El saqueo de Pemex
La Jornada / Carlos Fernández Vega (México, SA)
* El cambio y la continuidad le ordeñaron 3.3 billones de pesos
Cada año que pasa la ordeña del gobierno federal es mayor y, obvio es, peor su efecto en la salud financiera de Petróleos Mexicanos. La Secretaría de Hacienda llega y arrasa: se lleva absolutamente todo el rendimiento de la paraestatal, y lo que no tiene también.
Al cierre de 2007, por ejemplo, los rendimientos petroleros antes de impuestos –la ganancia, pues– sumaron 660 mil 152 millones de pesos. Pero llegó la depredadora Secretaría de Hacienda y se lo llevó todo, más 16 mil 127 millones que la paraestatal sin más remedio obtuvo por medio de endeudamiento, según las cifras definitivas de la propia empresa, difundidas ayer en el informe oficial correspondiente a dicho año.
El saqueo es indiscutible, pero a pesar de lo anterior Pemex asegura que tuvo pérdidas por 16 mil 127 millones de pesos en el ejercicio (2007) que “se explican principalmente por mayores compras de productos de importación”, y no como resultado de la rapiña del gobierno federal.
A lo largo de la última década (1998-2007), el gobierno federal y su cobradora, la Secretaría de Hacienda, ordeñaron absolutamente hasta el último centavo obtenido por rendimientos petroleros (alrededor de 3.7 billones de pesos en el periodo), más una “sobre cuota”, por darle nombre, no menor a 100 mil millones (que Pemex cubrió con endeudamiento), hasta totalizar poco más de 3.8 billones de pesos.
En esa década, los rendimientos petroleros oficialmente reconocidos como tales se multiplicaron casi por cinco tantos, al pasar de 140 mil millones en 1998 (el peor de los años en lo que se refiere a precio de la mezcla mexicana de exportación) a poco más de 660 mil millones en 2007, y todo se lo llevó la Secretaría de Hacienda, sin dejar así fuera un tanquecito de oxígeno para las finanzas de la paraestatal.
En diez años se obtuvieron 3.7 billones de pesos en rendimientos petroleros, de los que poco más de 80 por ciento (3.1 billones) se registraron en el sexenio foxista y en el primer año del calderonista, una mancuerna que en esos siete años le ordeñó a Pemex, vía la Secretaría de Hacienda, más de 3.3 billones de pesos. La diferencia, se llama endeudamiento de la paraestatal.
Lo peor del caso es que esos 3.3 billones de pesos ordeñados por el “cambio” con “continuidad” no se reflejaron en lo que normalmente debe aplicarse el dinero de los mexicanos: empleo, bienestar social, crecimiento económico, desarrollo, pues.
Así, la tan cacareada “inversión” en Pemex (Fox y Calderón dixit) en realidad se llama endeudamiento de la paraestatal, al que recurre para satisfacer la voracidad del gobierno federal y cubrir la incapacidad de la Secretaría de Hacienda como cobradora de impuestos en otros renglones de la economía nacional, en especial los controlados y usufructuados por la siempre participativa y socialmente preocupada oligarquía.
Desde que en el salinato oficialmente se anunció la “despetrolización” de la economía mexicana, creciente ha sido, es, la petrolización de las finanzas gubernamentales, que entre las patas se ha llevado la salud financiera de Pemex.
De tiempo se escucha la advertencia sobre esta peligrosa cuan creciente dependencia. La Cepal, por ejemplo, informó que en 2006 los ingresos procedentes del petróleo mexicano se incrementaron 14.3 por ciento y representaron 38 por ciento de los ingresos públicos, “la participación más elevada desde 1987”. En ese año el precio promedio de la mezcla de petróleo nacional fue de 53.1 dólares por barril, es decir, 21.6 dólares más de lo proyectado a inicios del periodo. El presupuesto nacional para 2007 fue elaborado a partir del supuesto de que el barril de petróleo ascendería a 42.5 dólares, pero en realidad fue de 61.5 dólares, de acuerdo al reporte oficial de Pemex. Si bien la economía en conjunto no es muy dependiente del petróleo, dice el organismo especializado, “el fisco sí, por lo que, en concordancia con el objetivo de elevar la exigua carga tributaria (9.7 por ciento del PIB), (el gobierno mexicano) debería proponerse también reducir la dependencia de los ingresos públicos de los procedentes del sector petrolero”.
