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jueves, 10 de abril de 2008

El informe sobre Pemex, traje a la medida para privatizar

Equivocado, ambiguo, contradictorio e inconsistente

Un diagnóstico apocalíptico hecho a la medida para convencer a la opinión pública y a los legisladores de la delicada situación por la que atraviesa Petróleos Mexicanos (Pemex) y sin mencionar reforma alguna, poner de manifiesto la imperiosa necesidad de modificar la ley en la materia, a fin de que la paraestatal reciba capital privado como único medio de salvación, pone al descubierto que fueron las administraciones panistas quienes la llevaron a tal situación de desastre.

Habría que preguntar al ex presidente Vicente Fox Quesada cómo fue que Pemex pasó de ser la sexta empresa petrolera más importante del mundo en 2000, año en que inició su administración, a la posición once, en 2007, cuando Felipe Calderón tenía un año de haber tomado la dirección del país.

El presidente Calderón y ex presidente Fox deberían explicar por qué en los últimos tres años la producción de Pemex cayó, con lo que nuestro país dejó de obtener ingresos por diez mil millones de dólares anuales, cuando aun en el supuesto de que no hubiera producido la cuota programada, el alto precio del petróleo hubiese neutralizado la perdida.

Un diagnóstico fatalista como el presentado por la secretaria de Energía, Georgina Kessel, y el titular de Pemex, Jesús Reyes Heroles, que según algunos analistas dice parcialmente la verdad, no aporta nada a una discusión seria del tema, y pone en duda el acierto del gobierno actual y anterior sobre el manejo que dieron a la paraestatal.

Diagnóstico apocalíptico

Para Francisco Rojas Gutiérrez, ex director de Petróleos Mexicanos, en entrevista con Siempre!, el diagnóstico dado a conocer los últimos días de marzo es apocalíptico, pues presentan a Pemex totalmente de capa caída, sin dar ninguna explicación de por qué llegó a esta situación.

El documento omite información sobre el sistema fiscal confiscatorio que ha mantenido Pemex. Sobre la causa por la que no se han autorizado inversiones ni siquiera para el mantenimiento, “¿cómo es posible que hayan ido desmantelando la planta técnica y que hayan hecho quebrar firmas de ingeniería y empresas mexicanas, que no apoyaran la investigación y el desarrollo tecnológico, pero, sobre todo, cómo fue que favorecieron a compañías internacionales con los sistemas de financiamiento?”

Las declaraciones de Vicente Fox, en Argentina, donde señala que “hay que derrumbar el muro para que la inversión privada entre a Pemex, quiere decir que su administración deliberadamente hizo pasar a la paraestatal de la sexta empresa petrolera más importante a la onceava en seis años, en el sexenio en el que se obtuvieron los mayores ingresos petroleros de la historia del crudo en México. Fox deliberadamente debilitó a Pemex para que entrara capital privado, sobre todo extranjero, y compartir el usufructo y la renta del mercado petrolero. Pero habría que preguntarse qué hizo con los recursos obtenidos por este concepto. Es una explicación que le debe al pueblo de México”.

Por su parte, Miguel García Reyes, profesor-investigador del posgrado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, campus Ticomán, del área Ciencias de la Tierra del Instituto Politécnico Nacional, señala que de inicio el diagnóstico sobre Petróleos Mexicanos está equivocado porque parte de la premisa de que la paraestatal llegó a su límite, que no puede crecer más y por lo tanto se requiere de capital privado para poder avanzar.

El documento presenta datos ambiguos que no logra sustentar técnicamente, basta señalar la aseveración de que pasamos del sexto lugar al onceavo en tan sólo siete años en la lista de empresas más rentables del mundo, cuando hoy por hoy Pemex es el tercero en la captación de recursos, más de cien mil millones de dólares anuales.

En cuanto a la aseveración de la titular de la Secretaría de Energía de que se prevé una caída de la producción de petróleo de 800 mil barriles hacia 2012, de un millón 500 mil barriles en 2018 y de un millón 800 mil barriles hacia el 2021, resultado de la natural declinación de los campos productores, el investigador la califica de falsa, pues está fuera de contexto.

El escenario que presentan se daría en el caso de que no haya nuevos descubrimientos y no se dé la posible reactivación de pozos abandonados.

