Mouriño y Max se desahogan
En Línea Directa
Un pajarito gastronómico plenamente identificado (por este tecleador, no por los comensales de los que enseguida se hablará) reporta que el pasado lunes cenaban en Au pied de cochon, el restaurante del hotel Intercontinental de la ciudad de México, Juan Camilo Mouriño Terrazo, todavía secretario de gobernación; Maximiliano Cortázar Lara, el baterista que funge como coordinador de comunicación social de Los Pinos, y dos mujeres, una que, según personal del lugar, sería María de los Ángeles Arronte Olguín, secretaria privada de Felipe Calderón, y otra de la que no se supo dar seña.
El corresponsal voluntario de esta columna así relató la parte interesante de lo que vio y escuchó: “Mouriño estaba atento a lo que decía Cortázar desenfadadamente, en el sentido de que ‘lo que hay que hacer en caliente es agarrarlos a patadas’ (térmica adaptación nacional de la doctrina Bours de patear a piedritas y piedrotas que se opongan a negocios familiares o grupales: nota del cálido columnista). Mouriño luego dijo que nada podría afectarlo en su posición, y que lo único que se habían ganado es que él y su familia ya no invertirían más en el país. Con actitud infantil y entre carcajadas denostaban a López Obrador y al Movimiento Nacional para la Defensa del Petróleo. Hubo vinos caros y selección de mariscos. Una treintena de elementos de seguridad vigilaban la velada”.
Mientras tanto, el embajador Jorge Zermeño Infante está de regreso en México, sin que se conozca una razón oficial para que haya viajado desde Madrid. Dado que la Secretaría de Gobernación está precariamente ocupada por Juan Camilo Mouriño, quien sólo pareciera estar en espera de que designen a su relevo, muchas especulaciones causó el extraño retorno del ex presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, quien se aplicó a darle carácter público a su viaje al ir de visita a San Lázaro para reunirse con legisladores de diferentes partidos y así subrayar su supuesta capacidad de interlocución plural.
En caso de que Los Pinos decidiera sustituir al abajofirmante (en contratos familiares) Mouriño por el improvisado embajador Zermeño (¿acaso el amigo Felipe estará pensando kafkianamente en proponer un enroque: el mexicanísimo Mouriño como embajador destinado a la tierra en que nació?), se estaría en presencia de una simulación evidente, pues el citado Zermeño es un subordinado político de Mouriño, tal como el 27 de junio del año pasado se escribió aquí: “Y, en otro lindo episodio de éxitos familiares, el vicepresidente de la Nueva España, Juan Camilo Mouriño, ha conseguido que México ponga en Madrid no a un embajador, sino a un encargado de negocios, pues Jorge Zermeño Infante llegará a aquel reino peninsular europeo a representar los intereses comerciales de la familia conquistadora. Zermeño fue representante de la firma Bardahl, de aceites y lubricantes, y en ese contexto conoció a otros negociantes del ramo en Campeche, la familia Mouriño, con tan buena suerte en esas relaciones que el propio Zermeño presentó a Juan Camilo con Felipe Calderón, quien había vivido durante años en aquella ciudad del sur como secretario y asistente de Carlos Castillo Peraza. ¡Ah, lo que las plumas literarias podrían contar de tantos gallos desplumados!”
Así es que, de ser ciertos los rumores, en Bucareli se pasaría del secretario Ivancar al secretario Bardahl (o al secretario Hola!, pues el todavía embajador hizo difundir su boda del año pasado en esa revista de “sociales”) y se mantendría el mismo conflicto de interés de Mouriño Company. Además, se fortalecería al bando coahuilense en el que participa el primer compadre del país, el senador Guillermo Anaya, que es secretario general del comité nacional panista. Ese grupo ha sido acusado de tener relaciones peligrosas que han estremecido La Laguna en una guerra por el control del narcotráfico que ha buscado transferir ganancias del capo tradicional, un viejo priísta, por jóvenes relevos relacionados con el panismo y el calderonismo (interesados en el tema, buscar al gobernador de Coahuila, Humberto Moreira).