Lo mejor del caso es que entró en vigor el “nuevo régimen fiscal” para Pemex, el cual, de acuerdo con la versión oficial, “busca reducir la carga fiscal de la empresa y liberar recursos para inversión en exploración y explotación”, que le aportó 11 mil 158 millones de pesos, pero Hacienda se llevó todos los rendimientos más 16 mil127 millones más de pesos.
De ese tamaño es la ordeña y la “carencia de dinero” que, según esto, registra Pemex.
Entre la numeralia (cifras definitivas para 2007) divulgadas por la paraestatal sobresale el valor de las exportaciones de crudo y condensados: 44 mil 388 millones de dólares. En el año, el precio promedio ponderado de la mezcla mexicana de exportación fue de 61.6 dólares por barril.
Las ventas totales, incluyendo ingresos por servicios, aumentaron 2.9 por ciento respecto a 2006, registrando un máximo histórico de un billón 135 mil millones de pesos durante el 2007 debido, principalmente, a mayores precios de exportación del crudo.
Como citamos líneas arriba, el rendimiento antes de impuestos, derechos y aprovechamientos fue de 660 mil 152 millones de pesos (60 mil 753 millones de dólares), en comparación con 651 mil 718 millones en 2006. El monto de impuestos, derechos y aprovechamientos ascendió a 676 mil 278 millones de pesos, cantidad que representó un aumento de 11.8 por ciento en términos reales comparado con 2006.
Moraleja, versión Pemex: en 2007, la paraestatal “tuvo pérdidas por 16 mil 127 millones de pesos (mil 484 millones de dólares), variación que se explica principalmente por mayores compras de productos de importación”.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría: “¿Te imaginas, ya privatizado Pemex, que los nuevos dueños comiencen a solicitar regímenes especiales de tributación, con la muleta de que tienen que recuperar su inversión? No vaya a ser que después tengamos que rescatarlos (un Fobaproa más) por que quebraron. Entonces, adiós ingresos petroleros”
* El cambio y la continuidad le ordeñaron 3.3 billones de pesos
Cada año que pasa la ordeña del gobierno federal es mayor y, obvio es, peor su efecto en la salud financiera de Petróleos Mexicanos. La Secretaría de Hacienda llega y arrasa: se lleva absolutamente todo el rendimiento de la paraestatal, y lo que no tiene también.
Al cierre de 2007, por ejemplo, los rendimientos petroleros antes de impuestos –la ganancia, pues– sumaron 660 mil 152 millones de pesos. Pero llegó la depredadora Secretaría de Hacienda y se lo llevó todo, más 16 mil 127 millones que la paraestatal sin más remedio obtuvo por medio de endeudamiento, según las cifras definitivas de la propia empresa, difundidas ayer en el informe oficial correspondiente a dicho año.
El saqueo es indiscutible, pero a pesar de lo anterior Pemex asegura que tuvo pérdidas por 16 mil 127 millones de pesos en el ejercicio (2007) que “se explican principalmente por mayores compras de productos de importación”, y no como resultado de la rapiña del gobierno federal.
A lo largo de la última década (1998-2007), el gobierno federal y su cobradora, la Secretaría de Hacienda, ordeñaron absolutamente hasta el último centavo obtenido por rendimientos petroleros (alrededor de 3.7 billones de pesos en el periodo), más una “sobre cuota”, por darle nombre, no menor a 100 mil millones (que Pemex cubrió con endeudamiento), hasta totalizar poco más de 3.8 billones de pesos.
En esa década, los rendimientos petroleros oficialmente reconocidos como tales se multiplicaron casi por cinco tantos, al pasar de 140 mil millones en 1998 (el peor de los años en lo que se refiere a precio de la mezcla mexicana de exportación) a poco más de 660 mil millones en 2007, y todo se lo llevó la Secretaría de Hacienda, sin dejar así fuera un tanquecito de oxígeno para las finanzas de la paraestatal.
