Del panismo en la moral
Carlos Monsiváis
Tiempos de aguardar los errores o los traspiés de los enemigos, que alguna vez fueron adversarios; tiempo de exhibir la fragilidad de los hábitos mentales de los dirigentes y los representantes legislativos de los partidos políticos; tiempo de aferrarse a los jirones de sintaxis que cada uno poseía; tiempo de proteger a la lógica como el último, exhausto bastión de la República; tiempos de felicidad al comprobar que no obstante todo lo que se dice en el país algo se hace.
¿Qué ideas bullen, se desbordan, crepitan en y desde los partidos políticos? En Acción Nacional, por ejemplo, las ideas fluyen como siempre, del siglo XIX a 1939, en pos del ciclo de los protectores de las posibilidades de que nada pasa en la visión del mundo. Pongo un ejemplo, lo ocurrido en estos días en Monterrey al zarpar a su destino (metáfora extranjera) el cuarto Congreso Internacional de Familia, que defiende “el modelo natural” familiar y fustiga, condena, obnubila las “visiones neosocialistas y populistas que desean implantar una ética relativista por encima, incluso, del orden sobrenatural” (29 de febrero de 2008).
En el Congreso pro Familia la conferencia magistral le correspondió —honor a quien honor preserva— al antidesintegrista Carlos Abascal Carranza, ex presidente de Coparmex, ex secretario de Gobernación, ex secretario general del PAN y uno de los heraldos y guardianes de su línea doctrinaria. Don Carlos no omitió palabra en el ejercicio de su derecho inobjetable de no cambiar las palabras con que ampara su discurso sin variantes. Insistió: “La familia es la unión armoniosa de una mujer y un hombre, con una vida en común permanente”. Además, y no con un salto dialéctico sino con la coherencia con que B bendice a A, el licenciado Abascal añadió: “El condón, además de que no sirve para infecciones de transmisión sexual, constituye una herramienta para trivializar el ánimo”.
¡El condón, el santo patrono del día de los novios, la fecha que trivializa los esponsorios y las serenatas al pie de la ventana! Algo se sospecha luego de aclararse la naturaleza material del látex. Y don Carlos no se queda en la demostración del “adminículo” (monseñor Norberto Rivera dixit), también fustiga el aborto, la legalización del trabajo sexual y la unión entre personas del mismo sexo, frutos todos éstos de una “ética relativista derivada del mercado, que busca apoderarse de las personas y de las familias, para crear una cultura de consumo y materialismo, en la que la posesión de objetos es la clave de la felicidad”… Guardo estos datos en la memoria, lector o lectora, a quienes tuteo para darme aires de recién salido del habla democratizada.
* * *
Las visiones neosocialistas (neosic) buscan que el Estado dicte las normas éticas de la convivencia, e intentan determinar unilateralmente la definición de los derechos humanos. “Son ellos quienes deciden que un niño pueda ser asesinado antes de las 12 semanas porque se trata de una cosa”. No se vale mentir, licenciado, que usted ya no habló en funciones del gobierno panista. ¿Quiénes y cuándo dictaminaron que “un niño pueda ser asesinado, antes de las 12 semanas”? ¿Y quién ha dicho que se trata “de una cosa”? Si mentir a propósito de la izquierda ni siquiera es un pecado venial, lo podría ser esquivar la verdad cuando ésta consta, y numerosamente, en las hemerografías y los archivos de videos.
Sigamos con el líder moral del PAN. Sin mencionarlas por su nombre para no darles registro de existencia legal, el licenciado Abascal se lanza contra las decisiones de la Asamblea Legislativa del DF en materia de interrupción legal del embarazo o en lo tocante a sociedades de convivencia, “acciones que parten de una ética relativista sin ninguna referencia a la ley natural, mucho menos a un orden sobrenatural”. Dios sea loado para que el Estado laico no prevarique.
* * *
El clímax, o por así decirlo el tsunami de la homilía seglar de don Carlos, es el llamado de alerta que desprende de su ecología moral: “El orden de la familia no se puede alterar sin que éste tenga consecuencias para el sociedad”. Y luego, con alarde de humor insospechado pero siempre bienvenido, el abogado emite lo que debió destornillar a su público. “Dos hombrecitos no pueden reproducir para formar una familia”. Eso no, pero, dicho sea de paso y no sin festejar el chiste, más de la tercera parte de la población proviene de uniones provisionales en donde una de las partes, masculina por lo general, no pensó jamás en formar una familia. ¡Qué hombrecitos más desobligados!
