En Jalisco y Guanajuato: Más donativos millonarios a la jerarquía católica
Con la intención de desmarcarse, la derecha en el poder difunde la inverosímil historia de que las megalimosnas son decisiones dictadas sólo por el compromiso de algunos mandatarios estatales con el Yunque, y que son contrarias al “panismo tradicional” y al Gobierno federal
Los millonarios donativos del gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, a proyectos de la jerarquía católica y de los consorcios televisivos, han desatado la indignación de la ciudadanía, a la que el mandatario ha respondido con insultos y con más limosnas millonarias para el clero.
Mientras la inconformidad popular por esos hechos sigue creciendo, otros gobernadores panistas vinculados, al igual que González Márquez, con el clero y con la ultraderecha, como es el caso de Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, siguen el mismo camino, otorgando millones de pesos del erario a proyectos que benefician a los prelados católicos.
Ante la imposibilidad de resolver el conflicto, simplemente mediante la imposición y la agresión, la derecha en el poder está difundiendo la historia de que las llamadas megalimosnas son decisiones dictadas sólo por el compromiso de algunos mandatarios estatales con el Yunque, y que son contrarias al “panismo tradicional” y al Gobierno federal.
La falsedad de esa versión es evidente si consideramos que los donativos de gobernantes panistas al clero se remontan a los años 90, con los primeros gobiernos municipales y estatales del blanquiazul, además de que ese partido por sus raíces siempre ha tenido afinidad con la Iglesia, que a su vez respalda a estos uncionarios.
IMPOSICIONES Y MENTADAS
El 23 de abril, durante el llamado banquete del hambre, donde hizo entrega de nuevos recursos a la Asociación Mexicana del Banco Diocesano de Alimentos de la Arquidiócesis de Jalisco, Emilio González prodigó una mentada a quienes lo criticaban por la reciente megalimosna para el Santuario de los Mártires Cristeros.
Al día siguiente se disculpó por su exabrupto, pero tan sólo unos días después se evidenció que en otras entidades con gobiernos panistas también se estaban otorgando donativos millonarios al clero. El pasado 2 de mayo se comentó en los medios nacionales que el ayuntamiento de León, Guanajuato, aprobó la utilización de recursos propios y del Gobierno del estado para la construcción de obras para las iglesias católicas, que costarán decenas de millones de pesos.
En efecto, el gobierno de Guanajuato encabezado por el panista Juan Manuel Oliva Ramírez etiquetó 50 millones de pesos como megalimosna para que el municipio de León construya dos plazas públicas para dos templos católicos en el centro de la ciudad.
El regidor leonés Fernando Ávila González reveló, que el Gobierno del estado destinó 50 millones de pesos del presupuesto del año pasado a los trabajos de construcción de los proyectos Plaza Catedral y Plaza Atrio del Templo Expiatorio.
Como en el caso del donativo otorgado por el gobernador Emilio González, se trata de una decisión acorde con las tendencias clericales del PAN, y que constituye un derroche millonario de los recursos del erario para beneficiar al clero.
En ambos casos, los panistas en el poder alegan que ese derroche estimulará el “turismo religioso”, pero al margen de que algunos empresarios puedan beneficiarse con esos proyectos turísticos, su objetivo es ir modificando la cultura cívica e histórica del país, reemplazando monumentos seculares por otros con connotaciones religiosas.
En Guanajuato, la megalimosna fue mayoriteada e impuesta por legisladores y funcionarios panistas, en un Gobierno presidido por el ultraderechista Juan Manuel Oliva, uno de los gobernadores del PAN llegados al poder en 2006 y vinculados a la jerarquía católica y a grupos extremistas, como es también el caso de Marco Antonio Adame, de Morelos.
Tanto en Jalisco como en Guanajuato la derecha en el poder ha actuado en forma autoritaria y prepotente; en el caso de Jalisco, ante las críticas de ciudadanos y organizaciones sociales, que se expresaron incluso en una protesta pública ante el palacio de Gobierno, Emilio respondió anunciando otro donativo millonario (esta vez de 15 millones de pesos) para proyectos del clero, y además en un acto público les mentó la madre a sus críticos, a los que desdeñó señalando que eran sólo un pequeño grupo de personas.
