¡Que nadie se asuste!
Proceso
México, D.F., 2 de abril (apro).- “Que nadie se asuste cuando las masas tomen por asalto las calles exigiendo sus derechos conculcados por este régimen de ultraderecha”, es la advertencia que el EPR lanzó el pasado martes 1, metiéndose de lleno entre los actores que debaten la reforma energética impulsada por Felipe Calderón.
El EPR difundió un comunicado en cuyo parte final deja ver que está dispuesto a combinar las acciones militares que ha venido desplegando desde el año pasado, como los bombazos a los gasoductos de Pemex con las movilizaciones de masas, si es que persiste la intención del gobierno calderonista y del PAN, de realizar una reforma al sector energético, con la posibilidad de que se permita a empresas trasnacionales la explotación petrolera en aguas profundas.
Hasta este momento, Calderón y el PAN sólo tenían previstas las movilizaciones pacíficas que Andrés Manuel López Obrador ha anunciado para defender la “soberanía petrolera”, así como las negociaciones que necesariamente tendrá que hacer con el PRI para que dicha reforma salga avante.
Sin embargo, ahora tendrá que tomar en cuenta la amenaza del EPR de combinar las acciones militares desplegadas desde el año pasado en demanda de que sean presentados con vida dos de sus compañeros, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, con las movilizaciones sociales que seguramente habrá si se acepta la entrada de las trasnacionales en la explotación del llamado “oro negro”.
El EPR ya demostró que tiene capacidad operativa y de armamento para dañar puntos estratégicos de áreas consideradas de seguridad nacional, como son las instalaciones de Pemex. De igual manera, han mostrado que tienen presencia en zonas rurales y urbanas en algunos estados del bajío, centro y sur del país.
Mientras que de su vinculación o apoyo a movimientos sociales, también ya ofreció señales de que está en condiciones de reforzar a algunos de ellos, sin involucrarse orgánicamente, como fue el caso de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), organización que recibió no sólo su apoyo, sino también su protección en los momentos más tensos.
La amenaza del EPR no puede ser soslayada por el gobierno, pues aunque lo minimicen se trata de un grupo armado con una experiencia acumulada de casi cuatro décadas si tomamos en cuenta que sus orígenes están en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino–Unión del Pueblo (PROCUP) y en el Partido de los Pobres (Pdlp).
Con el anuncio de la intervención eperrista, el escenario para Felipe Calderón se complica aún más para lograr la reforma energética, iniciativa que, al parecer, es la principal propuesta de su gobierno y a la que le ha apostado todo su capital político.
Ya no se trata de negociar sólo con el PRI y enfrentar al PRD en el Congreso de la Unión y a Andrés Manuel López Obrador en las calles, sino a todo un movimiento de masas protegido o apoyado por este grupo guerrillero considerado por los órganos de inteligencia del Estado como el de mayor peligro por el uso de explosivos.
En su comunicado, el EPR deja ver otra cosa: que ante la posibilidad de que se apruebe la reforma, no dejará que ninguna empresa trasnacional trabaje libremente la explotación del petróleo. Es decir, que realizarán acciones para impedir que se establezcan en el país para explotar las reservas marítimas.
Hasta ahora el EPR es el primer grupo armado que ha manifestado abiertamente la posibilidad de actuar si se aprueba la privatización de Pemex. Pero existen una decena de agrupaciones más que posiblemente seguirán el mismo ejemplo y declaren abiertamente su oposición al afán privatizador de Calderón.
Esto daría un escenario de confrontación muy difícil de resolver porque sería un nuevo flanco, un nuevo frente de lucha que únicamente con el Ejército se puede enfrentar, pero resulta que las fuerzas armadas ahora están muy ocupadas en combatir el narcotráfico en todos los rincones del país y no puede combatir a tantos enemigos al mismo tiempo.
México, D.F., 2 de abril (apro).- “Que nadie se asuste cuando las masas tomen por asalto las calles exigiendo sus derechos conculcados por este régimen de ultraderecha”, es la advertencia que el EPR lanzó el pasado martes 1, metiéndose de lleno entre los actores que debaten la reforma energética impulsada por Felipe Calderón.
El EPR difundió un comunicado en cuyo parte final deja ver que está dispuesto a combinar las acciones militares que ha venido desplegando desde el año pasado, como los bombazos a los gasoductos de Pemex con las movilizaciones de masas, si es que persiste la intención del gobierno calderonista y del PAN, de realizar una reforma al sector energético, con la posibilidad de que se permita a empresas trasnacionales la explotación petrolera en aguas profundas.
Hasta este momento, Calderón y el PAN sólo tenían previstas las movilizaciones pacíficas que Andrés Manuel López Obrador ha anunciado para defender la “soberanía petrolera”, así como las negociaciones que necesariamente tendrá que hacer con el PRI para que dicha reforma salga avante.
Sin embargo, ahora tendrá que tomar en cuenta la amenaza del EPR de combinar las acciones militares desplegadas desde el año pasado en demanda de que sean presentados con vida dos de sus compañeros, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, con las movilizaciones sociales que seguramente habrá si se acepta la entrada de las trasnacionales en la explotación del llamado “oro negro”.
El EPR ya demostró que tiene capacidad operativa y de armamento para dañar puntos estratégicos de áreas consideradas de seguridad nacional, como son las instalaciones de Pemex. De igual manera, han mostrado que tienen presencia en zonas rurales y urbanas en algunos estados del bajío, centro y sur del país.
Mientras que de su vinculación o apoyo a movimientos sociales, también ya ofreció señales de que está en condiciones de reforzar a algunos de ellos, sin involucrarse orgánicamente, como fue el caso de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), organización que recibió no sólo su apoyo, sino también su protección en los momentos más tensos.
La amenaza del EPR no puede ser soslayada por el gobierno, pues aunque lo minimicen se trata de un grupo armado con una experiencia acumulada de casi cuatro décadas si tomamos en cuenta que sus orígenes están en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino–Unión del Pueblo (PROCUP) y en el Partido de los Pobres (Pdlp).
Con el anuncio de la intervención eperrista, el escenario para Felipe Calderón se complica aún más para lograr la reforma energética, iniciativa que, al parecer, es la principal propuesta de su gobierno y a la que le ha apostado todo su capital político.
Ya no se trata de negociar sólo con el PRI y enfrentar al PRD en el Congreso de la Unión y a Andrés Manuel López Obrador en las calles, sino a todo un movimiento de masas protegido o apoyado por este grupo guerrillero considerado por los órganos de inteligencia del Estado como el de mayor peligro por el uso de explosivos.
En su comunicado, el EPR deja ver otra cosa: que ante la posibilidad de que se apruebe la reforma, no dejará que ninguna empresa trasnacional trabaje libremente la explotación del petróleo. Es decir, que realizarán acciones para impedir que se establezcan en el país para explotar las reservas marítimas.
Hasta ahora el EPR es el primer grupo armado que ha manifestado abiertamente la posibilidad de actuar si se aprueba la privatización de Pemex. Pero existen una decena de agrupaciones más que posiblemente seguirán el mismo ejemplo y declaren abiertamente su oposición al afán privatizador de Calderón.
Esto daría un escenario de confrontación muy difícil de resolver porque sería un nuevo flanco, un nuevo frente de lucha que únicamente con el Ejército se puede enfrentar, pero resulta que las fuerzas armadas ahora están muy ocupadas en combatir el narcotráfico en todos los rincones del país y no puede combatir a tantos enemigos al mismo tiempo.