Astillas
Con la novedad de que el presidente del comité estatal del PRI en Sonora, Ernesto de Lucas, pagó la fianza necesaria para excarcelar contra su voluntad y romper la huelga de hambre de Adriana González Celaya, la activista detenida en días pasados por estar en contra del negocio Musas-Bours (Bursas) que pretende entregar terrenos públicos a empresarios encabezados por el hermano del gobernador del estado. González Celaya había rechazado acogerse al beneficio de la libertad caucional por considerar que no había cometido delito alguno. Ante ello, el tal De Lucas pagó por su cuenta la fianza y así el juzgado y la cárcel actuaron con desconocida celeridad para colocar a la opositora en la calle. La treta de mala factura es similar a la que en 2005 realizaron los diputados panistas Gabriela Cuevas y Jorge Lara (luego de consultarlo con Felipe Calderón, según dijeron) al pagar una fianza en el proceso abierto contra AMLO. El pateador de piedritas y piedrotas, Eduardo Bours, cree, equivocadamente, que así le quitará fuerza al movimiento cívico que defiende el Parque Villa de Seris… En cuanto llegó a la presidencia del IFE, Leonardo Valdés Zurita impulsó el acuerdo que dio carpetazo a las investigaciones que pretendían esclarecer y castigar el extraño caso de 281 mil espots transmitidos durante las campañas de 2006 que no fueron reportados oficialmente al Instituto del Fraude Electoral. Luego, los dueños de medios electrónicos se permitieron ni siquiera pelar al tal instituto en cuanto a transmitir cierto material. Pero ahora el valiente e implacable V. Zurita está dispuesto a ir a fondo y sancionar ejemplarmente el que en Televisión Azteca se hayan difundido anuncios invitando al acto del pasado martes en defensa del petróleo… Y, mientras Relaciones Exteriores y Los Pinos siguen demostrando su alineamiento vergonzoso con el gobierno de Colombia y la jefatura de Estados Unidos, negándose a actuar con decoro y sentido de justicia en el caso de los mexicanos asesinados en Ecuador, ¡feliz fin de semana!
Un pajarito gastronómico plenamente identificado (por este tecleador, no por los comensales de los que enseguida se hablará) reporta que el pasado lunes cenaban en Au pied de cochon, el restaurante del hotel Intercontinental de la ciudad de México, Juan Camilo Mouriño Terrazo, todavía secretario de gobernación; Maximiliano Cortázar Lara, el baterista que funge como coordinador de comunicación social de Los Pinos, y dos mujeres, una que, según personal del lugar, sería María de los Ángeles Arronte Olguín, secretaria privada de Felipe Calderón, y otra de la que no se supo dar seña.
El corresponsal voluntario de esta columna así relató la parte interesante de lo que vio y escuchó: “Mouriño estaba atento a lo que decía Cortázar desenfadadamente, en el sentido de que ‘lo que hay que hacer en caliente es agarrarlos a patadas’ (térmica adaptación nacional de la doctrina Bours de patear a piedritas y piedrotas que se opongan a negocios familiares o grupales: nota del cálido columnista). Mouriño luego dijo que nada podría afectarlo en su posición, y que lo único que se habían ganado es que él y su familia ya no invertirían más en el país. Con actitud infantil y entre carcajadas denostaban a López Obrador y al Movimiento Nacional para la Defensa del Petróleo. Hubo vinos caros y selección de mariscos. Una treintena de elementos de seguridad vigilaban la velada”.
Mientras tanto, el embajador Jorge Zermeño Infante está de regreso en México, sin que se conozca una razón oficial para que haya viajado desde Madrid. Dado que la Secretaría de Gobernación está precariamente ocupada por Juan Camilo Mouriño, quien sólo pareciera estar en espera de que designen a su relevo, muchas especulaciones causó el extraño retorno del ex presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, quien se aplicó a darle carácter público a su viaje al ir de visita a San Lázaro para reunirse con legisladores de diferentes partidos y así subrayar su supuesta capacidad de interlocución plural.