Las contradicciones del documento llegan al absurdo, pues Vicente Fox en su V Informe de Gobierno dio a conocer que las reservas totales de Chicontepec ascendían a más de 23 mil millones de barriles y ahora nos dicen que los crudo son muy pesados.

La manipulación de los datos lleva a decir a la dependencia encargada que en los últimos tres años la producción de Pemex cayó, dejando de obtener ingresos por diez mil millones de dólares anuales, cuando de acuerdo a las mismas cifras de Pemex, que no están en el diagnóstico, en materia de exportación se incrementó al pasar de 30 a 40 mil millones de dólares por el aumento en los precios. ¿Cómo va a perder si hubo un aumento en el costo, lo que neutraliza la disminución en la producción, si es que se dio?

En cuanto a la aseveración de Jesús Reyes Heroles de que se tiene que construir una refinería cada tres años, está en lo correcto.

Para justificar su propuesta de ir a aguas profundas, Kessel indicó que mientras que otras naciones se enriquecen del petróleo en aguas profundas en la zona fronteriza, nuestro país simplemente desaprovecha y corre el riesgo de perderlo, lo que también es inexacto, apunta García Reyes.

Quizás la funcionaria se refería al Hoyo de la Dona, pero éste con base en el tratado de límites marinos firmado por los gobiernos de México y Estados Unidos no puede perforarse y extraer crudo hasta el 2010, lo que están aprovechando los estadounidenses es la parte norte de Florida y Louisiana, que no son aguas profundas, pues se encuentran a mil 500 metros del tirante de agua.

En cuanto a la posibilidad de perderlo si no se explota, en parte tiene razón, porque al repartir los beneficios del Hoyo de la Dona la ex secretaria de Relaciones Exteriores, Rosario Green, negoció quedarse con el 65 por ciento de este perímetro nada más que se quedó con la parte donde el petróleo se encuentra hasta seis mil metros bajo el mar, dejando el crudo situado en aguas someras a nuestros vecinos del norte, por lo que ahí sí sería factible que se hiciera una operación popote en detrimento de los intereses mexicanos.

Al respecto, Rojas Gutiérrez comentó que el petróleo en aguas profundas no es la panacea como quieren presentarlo, pues “los norteamericanos, después de 18 años en que junto con 30 empresas petroleras internacionales han invertido y perforado pozos, no han descubierto campos gigantes en el Golfo de México. Es más, Exxon decidió suspender cinco años sus actividades en esa área. Después de esa experiencia qué hace suponer que Pemex podrá descubrirlos como lo afirman para convencernos de que debemos ir a las aguas ultraprofundas, desdeñando las localizaciones que tenemos en el sureste y en el litoral en aguas someras”.

Y aquí el diagnóstico vuelve a fallar, pues de acuerdo a los datos que aporta pareciera ser que lo único que tenemos son las reservas probadas actuales y eso es inexacto. Tenemos las reservas probadas actuales más reservas probadas que les falta un poco de desarrollo, más las reservas probables, más las reservas posibles y ellos nos quieren llevar a la reservas prospectivas que por su misma definición ni siquiera pueden sustentarse su existencia en este momento.

México tiene la posibilidad de duplicar sus reservas en los próximos años en lugares en donde ya está la infraestructura, donde se domina perfectamente la técnica, donde es líderes en el desarrollo de la industria petrolera costa afuera. Con las reservas probadas se podrían tener diez años más de reservas, de las esperadas.

“Por lo pronto, ahí está una nueva etapa que debemos desarrollar antes de ir en búsqueda de aguas profundas, ya llegará el momento en que tengamos que ir allá, esperemos que para ese momento hayamos podido restituirle a Pemex su capacidad tecnológica, de investigación y sobre todo la parte de los técnicos petroleros a fin de que como en 1938 con capital y tecnología nacional se haga ese trabajo”.

¿Compromisos?

Las inconsistencias del diagnóstico sobre la situación de Pemex obedecen a una razón que sólo el ex presidente Fox y el presidente Calderón saben y tendrán que aclararlo ante la opinión pública, a fin de conocer si esta decisión responde a intereses ideológicos o compromisos con las grandes petroleras, dice Francisco Rojas.