Luego, viene la descripción del núcleo bendecido, que una vez expulsado del edén se reproduce para recrearlo: “La familia no es, como se pretende hacernos creer, una construcción cultural o una forma de organización establecida por el Estado; al contrario, el núcleo familiar es natural, creador de la conducta y autor directo del Estado por conducto de la sociedad”. Ya lo sospechábamos: cada que se habla de la reestructuración del Estado se quiere decir “destrucción del núcleo familiar”, y esto tiene tanta coherencia como todo lo expresado por el panista emérito.
Sigue el implacable: “La familia es una comunidad de amor y solidaridad insustituible… Es una verdadera música celestial, las palabras mamá y papá”. De inmediato se pronuncia en contra de que a cualquier cosa se le llame amor, especialmente a la genitalidad, en nivel más animal posible”. A veces, licenciado, el eufemismo le ahorra vergüenzas a la conversación, y se dice “hacer el amor” para no decir “hacer la genitalidad, en su nivel más animal posible”, que en materia de biología es el único que se conoce.
* * *
No todos los panistas, es de suponer, piensan o verbalizan como don Carlos, pero ninguno lo rebate en público, en lo que al PAN se refiere, subraya que todos piensan como él. Y el licenciado concluye: “Fenómenos como el calentamiento global en buena medida se deben a la falta de promoción de una cultura de la familia” (subrayado científico).
Al conferenciante lo aplaudieron otros panistas muy distinguidos: el gobernador de Jalisco, Enrique González Márquez, y Margarita Zavala, presidenta del DIF nacional y esposa de Felipe Calderón. En materia de moral el PAN no se divide y es cosa de atender sus reclamos para acabar con el calentamiento global.
* * *
Les pedí, oh, lectores casi del más allá, que tuvieran en cuenta los ataques del panista Abascal contra el mercado, el nuevo nombre o la nueva forma o el mismo método demoniaco de la tentación. ¿Qué se hace en este caso? No hay exorcismos contra el mercado, no hay oraciones válidas contra “el mercado, el demonio y la carne”. Lo dicho, contra el mercado todavía nada se inventa.
Tiempos de aguardar los errores o los traspiés de los enemigos, que alguna vez fueron adversarios; tiempo de exhibir la fragilidad de los hábitos mentales de los dirigentes y los representantes legislativos de los partidos políticos; tiempo de aferrarse a los jirones de sintaxis que cada uno poseía; tiempo de proteger a la lógica como el último, exhausto bastión de la República; tiempos de felicidad al comprobar que no obstante todo lo que se dice en el país algo se hace.
¿Qué ideas bullen, se desbordan, crepitan en y desde los partidos políticos? En Acción Nacional, por ejemplo, las ideas fluyen como siempre, del siglo XIX a 1939, en pos del ciclo de los protectores de las posibilidades de que nada pasa en la visión del mundo. Pongo un ejemplo, lo ocurrido en estos días en Monterrey al zarpar a su destino (metáfora extranjera) el cuarto Congreso Internacional de Familia, que defiende “el modelo natural” familiar y fustiga, condena, obnubila las “visiones neosocialistas y populistas que desean implantar una ética relativista por encima, incluso, del orden sobrenatural” (29 de febrero de 2008).
En el Congreso pro Familia la conferencia magistral le correspondió —honor a quien honor preserva— al antidesintegrista Carlos Abascal Carranza, ex presidente de Coparmex, ex secretario de Gobernación, ex secretario general del PAN y uno de los heraldos y guardianes de su línea doctrinaria. Don Carlos no omitió palabra en el ejercicio de su derecho inobjetable de no cambiar las palabras con que ampara su discurso sin variantes. Insistió: “La familia es la unión armoniosa de una mujer y un hombre, con una vida en común permanente”. Además, y no con un salto dialéctico sino con la coherencia con que B bendice a A, el licenciado Abascal añadió: “El condón, además de que no sirve para infecciones de transmisión sexual, constituye una herramienta para trivializar el ánimo”.
