¿Campo ganador?, ¡bah!
Queman a Lorena Ochoa
Guadalajara.- “Esto lo ve hasta un ciego a toda carrera”, solía decir mi abuela ante algo que de tan obvio era perceptible por cualquiera. México está en medio de una encrucijada grave y por más sofismas que se publiquen o se incluyan en los pronunciamientos de los políticos, ahí está.
En este país estamos enfrascados en discusiones torpes que no llevan más que a perder el tiempo en vez de actuar. Tiempo que México no tiene y que no puede perder.
Se habla contra la globalización y estamos inmersos en ella. Los bancos ya no son mexicanos, las empresas son transnacionales, son pocas las que quedan con capital nacional, los publicistas usan y abusan de anglicismos para vender. La industria textil está en crisis, la del calzado también. La importación de vestidos, telas y zapatos los está sacando del mercado, y hasta en Tlaquepaque se venden artesanías con modelos mexicanos elaborados en China.
El maíz —¿qué podemos decir del maíz—?, cuando la importación de este insumo se dispara 384 por ciento de enero del 2007 al día de hoy. Las compras pasaron de 10.2 mil toneladas a 40.5 mil toneladas (sólo de maíz blanco) del amarillo se elevaron a mil 888 por ciento más que en el año anterior.
¿Eso es eficiencia? Pasaron 15 años antes de la desgravación del maíz en el mentado TLCAN. Ciertamente, el gobierno de Felipe Calderón no es del todo culpable, pues a duras penas, tiene un año. ¿Pero, el de Vicente Fox? ¿Y el anterior? ¿A qué se dedicaron? A discutir, a despilfarrar, a pelearse por el poder, a no prevenir lo que era inminente.
Ahora vienen las marchas, las protestas, la petición de renegociación de TLCAN, cuando se afirma que hay maíz mexicano en las bodegas, pero a los compradores les resulta más barato importar en las cantidades que ellos quieran y claro, al agricultor nacional le ofrecen pagar con bilimbiques, o sea a lo que ellos quieren.
Se habla de la necesidad de que exista una rigurosa inspección en las fronteras para determinar si el maíz que se está importando esta libre de transgénicos y aflatoxinas; pues se sabe que frecuentemente estos productos tienen niveles superiores a lo aceptable para consumo humano. Todo eso está bien, pero ¿qué se va a hacer para fortalecer al agro mexicano?
No se sabe si Bebeto Cárdenas tenga algún un plan, pero de que se necesita, se necesita, y si él no lo tiene, pues que pongan él la Sagarpa a otro que sí sepa de los problemas del campo, que incentive la producción y la eficiencia en todos los capítulos de ese sector tan importante; porque andar haciendo spots sobre ¡el campo ganador y de pasada quemando a la inocente de Lorena Ochoa! No es la fórmula.
Si va al súper, fíjese en el departamento de carnes. Existen bonitos refrigeradores donde bien empaquetada, se ofrece carne de otras latitudes. De su calidad, ¿quién sabe?
Campo ganador, ¡bah!
Guadalajara.- “Esto lo ve hasta un ciego a toda carrera”, solía decir mi abuela ante algo que de tan obvio era perceptible por cualquiera. México está en medio de una encrucijada grave y por más sofismas que se publiquen o se incluyan en los pronunciamientos de los políticos, ahí está.
En este país estamos enfrascados en discusiones torpes que no llevan más que a perder el tiempo en vez de actuar. Tiempo que México no tiene y que no puede perder.
Se habla contra la globalización y estamos inmersos en ella. Los bancos ya no son mexicanos, las empresas son transnacionales, son pocas las que quedan con capital nacional, los publicistas usan y abusan de anglicismos para vender. La industria textil está en crisis, la del calzado también. La importación de vestidos, telas y zapatos los está sacando del mercado, y hasta en Tlaquepaque se venden artesanías con modelos mexicanos elaborados en China.
El maíz —¿qué podemos decir del maíz—?, cuando la importación de este insumo se dispara 384 por ciento de enero del 2007 al día de hoy. Las compras pasaron de 10.2 mil toneladas a 40.5 mil toneladas (sólo de maíz blanco) del amarillo se elevaron a mil 888 por ciento más que en el año anterior.
¿Eso es eficiencia? Pasaron 15 años antes de la desgravación del maíz en el mentado TLCAN. Ciertamente, el gobierno de Felipe Calderón no es del todo culpable, pues a duras penas, tiene un año. ¿Pero, el de Vicente Fox? ¿Y el anterior? ¿A qué se dedicaron? A discutir, a despilfarrar, a pelearse por el poder, a no prevenir lo que era inminente.
Ahora vienen las marchas, las protestas, la petición de renegociación de TLCAN, cuando se afirma que hay maíz mexicano en las bodegas, pero a los compradores les resulta más barato importar en las cantidades que ellos quieran y claro, al agricultor nacional le ofrecen pagar con bilimbiques, o sea a lo que ellos quieren.
Se habla de la necesidad de que exista una rigurosa inspección en las fronteras para determinar si el maíz que se está importando esta libre de transgénicos y aflatoxinas; pues se sabe que frecuentemente estos productos tienen niveles superiores a lo aceptable para consumo humano. Todo eso está bien, pero ¿qué se va a hacer para fortalecer al agro mexicano?
No se sabe si Bebeto Cárdenas tenga algún un plan, pero de que se necesita, se necesita, y si él no lo tiene, pues que pongan él la Sagarpa a otro que sí sepa de los problemas del campo, que incentive la producción y la eficiencia en todos los capítulos de ese sector tan importante; porque andar haciendo spots sobre ¡el campo ganador y de pasada quemando a la inocente de Lorena Ochoa! No es la fórmula.
Si va al súper, fíjese en el departamento de carnes. Existen bonitos refrigeradores donde bien empaquetada, se ofrece carne de otras latitudes. De su calidad, ¿quién sabe?
Campo ganador, ¡bah!