Javier a Felipe… ¡coopelas o cuello!
Diario Libertad / Marcela Gómez Zalce
• Otro conflicto de interés...
• ¡¿Y la SCT, apá?!
Nadie está tan equivocado, mi estimado, como aquél que cree no equivocarse nunca. Comienza la exquisita semana que promete entretenimiento y espectáculo para este simpático regreso a clases. Entre la diversión para encontrar el tesorito profundo, el resultado de la cena antropófaga de las lacritas amarillas, las derivaciones del diagnóstico más esperado del siglo y la ocurrente estrategia de las otras lacritas, las tricolores, of course, que después de haberle volado a tubazos, perdón, a desplegados, la dentadura completa a Felipe Calderón, hoy parecen acariciar cada vez más su ansiado sueño (de la figura del Jefe de gabinete) del fracaso presidencial pese al envío de simulados discursos.
Y en medio del pronosticado tormentón energético, my friend, parece no terminar la cascada de originales problemas para el inquilino de Los Pinos que, junto a su tesoro superpoderoso en Bucareli, han caído en el juego de las verdades a medias de dos espléndidos personajes: Javier Lozano Alarcón y Luis Téllez.
El maravilloso asunto, ya ventilado estos últimos días, y que detonó que la conocida histeria de Javier cilindrara a Juan Camilo para ponerlo el viernes en su grotesca foto (como si le hiciera falta), es el resultado final del Informe Especial de la ASF sobre los atropellos e irregularidades del secretario del Trabajo (sucio) cuando fungía en sus épocas priistas como titular de la Cofetel en todo ese pestilente asunto sobre unas prórrogas e intereses a Unefon —antes de que Salinas Pliego lo comprara— y que hoy lo traen, literalmente, preocupado… y ocupado.
El modus operandi de Lozano Alarcón para salir oliendo a rosas en otro de sus mares de estiércol, es idéntico al utilizado con el affaire chino del llegón que lo puso a bailar, nerviosamente, en su propio eje. En aquel entonces su simpático compañero de viaje para hacer el control de daños de los millones de dólares del empresario Zhenli, fue nada menos que Juan Camilo Mouriño. Awesome!
Las desgracias acercaron a este par de tesoritos, aunque hay (niveles) un original detallín: Lozano Alarcón, para limpiarse, está empinando a Mouriño y a Calderón en un reventón que no les compete. En un asunto que desencadenará muy serios problemas y situaciones complejas. En un caso donde el epicentro del culebrón es Gonzalo Martínez Pous, operador de Lozano desde los tiempos de la Cofetel y que, por recomendación de éste, Luis Téllez lo nombra director jurídico de la SCT, en medio de todo el entretenido litigio de Unefon heredado a Salinas Pliego y donde el protagonista aderezado de prórrogas y multas se llama conflicto de interés. Ya ni hablar del amparo promovido cuando le dieron flit para ser comisionado de la Cofetel, pues.
Martínez Pous violó la ley al haber conocido, e intervenido, fijando la posición de la SCT en las auditorías practicadas al otorgamiento de las dos chistosas prórrogas y a los intereses que, después de varios años, fueron determinados como ilegales además de haber sido establecidos por autoridades incompetentes para ello. ¿Me sigue?
Gonzalito fue director general adjunto de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la SCT en esos años (1998 y 1999), cuando se otorgaron las prórrogas y los arbitrarios intereses. La preguntita para comenzar semana sería, ¿por qué no se excusó el hoy director de asuntos jurídicos de la SCT en todo este desmadre donde a todas luces es actor fundamental…?
Y la respuesta es sencillísima.
Porque es el primer eslabón en la cadenita (del retrete) de Javier Lozano, my friend, quien engaña al gobierno federal o será su manera sutil de decirle a Felipe Calderón… coopelas (en salvarme cara) o cuello. Hoy que está tan de moda la complicidad de defender lo indefendible ante indudables conflictos de interés. Por eso Javier está tratando de desacreditar el Informe de la ASF, a la que señala de no tener facultades para acusarlo... en un delito que, además argumenta, ya prescribió.
Chingón.
La señal de estos funcionarios pasados de lanza parece confirmar, en caso de no ser tocados con el pétalo de una ley azul de la Función Pública, que la tienda de impunidad calderonista está de barata en la venta de sus antifaces.
El nudo marino es que en este especial caso Javier Lozano Alarcón tuvo el tino de poner de acuerdo a todos... en su contra. Sobre todo a los poderes fácticos y en una de esas, hasta el PAN se suma. Resumiendo, my friend, the serious shit is about to begin...