El cardenal Juan Sandoval, por su parte, disculpó la actitud del gobernador, mientras que personeros del jerarca, como el articulista Héctor Moreno Valencia, trataron de provocar en medios locales un clima de linchamiento contra los críticos del prelado, pidiendo que se les identificara públicamente, mientras que personas desconocidas lanzaban amagos contra otras cuyos nombres coincidían con los de algunos de los críticos del religioso.
En Guanajuato, el Gobierno estatal se ha negado a dar cuentas de los recursos gastados para apoyar al clero, a pesar de que, como han referido políticos de otros partidos, Guanajuato tiene muchas carencias, por lo que resulta incongruente invertir recursos en embellecer los templos católicos.
Al igual que en Jalisco, donde las quejas ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) por el asunto de la macrolimosna superan ya las seis mil, en Guanajuato se han comenzado a manifestar, por ejemplo mediante correos electrónicos, las inconformidades de empresarios y ciudadanos en general, contra el uso de recursos públicos para mejorar inmuebles pertenecientes a asociaciones religiosas.
En Guadalajara, la mentada de González a sus críticos provocó una nueva marcha ciudadana contra el limosnazo, el pasado 27 de abril, donde muchos ciudadanos devolvieron a Etilio (Emilio) la ofensa que les lanzó durante un banquete luego de haber estado consumiendo alcohol y en presencia de Sandoval; el insulto, además, ha motivado otras decenas de quejas ante la CEDH.
Mientras tanto, durante la celebración del Día del Voceador, en forma imprudente Sandoval echaba más leña al fuego, insultando nada menos que a quienes, según él, se hacen ricos a costa del pueblo. Dijo en esa ocasión: “No hay rico, rico, rico, que sea honrado; porque trabajando nadie se hace rico, porque si trabajando se hiciera uno rico, los burros serían los más ricos. Trabajando nadie se hace rico”. Desde luego, la mejor prueba es el propio Sandoval, quien hace gala de un estilo ostentoso y recibe grandes donaciones del erario.
Por su parte, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) ya ha solicitado al Gobierno de Emilio González los documentos pormenorizados que clarifiquen las partidas presupuestales de donde se tomaron los 90 millones de pesos para la construcción del santuario.
Pero el mandatario panista y otros gozan de impunidad, pues el Gobierno federal e incluso los tribunales del país han seguido la política de defender a toda costa los intereses clericales y de la ultraderecha, prueba de ello es que, precisamente, otra de las instancias que tendría que interesarse por el tema de la megalimosna, que es la Subsecretaría de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación (Segob), está en manos de Ana Teresa Aranda, militante de larga trayectoria en la ultraderecha católica, quien obviamente apoya las decisiones que favorecen a la jerarquía religiosa.
No en vano el secretario general de Gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, otro panista mocho, ha declarado que el Gobierno de Emilio González no tendrá ningún problema, porque confía en que al final se determinará que no hubo ninguna ilegalidad.
De hecho, resulta cómico que la ASF, de acuerdo con el dictamen aprobado por el pleno de la Cámara de Diputados de Jalisco, va a dedicarse a verificar lo que está a la vista: Que González Márquez utilizó recursos federales para realizar las donaciones en favor de grupos vinculados con la Iglesia católica.
De esto no puede haber duda, pues el dinero se brindó para un santuario católico, que tiene además connotaciones contrarias al Estado laico, al idealizar a los llamados “cristeros”, y el propio cardenal ha agradecido públicamente a Emilio su generosidad. Resultaría ocioso, por absurdo, tratar de sostener que el donativo no implica beneficiar a la jerarquía católica con dinero del erario.
MENTIRAS PANISTAS
Ante la creciente inconformidad por las macrolimosnas, la derecha en el poder está promoviendo en algunos medios la increíble historia de que los gobernadores, como Emilio y como Oliva, obedecen en realidad a lineamientos del Yunque, el grupo secreto de la ultraderecha al que pertenecen, y que por ello están en pugna con el “panismo tradicional” que encabeza Felipe Calderón.