¡El condón, el santo patrono del día de los novios, la fecha que trivializa los esponsorios y las serenatas al pie de la ventana! Algo se sospecha luego de aclararse la naturaleza material del látex. Y don Carlos no se queda en la demostración del “adminículo” (monseñor Norberto Rivera dixit), también fustiga el aborto, la legalización del trabajo sexual y la unión entre personas del mismo sexo, frutos todos éstos de una “ética relativista derivada del mercado, que busca apoderarse de las personas y de las familias, para crear una cultura de consumo y materialismo, en la que la posesión de objetos es la clave de la felicidad”… Guardo estos datos en la memoria, lector o lectora, a quienes tuteo para darme aires de recién salido del habla democratizada.
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Las visiones neosocialistas (neosic) buscan que el Estado dicte las normas éticas de la convivencia, e intentan determinar unilateralmente la definición de los derechos humanos. “Son ellos quienes deciden que un niño pueda ser asesinado antes de las 12 semanas porque se trata de una cosa”. No se vale mentir, licenciado, que usted ya no habló en funciones del gobierno panista. ¿Quiénes y cuándo dictaminaron que “un niño pueda ser asesinado, antes de las 12 semanas”? ¿Y quién ha dicho que se trata “de una cosa”? Si mentir a propósito de la izquierda ni siquiera es un pecado venial, lo podría ser esquivar la verdad cuando ésta consta, y numerosamente, en las hemerografías y los archivos de videos.
Sigamos con el líder moral del PAN. Sin mencionarlas por su nombre para no darles registro de existencia legal, el licenciado Abascal se lanza contra las decisiones de la Asamblea Legislativa del DF en materia de interrupción legal del embarazo o en lo tocante a sociedades de convivencia, “acciones que parten de una ética relativista sin ninguna referencia a la ley natural, mucho menos a un orden sobrenatural”. Dios sea loado para que el Estado laico no prevarique.
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El clímax, o por así decirlo el tsunami de la homilía seglar de don Carlos, es el llamado de alerta que desprende de su ecología moral: “El orden de la familia no se puede alterar sin que éste tenga consecuencias para el sociedad”. Y luego, con alarde de humor insospechado pero siempre bienvenido, el abogado emite lo que debió destornillar a su público. “Dos hombrecitos no pueden reproducir para formar una familia”. Eso no, pero, dicho sea de paso y no sin festejar el chiste, más de la tercera parte de la población proviene de uniones provisionales en donde una de las partes, masculina por lo general, no pensó jamás en formar una familia. ¡Qué hombrecitos más desobligados!
Luego, viene la descripción del núcleo bendecido, que una vez expulsado del edén se reproduce para recrearlo: “La familia no es, como se pretende hacernos creer, una construcción cultural o una forma de organización establecida por el Estado; al contrario, el núcleo familiar es natural, creador de la conducta y autor directo del Estado por conducto de la sociedad”. Ya lo sospechábamos: cada que se habla de la reestructuración del Estado se quiere decir “destrucción del núcleo familiar”, y esto tiene tanta coherencia como todo lo expresado por el panista emérito.
Sigue el implacable: “La familia es una comunidad de amor y solidaridad insustituible… Es una verdadera música celestial, las palabras mamá y papá”. De inmediato se pronuncia en contra de que a cualquier cosa se le llame amor, especialmente a la genitalidad, en nivel más animal posible”. A veces, licenciado, el eufemismo le ahorra vergüenzas a la conversación, y se dice “hacer el amor” para no decir “hacer la genitalidad, en su nivel más animal posible”, que en materia de biología es el único que se conoce.
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No todos los panistas, es de suponer, piensan o verbalizan como don Carlos, pero ninguno lo rebate en público, en lo que al PAN se refiere, subraya que todos piensan como él. Y el licenciado concluye: “Fenómenos como el calentamiento global en buena medida se deben a la falta de promoción de una cultura de la familia” (subrayado científico).
Al conferenciante lo aplaudieron otros panistas muy distinguidos: el gobernador de Jalisco, Enrique González Márquez, y Margarita Zavala, presidenta del DIF nacional y esposa de Felipe Calderón. En materia de moral el PAN no se divide y es cosa de atender sus reclamos para acabar con el calentamiento global.
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Les pedí, oh, lectores casi del más allá, que tuvieran en cuenta los ataques del panista Abascal contra el mercado, el nuevo nombre o la nueva forma o el mismo método demoniaco de la tentación. ¿Qué se hace en este caso? No hay exorcismos contra el mercado, no hay oraciones válidas contra “el mercado, el demonio y la carne”. Lo dicho, contra el mercado todavía nada se inventa.
posted by H2AGUA at
9:27 p.m.