• Otro conflicto de interés...
• ¡¿Y la SCT, apá?!
Nadie está tan equivocado, mi estimado, como aquél que cree no equivocarse nunca. Comienza la exquisita semana que promete entretenimiento y espectáculo para este simpático regreso a clases. Entre la diversión para encontrar el tesorito profundo, el resultado de la cena antropófaga de las lacritas amarillas, las derivaciones del diagnóstico más esperado del siglo y la ocurrente estrategia de las otras lacritas, las tricolores, of course, que después de haberle volado a tubazos, perdón, a desplegados, la dentadura completa a Felipe Calderón, hoy parecen acariciar cada vez más su ansiado sueño (de la figura del Jefe de gabinete) del fracaso presidencial pese al envío de simulados discursos.
Y en medio del pronosticado tormentón energético, my friend, parece no terminar la cascada de originales problemas para el inquilino de Los Pinos que, junto a su tesoro superpoderoso en Bucareli, han caído en el juego de las verdades a medias de dos espléndidos personajes: Javier Lozano Alarcón y Luis Téllez.
El maravilloso asunto, ya ventilado estos últimos días, y que detonó que la conocida histeria de Javier cilindrara a Juan Camilo para ponerlo el viernes en su grotesca foto (como si le hiciera falta), es el resultado final del Informe Especial de la ASF sobre los atropellos e irregularidades del secretario del Trabajo (sucio) cuando fungía en sus épocas priistas como titular de la Cofetel en todo ese pestilente asunto sobre unas prórrogas e intereses a Unefon —antes de que Salinas Pliego lo comprara— y que hoy lo traen, literalmente, preocupado… y ocupado.
El modus operandi de Lozano Alarcón para salir oliendo a rosas en otro de sus mares de estiércol, es idéntico al utilizado con el affaire chino del llegón que lo puso a bailar, nerviosamente, en su propio eje. En aquel entonces su simpático compañero de viaje para hacer el control de daños de los millones de dólares del empresario Zhenli, fue nada menos que Juan Camilo Mouriño. Awesome!
Las desgracias acercaron a este par de tesoritos, aunque hay (niveles) un original detallín: Lozano Alarcón, para limpiarse, está empinando a Mouriño y a Calderón en un reventón que no les compete. En un asunto que desencadenará muy serios problemas y situaciones complejas. En un caso donde el epicentro del culebrón es Gonzalo Martínez Pous, operador de Lozano desde los tiempos de la Cofetel y que, por recomendación de éste, Luis Téllez lo nombra director jurídico de la SCT, en medio de todo el entretenido litigio de Unefon heredado a Salinas Pliego y donde el protagonista aderezado de prórrogas y multas se llama conflicto de interés. Ya ni hablar del amparo promovido cuando le dieron flit para ser comisionado de la Cofetel, pues.
Martínez Pous violó la ley al haber conocido, e intervenido, fijando la posición de la SCT en las auditorías practicadas al otorgamiento de las dos chistosas prórrogas y a los intereses que, después de varios años, fueron determinados como ilegales además de haber sido establecidos por autoridades incompetentes para ello. ¿Me sigue?
Gonzalito fue director general adjunto de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la SCT en esos años (1998 y 1999), cuando se otorgaron las prórrogas y los arbitrarios intereses. La preguntita para comenzar semana sería, ¿por qué no se excusó el hoy director de asuntos jurídicos de la SCT en todo este desmadre donde a todas luces es actor fundamental…?
Y la respuesta es sencillísima.
Porque es el primer eslabón en la cadenita (del retrete) de Javier Lozano, my friend, quien engaña al gobierno federal o será su manera sutil de decirle a Felipe Calderón… coopelas (en salvarme cara) o cuello. Hoy que está tan de moda la complicidad de defender lo indefendible ante indudables conflictos de interés. Por eso Javier está tratando de desacreditar el Informe de la ASF, a la que señala de no tener facultades para acusarlo... en un delito que, además argumenta, ya prescribió.
Chingón.
La señal de estos funcionarios pasados de lanza parece confirmar, en caso de no ser tocados con el pétalo de una ley azul de la Función Pública, que la tienda de impunidad calderonista está de barata en la venta de sus antifaces.
El nudo marino es que en este especial caso Javier Lozano Alarcón tuvo el tino de poner de acuerdo a todos... en su contra. Sobre todo a los poderes fácticos y en una de esas, hasta el PAN se suma. Resumiendo, my friend, the serious shit is about to begin...
posted by H2AGUA at
11:19 p.m.