Al respecto, García Reyes explica que desde el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León se adquirieron compromisos con empresas petroleras; en el referido sexenio y en el siguiente fueron con las petroleras texanas, propiedad de la familia Bush, quien determinó las políticas a seguir por nuestro país en la materia.

Ahora pareciera que las interesadas son las transnacionales Exxo, Crevron y Repsol, mismas que buscarían las mejores condiciones para invertir.

Aquí, hay que ser claros no es que Pemex no pueda o no tenga tecnología para seguir creciendo, aquí hay un juego geopolítico perverso, en el que Estados Unidos requiere de una política petrolera consecuente con sus intereses y México la adopta. Basta referir el caso del gas, cuando en 1997 nos impusieron el uso de éste en la generación de electricidad. Si México creara la infraestructura necesaria para generar gas y no comprarlo a Estados Unidos ahorraría un millón de dólares diarios, 300 millones de dólares al año.

Ahora bien, hay que recordar que en Estados Unidos es año de elecciones y que el gobierno saliente tratará de empujar el precio del barril a más de cien dólares, a fin de obtener las mayores ganancias antes de irse. Sin embargo, si ganan los demócratas podría venir un colapso de los precios, porque ellos van por las fuentes alternas de energía.

La reforma, en qué sentido

Para Francisco rojas, la reforma que hay que hacer es mucho más amplia que la de estar discutiendo solamente la necesidad de fortalecer a Pemex, la reforma energética que se tiene que discutir es como incorporar al país a la transición energética mundial que esta ocurriendo desde hace varios años y que se basa en las energías alternativas; se debe definir qué vamos a hacer con los bio-combustibles, dónde podemos ser competitivos, en cuáles no, con qué tecnología, cuántos recursos se van a necesitar canalizar a este rubro y ver el horizonte de largo plazo con una visión de Estado. Qué vamos a hacer, cómo vamos a estar energéticamente cuidando nuestra seguridad y nuestra independencia energética en los próximos 30 años.

Antes de discutir cualquier reforma hay que hacer un diagnóstico certero de la situación de la paraestatal a fin de que las modificaciones la beneficien y no la hagan más onerosa, dice Miguel García Reyes.

Se debe partir, apunta, de que Pemex es una empresa fuerte, que produce 110 mil millones de dólares y si bajo su producción y sus reservas fue porque no se le invirtió lo necesario, porque el gobierno no le permite guardar parte de sus ingresos para su modernización. Hay que hacer hincapié en que todavía hay mucho petróleo en aguas someras y en tierra y que señalar que es necesario ir a aguas profundas es solo una justificación para que puedan entrar capitales privados.

Consensos

El 30 de marzo, la secretaria Georgina Kessel señaló que no se presentará ninguna reforma energética hasta tener un mínimo consenso con los actores y partidos políticos del país, sin embargo, dice Francisco Rojas, su estrategia iniciada el 17 de febrero por Internet y el 4 de marzo por televisión para sensibilizar a la población de que “nuestro tesoro” se encuentra en aguas profundas, a tres mil metros bajo el mar, fue la peor forma de querer armar un consenso social, pues realizar propaganda política donde ya el debate esta viciado de origen y es una forma tramposa de querer hacer un consenso.

Manifestó su esperanza de que Calderón no imite la estrategia de su antecesor de tomar como chivo expiatorio al Congreso y culparlo de su ineficiencias, de su falta de calidad en la administración, porque la mayor parte de las cosas que hay que hacer en términos de energía son tareas de política publica y no acciones legislativas.

Rechazo que cuando se habla del sector energético, pueda decirse que es un asunto exclusivamente técnico, pues se esta hablando de un asunto político de primer nivel de este país, es el asunto político más delicado que puede discutirse en esta nación pues se trata de la independencia energética, nuestro mercado petrolero y el futuro energético.

Y es que, dice Cesar Hernández del Centro de Investigación para el Desarrollo, el tema energético históricamente ha sido muy polémico en México, polariza a la población y eso se refleja en los partidos políticos.

El ejecutivo federal le esta apostando a la reforma delineando su estrategia en dos ámbitos: la sensibilización de la población con una intensa campaña televisiva, con la utilización de líderes de opinión, para convencer a la sociedad de que las mayores reservas de petróleo, “nuestro tesoro”, se encuentran en aguas profundas, a tres mil metros bajo el mar.

