marzo pasado, en que se supo del donativo de los 90 millones de pesos. En esta ocasión transcribimos partes del memorable e histórico discurso:
“Yo tengo poco de gobernador, pero a lo mejor ya se dieron cuenta que a mí lo que algunos poquitos dicen me vale madre, así de fácil. Yo sé lo que se tiene que hacer en Jalisco... El dinero no es mío, yo no lo tengo, yo no tengo 15 millones de pesos, pero ¿saben qué?, la gente votó por mí... y me vale madre si a algunos periódicos no les gusta”.
Luego se dirigió al cardenal Juan Sandoval Íñiguez y le dijo: “Don Juan Sandoval, qué desmadre traemos. ¿Sí o no? Nos estamos haciendo famosos, don Juan. Digan lo que quieran, perdón, señor cardenal, ¡chinguen a su madre!”.
DE NADA VALIERON DISCULPAS
Al otro día el gobernador González, con una cruda de cuarto grado, física y moral, fue a una gira por el sur de Jalisco y ahí ofreció disculpas públicas, que de poco le valieron, porque dos días después miles de tapatíos marcharon por las calles del centro, y los cánticos de maternales recordatorios fue lo más suavecito. El discurso de las disculpas gubernamentales fue el siguiente:
“Ayer me equivoqué. Si de algo sirve, ofrezco una disculpa a Jalisco. Jalisco no puede tener un gobernador con ese léxico. Ofrezco una disculpa a quienes estaban en el evento. Ofrezco una disculpa a quienes lo organizaron y a quien se haya sentido ofendido”.
En el banquete había más de 300 invitados, entre empresarios y gente de la alta sociedad jalisciense, muchos de ellos estupefactos o lambiscones, y algunos aplaudieron el denigrante discurso. Hubo, otros, los más, que guardaron silencio y enrojecieron hasta las orejas.
El cardenal Juan Sandoval puso cara de circunstancia, aunque se le pintó con el rubor cardenalicio.
El gobernador González había rebasado el límite de los desmanes financieros en la cuenta pública. Los donativos a televisoras y a la Iglesia católica entraron a otra etapa con los insultos gubernamentales.
Emilio va en una cuenta regresiva en prestigio político y personal, pero sus asesores dicen que va a revertir todo eso y que en 2012 sería uno de los aspirantes a la Presidencia de la República por el PAN.
¡Que pase un buen día!