Con ello se quiere tapar el sol con un dedo, pues el PAN siempre ha estado comprometido con los intereses religiosos y empresariales, al grado de que, casi sin excepción, todos los gobernadores panistas provienen de la derecha católica.
Ciertamente hay pugnas personales en la cúpula panista, pero nunca ha habido un enfrentamiento ideológico por motivos religiosos; por el contrario, cada día es más fuerte y evidente el apoyo que el clero recibe de dependencias federales y gobiernos estatales.
En Jalisco, ese respaldo a los proyectos ideológicos arrancó no con la llegada de Emilio González a la alcaldía de Guadalajara y luego a la administración estatal, sino con la llegada del PAN a los diferentes niveles de Gobierno en la entidad.
Los munícipes panistas comenzaron a dar dinero y apoyo político para diferentes proyectos del clero y en particular para la idealización de práceres cristeros, sin que sus compañeros de partido se opusieran a esas actitudes.
Como resultado, tan sólo en la zona de Los Altos de Jalisco han proliferado los monumentos y plazas conmemorativas dedicados a los cristeros, mientras que en otras regiones gobernadas por el PAN, como Torreón, el clero y el Gobierno impulsan proyectos similares, como el de cambiar la imagen de Francisco Villa, emblema tradicional de la ciudad, por el de un santuario turístico religioso, conocido como el del Cristo de los Noas, sin que los dirigentes del PAN se hayan opuesto a esos proyectos.
Por el contrario, siempre los han apoyado, y de hecho la primera reacción de los políticos panistas de Jalisco ante el escándalo desatado por la macrolimosna fue respaldar a González Márquez, quien se ha ganado el mote de Góber piadoso, pero ya lo era Francisco Ramírez Acuña, quien solía besarle la mano ante los reporteros al cardenal Juan Sandoval.
Paradójicamente, siendo contador público, Emilio ha sido el mandatario menos cauto en el manejo de los recursos públicos para favorecer a los sectores aliados al PAN, otorgando millones de pesos al Arzobispado de Guadalajara, lo mismo que a Televisa.
Sin embargo, situaciones parecidas han existido desde el inicio de los gobiernos panistas tanto en Jalisco como en otros estados, especialmente los que tienen raíces más católicas e incluso cristeras.
En Guanajuato, que es otra piedra de escándalo por las megalimosnas, el apoyo al clero se remonta al primer gobernador panista de la entidad, Carlos Medina Plascencia, quien en 1991 llegó como interino, impuesto por Salinas de Gortari.
Medina Plascencia se dio a conocer por sus desplantes religiosos, que en 1992 lo llevaron a participar en la peregrinación al Cerro del Cubilete, pero también por el derroche de recursos en su propio beneficio y en el del clero y de los empresarios.
Desde luego, en aquel entonces, la derecha católica todavía no gobernaba el país ni ejercía el control de los grandes medios de comunicación ni de los tribunales, y por ello, esas situaciones adoptaban menores proporciones, pero ya existían.
El 3 de mayo de 1993, El Nacional de Guanajuato publicó un reportaje donde se listaban aportaciones económicas de municipios como Xichú, uno de los más pobres de la entidad, y del Gobierno estatal, para la construcción y remozamiento de templos católicos, en lugar de destinar esos recursos a la solución de problemas sociales.
Lo mismo ocurrió en Salamanca, y en Guanajuato el Gobierno estatal erigió una capilla en el Instituto Tutelar de Menores; el 17 de abril de ese año, en el acto inaugural del recinto, Medina Plascencia afirmó que esa obra formaba parte de un proyecto oficial para la “integración social y espiritual”.
Es decir, contrariamente a lo que se maneja desde el poder, la derecha siempre ha apoyado al clero, desde que comenzaron los gobiernos panistas. La diferencia con lo que presenciamos hoy en día es sólo por la magnitud mucho mayor del dispendio.