Los spots presentan como una “oportunidad histórica” asociarse con quienes ya tienen la tecnología y la experiencia (países extranjeros) para extraer el crudo en el Golfo de México y prometen que la extracción de petróleo “nos permitirá vivir mejor” y “tener más hospitales y medicinas; más empleos; más y mejores carreteras; más escuelas, y prosperidad para todos”.

Segundo, a través del diagnóstico catastrofista de la situación de PEMEX cuyo objetivo es que los legisladores sientan el peso de su responsabilidad de hacer o no hacer nada ante el panorama revelado.

De hecho el ejecutivo federal ya debe tener definidos los términos en que presentará su iniciativa y que es un hecho que incluirá varios mecanismos de participación privada, sobre todo en las áreas de refinación, transporte de hidrocarburos y contratos para explotar aguas profundas en alianza con compañías petroleras que, por sensibilidad política no se van a llamar de riesgos, pero que en esencia será de ese tipo aunque se les denomina de recompensa o de desempeño.

En este juego de estrategias el partido Revo­lucio­nario Institucional ha tenido una posición intermedia, aunque ya con diferencias, pues mientras que su coordinador en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones anunció que si el Ejecutivo Federal no presenta su iniciativa en breve el tricolor entregara su proyecto, el coordinador en el Cámara de Diputados, Emilio Gamboa Patrón aseguró que ese instituto político aún no tiene un proyecto definitivo de reforma energética.

Aun con diferencias, apunta Hernández, la posición del PRI se basa en tres requisitos hecho públicos a través de Beltrones: no a la privatización, no a la reforma constitucional y no a los contratos de riesgos, sobre otras cosas están dispuestos a hablar fundamentalmente sobre el fortalecimiento de PEMEX que es la línea del tricolor.

Cabe señalar que aunque el PRI es el fiel de la balanza y a Calderón Hinojosa le conviene sacar una reforma energética para mantener su imagen de gobierno reformista para continuar con su record de reformas -en un año logró sacar adelante iniciativas sustanciales como la ley de pensiones del ISSSTE, la reforma fiscal, la reforma política y la modificación del Cofipe-, no esta dispuesto a sacarla a cualquier precio, porque la bomba que representa la problemática de la paraestatal no le estallará a él sino a las siguientes administraciones.

Además en este tema el PRI esta amarrado por sus documentos básicos, no puede ir más allá de estos sin verse como un partido entreguista, privatizador.

“Si el PAN abandona la idea de que es un gobierno reformista, el PRI también abandona a la idea de que es una oposición responsable. A los dos les conviene sacar una reforma de algún tipo porque es parte de su juego político de cara las elecciones del 2009 y eventualmente del 2012”.

“La iniciativa podría presentarse después de la Asamblea Nacional del PRI, fecha clave en la que los militantes de ese partido reafirmarán su posición frente al sector energético, y se podría convocar a un periodo extraordinario para discutirla”.

“En cuanto al Partido de la Revolución Democrática, apunta el investigador del Cidac, es de rechazo a cualquier forma de privatización, definiendo ésta de una manera muy amplia que incluye cualquier tipo de participación privada en el sector”.

Hay que descartar que debido a las diferencias que hay al interior del partido del Sol Azteca por la malograda elección de su dirigente nacional lleguen al congreso divididos. “Por más que se estén peleando a muerte los grupos de Jesús Ortega y Alejandro Encinas por la dirigencia del partido, en el tema del petróleo van a votar en contra. Es difícil percibir la posibilidad de un voto a favor o incluso una abstención de diputados y senadores perredista en este tema”.

Ahora bien, con el voto del PRD o sin el la reforma sale si el PRI va con ella, por lo que lo interesante será observar el nivel de oposición que están dispuestos a enfrentar los perredistas y ahí si habrá una posición diferenciada entre los grupos.
Habrá quienes como Andrés Manuel López Obrador que estén dispuestos a bloquear aeropuertos, carreteras, pozos petroleros; pero habrá otros que digan estamos en contra de la reforma pero también en contra de propiciar violencia.