En caso de que Los Pinos decidiera sustituir al abajofirmante (en contratos familiares) Mouriño por el improvisado embajador Zermeño (¿acaso el amigo Felipe estará pensando kafkianamente en proponer un enroque: el mexicanísimo Mouriño como embajador destinado a la tierra en que nació?), se estaría en presencia de una simulación evidente, pues el citado Zermeño es un subordinado político de Mouriño, tal como el 27 de junio del año pasado se escribió aquí: “Y, en otro lindo episodio de éxitos familiares, el vicepresidente de la Nueva España, Juan Camilo Mouriño, ha conseguido que México ponga en Madrid no a un embajador, sino a un encargado de negocios, pues Jorge Zermeño Infante llegará a aquel reino peninsular europeo a representar los intereses comerciales de la familia conquistadora. Zermeño fue representante de la firma Bardahl, de aceites y lubricantes, y en ese contexto conoció a otros negociantes del ramo en Campeche, la familia Mouriño, con tan buena suerte en esas relaciones que el propio Zermeño presentó a Juan Camilo con Felipe Calderón, quien había vivido durante años en aquella ciudad del sur como secretario y asistente de Carlos Castillo Peraza. ¡Ah, lo que las plumas literarias podrían contar de tantos gallos desplumados!”
Así es que, de ser ciertos los rumores, en Bucareli se pasaría del secretario Ivancar al secretario Bardahl (o al secretario Hola!, pues el todavía embajador hizo difundir su boda del año pasado en esa revista de “sociales”) y se mantendría el mismo conflicto de interés de Mouriño Company. Además, se fortalecería al bando coahuilense en el que participa el primer compadre del país, el senador Guillermo Anaya, que es secretario general del comité nacional panista. Ese grupo ha sido acusado de tener relaciones peligrosas que han estremecido La Laguna en una guerra por el control del narcotráfico que ha buscado transferir ganancias del capo tradicional, un viejo priísta, por jóvenes relevos relacionados con el panismo y el calderonismo (interesados en el tema, buscar al gobernador de Coahuila, Humberto Moreira).
Astillas
Con la novedad de que el presidente del comité estatal del PRI en Sonora, Ernesto de Lucas, pagó la fianza necesaria para excarcelar contra su voluntad y romper la huelga de hambre de Adriana González Celaya, la activista detenida en días pasados por estar en contra del negocio Musas-Bours (Bursas) que pretende entregar terrenos públicos a empresarios encabezados por el hermano del gobernador del estado. González Celaya había rechazado acogerse al beneficio de la libertad caucional por considerar que no había cometido delito alguno. Ante ello, el tal De Lucas pagó por su cuenta la fianza y así el juzgado y la cárcel actuaron con desconocida celeridad para colocar a la opositora en la calle. La treta de mala factura es similar a la que en 2005 realizaron los diputados panistas Gabriela Cuevas y Jorge Lara (luego de consultarlo con Felipe Calderón, según dijeron) al pagar una fianza en el proceso abierto contra AMLO. El pateador de piedritas y piedrotas, Eduardo Bours, cree, equivocadamente, que así le quitará fuerza al movimiento cívico que defiende el Parque Villa de Seris… En cuanto llegó a la presidencia del IFE, Leonardo Valdés Zurita impulsó el acuerdo que dio carpetazo a las investigaciones que pretendían esclarecer y castigar el extraño caso de 281 mil espots transmitidos durante las campañas de 2006 que no fueron reportados oficialmente al Instituto del Fraude Electoral. Luego, los dueños de medios electrónicos se permitieron ni siquiera pelar al tal instituto en cuanto a transmitir cierto material. Pero ahora el valiente e implacable V. Zurita está dispuesto a ir a fondo y sancionar ejemplarmente el que en Televisión Azteca se hayan difundido anuncios invitando al acto del pasado martes en defensa del petróleo… Y, mientras Relaciones Exteriores y Los Pinos siguen demostrando su alineamiento vergonzoso con el gobierno de Colombia y la jefatura de Estados Unidos, negándose a actuar con decoro y sentido de justicia en el caso de los mexicanos asesinados en Ecuador, ¡feliz fin de semana!