En diez años se obtuvieron 3.7 billones de pesos en rendimientos petroleros, de los que poco más de 80 por ciento (3.1 billones) se registraron en el sexenio foxista y en el primer año del calderonista, una mancuerna que en esos siete años le ordeñó a Pemex, vía la Secretaría de Hacienda, más de 3.3 billones de pesos. La diferencia, se llama endeudamiento de la paraestatal.
Lo peor del caso es que esos 3.3 billones de pesos ordeñados por el “cambio” con “continuidad” no se reflejaron en lo que normalmente debe aplicarse el dinero de los mexicanos: empleo, bienestar social, crecimiento económico, desarrollo, pues.
Así, la tan cacareada “inversión” en Pemex (Fox y Calderón dixit) en realidad se llama endeudamiento de la paraestatal, al que recurre para satisfacer la voracidad del gobierno federal y cubrir la incapacidad de la Secretaría de Hacienda como cobradora de impuestos en otros renglones de la economía nacional, en especial los controlados y usufructuados por la siempre participativa y socialmente preocupada oligarquía.
Desde que en el salinato oficialmente se anunció la “despetrolización” de la economía mexicana, creciente ha sido, es, la petrolización de las finanzas gubernamentales, que entre las patas se ha llevado la salud financiera de Pemex.
De tiempo se escucha la advertencia sobre esta peligrosa cuan creciente dependencia. La Cepal, por ejemplo, informó que en 2006 los ingresos procedentes del petróleo mexicano se incrementaron 14.3 por ciento y representaron 38 por ciento de los ingresos públicos, “la participación más elevada desde 1987”. En ese año el precio promedio de la mezcla de petróleo nacional fue de 53.1 dólares por barril, es decir, 21.6 dólares más de lo proyectado a inicios del periodo. El presupuesto nacional para 2007 fue elaborado a partir del supuesto de que el barril de petróleo ascendería a 42.5 dólares, pero en realidad fue de 61.5 dólares, de acuerdo al reporte oficial de Pemex. Si bien la economía en conjunto no es muy dependiente del petróleo, dice el organismo especializado, “el fisco sí, por lo que, en concordancia con el objetivo de elevar la exigua carga tributaria (9.7 por ciento del PIB), (el gobierno mexicano) debería proponerse también reducir la dependencia de los ingresos públicos de los procedentes del sector petrolero”.
Lo mejor del caso es que entró en vigor el “nuevo régimen fiscal” para Pemex, el cual, de acuerdo con la versión oficial, “busca reducir la carga fiscal de la empresa y liberar recursos para inversión en exploración y explotación”, que le aportó 11 mil 158 millones de pesos, pero Hacienda se llevó todos los rendimientos más 16 mil127 millones más de pesos.
De ese tamaño es la ordeña y la “carencia de dinero” que, según esto, registra Pemex.
Entre la numeralia (cifras definitivas para 2007) divulgadas por la paraestatal sobresale el valor de las exportaciones de crudo y condensados: 44 mil 388 millones de dólares. En el año, el precio promedio ponderado de la mezcla mexicana de exportación fue de 61.6 dólares por barril.
Las ventas totales, incluyendo ingresos por servicios, aumentaron 2.9 por ciento respecto a 2006, registrando un máximo histórico de un billón 135 mil millones de pesos durante el 2007 debido, principalmente, a mayores precios de exportación del crudo.
Como citamos líneas arriba, el rendimiento antes de impuestos, derechos y aprovechamientos fue de 660 mil 152 millones de pesos (60 mil 753 millones de dólares), en comparación con 651 mil 718 millones en 2006. El monto de impuestos, derechos y aprovechamientos ascendió a 676 mil 278 millones de pesos, cantidad que representó un aumento de 11.8 por ciento en términos reales comparado con 2006.
Moraleja, versión Pemex: en 2007, la paraestatal “tuvo pérdidas por 16 mil 127 millones de pesos (mil 484 millones de dólares), variación que se explica principalmente por mayores compras de productos de importación”.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría: “¿Te imaginas, ya privatizado Pemex, que los nuevos dueños comiencen a solicitar regímenes especiales de tributación, con la muleta de que tienen que recuperar su inversión? No vaya a ser que después tengamos que rescatarlos (un Fobaproa más) por que quebraron. Entonces, adiós ingresos petroleros”